Inés... perada

La llegada de un bebé no sólo es una bendición, sino que provoca que los adultos nos comportemos como idiotas

Llevo más de tres horas viendo a mi hermana en su cuna y no dejo de emocionarme y sorprenderme cada vez que hace un ruidito… o ruidote.

Mi papá, su esposa, mi hermano y yo nos reunimos tres veces al día para ver su pañal lleno de caca y además ¡lo celebramos!

De pronto mi papá grita:

Héctor, Rodrigo, dejen todo lo que están haciendo y vengan lo más rápido que puedan a mi cuarto porque su hermana se acaba de hacer caca. ¡Apúrense!

Y lo más absurdo es que mi hermano y yo dejamos de ver pornografía en la computadora y corremos a toda velocidad para no perdernos ni un solo detalle del “ritual de cambio de pañal” de nuestra hermana recién nacida.

En cuanto llegamos, mi papá siempre está diciendo:

—¿Quién se acaba de hacer caca? A ver ¿De quién es esta caca preciosa? ¿Quién es la bebé con la caca más hermosa del mundo? ¡Qué cosa más hermosa acaba de hacer esta niña! ¡Muy bien Isabella!

¿Sabes qué es lo más ridículo de todo? Que entre nosotros nos peleamos para ver quién la cambia. Cinco minutos antes de llegar a ver el “ritual del cambio de pañal” de nuestra hermana, mi hermano y yo nos estábamos peleando porque yo no lo dejaba ver un video en YouPorn y ahora nos peleamos porque el no me deja ver a qué huele el pañal que tiene en sus manos.

—¿Qué te pasa? ¡Tú la cambiaste la última vez! Papito, dile a Rodrigo que yo soy el hermano mayor y que por lo tanto, a mí me corresponde cambiar a mi hermana… (todo esto dicho en tono de berrinche de un niño de ocho años… y ya tengo 42).

—Niños, ¡no se peleen, carajo!

—¿Niños? ¡Niño Rodrigo que tiene 13 años! No se te olvide que yo tengo 42.

—Pues te comportas como uno de ocho. Así es que devuélvele ese pañal a tu hermano y deja que sea él quien lo tire a la basura. ¡Parecen perros y gatos en un costal!

No cabe duda de que la llegada de un bebé no sólo es una bendición, sino que provoca que los adultos nos comportemos como idiotas. (incluyendo a mi papá)

Hace ocho meses cuando me dijo que su esposa estaba embarazada, no creas me lo dijo de la manera más “madura” que existe, ¿eh?

—Hijito, hay algo que necesitamos decirte Zara y yo, pero por favor no te vayas a enojar, te juro que nos estábamos cuidando, pero pasó de todos modos. Ya sé que vas a pensar que es una irresponsabilidad de mi parte, pero por favor entiéndelo… ¡Estamos esperando un bebé!

Y yo que sí soy una persona madura que gusta de analizar las cosas antes de reaccionar de manera visceral le contesté:

—¡Se te sigue parando a los 72 años! Eso es hereditario, ¿verdad? Ya sé cómo le puedes poner si es niña. Inés… perada. Pero si le quieres poner un nombre compuesto, le puedes poner: Ups, la regué.

Me voy porque ya llegué a los 2800 caracteres que “me exige” este periódico por columna y además ya es hora de ir a torturar a mi hermana dándole de mi pecho. (Me encanta cómo se desespera porque no sale leche).

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