“Hay que estar en acción”
Continuamos con la entrevista que “desnuda” la sabiduría de Alfredo Lamont, publicada el 14 de enero de 1979
Por Imelda Tinoco
¿Qué clase de preguntas, de las que suelen formular sus lectores, son las que más le preocupan?
Las que representan una situación angustiosa, de soledad; las cartas de muchachas y muchachos solterones cuyo principal problema son una mamá enferma o un padre viejo al que hay que mantener y que no permite que se relacionen con posibles prospectos de matrimonio. Cartas de padres cuyos hijos son drogadictos o son homosexuales; hijos cuyos padres son alcohólicos o machos golpeadores… el cada vez más grande hueco generacional que día a día se hace más ostensible porque la población es de los jóvenes, o problemas de soledad, a todos los niveles y en todas las edades.
¿Y los clubes de corazones solitarios?
Me gustaría mucho formar algunos que subsanen la soledad de tantas personas, pero desgraciadamente no tengo tiempo para hacerlo.
¿Cuál es su mandamiento favorito?
Estar en la acción. No confundir acción con movimiento. Siempre tengo algo programado para hacer; mi mayor realización ha sido escribir este libro.
¿Algún pecado capital o venal que le llame la atención?
Todos los pecados capitales me llaman la atención, por ejemplo, robar... aunque creo que todos vivimos dentro del pecado; vivir fuera es un error, es como vivir fuera del erario.

