Vocación para servir y orientar
Continuamos con la entrevista que “desnuda” la sabiduría deAlfredo Lamont, publicada el 14 de enero de 1979
Por Imelda Tinoco
Cuando tiene usted que dar contestación a preguntas de áreas especializadas ¿qué hace?
Muchas personas inquieren como si yo fuera sacerdote, sicólogo, médico o alguna de estas autoridades. Entonces recurro a alguno de mis muchos amigos que se han especializado en ello y pido su opinión planteando los casos concretos que a mis lectores interesan. Por ejemplo: una chica me escribió preguntándome si era correcto que se ajuareara de blanco en su boda. Todos tenemos derecho a ser felices y yo les aconsejo a todos que lo sean.
¿Y su biblioteca?
He tenido la necesidad de hacer una biblioteca de almanaques, libros de cocina, de reglas de etiqueta, de compendios mundiales actualizados, generalmente en otros idiomas y libros de consulta sobre temas específicos, para poder dar contestación a muchas de las preguntas que requieren de un respaldo documental. Pero cuando en estos libros no está la respuesta, entonces recurro a compañeros periodistas que dominen el tema y es así como salgo adelante.
¿Hay en su libro algún indicio de autocensura?
Ninguno, aunque nunca, por regla, incluyo marcas de productos o nombres de las personas que me orientan sobre temas especializados, ya que mi propósito no es dar publicidad a nadie, sino que la columna sea de orientación y servicio social.
¿Le han ofrecido dinero por publicar la respuesta a algún interrogante?
Sí, en muchas ocasiones. Pero de ninguna manera he aceptado, porque si la gente comienza a intuir que me puede cohechar, entonces la columna perdería seriedad y siendo Excélsior una publicación de tanto prestigio.

