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Nacional

“No hay pruebas en contra de militares”; ocho años del caso Ayotzinapa

El general José Rodríguez Pérez asegura que las acusaciones en su contra y otros cuatro detenidos están basadas en la declaración de sólo un capo

Jorge Fernández Menéndez | 26-09-2022

Las acusaciones en contra de cinco militares, ahora detenidos, por la desaparición y asesinato de un grupo de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en 2014, están basadas exclusivamente en la declaración de uno de los sicarios más sanguinarios del cártel Guerreros Unidos, Gildardo López, El Cabo Gil, quien está en libertad a pesar de haber reconocido su participación en el secuestro, desaparición y presunta muerte de los estudiantes.

Así lo afirma el general José Rodríguez Pérez, quien se entregó a las autoridades para esclarecer su situación, luego de que se le imputara por el delito de delincuencia organizada.

En entrevista desde el penal militar del Campo Militar número 1, Rodríguez Pérez, con 44 años de trayectoria, una foja de servicios impecables y con un récord de golpes contra el grupo delincuencial Guerreros Unidos, subraya que no hay pruebas contra los militares detenidos que vayan más allá de las declaraciones de El Cabo Gil, realizadas muchos años después de que ocurrieran los hechos.

El general, quien dice ser inocente y asegura que va a reivindicar su nombre, considera “una vileza” la acusación de delincuencia organizada presentada por la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa, en especial, las declaraciones hechas por el subsecretario de Gobernación,  Alejandro Encinas, quien afirmó que Rodríguez Pérez tuvo en sus manos a seis de los 43 normalistas y ordenó matarlos.}

“Fue una vileza, una cobardía”; entrevista con el general José Rodríguez Pérez

Afirma que no hay pruebas contra los militares detenidos que vayan más allá de las declaraciones de El Gil, realizadas muchos años después de que ocurrieran.

Soy inocente, lo que han hecho (el subsecretario Alejandro Encinas y la fiscalía especial) es una vileza, una cobardía. Yo me presenté ante las autoridades, doy la cara y demostraré que soy inocente, al igual que los otros cuatro elementos que están detenidos, me dice desde el penal del Campo Militar Número Uno el general José Rodríguez Pérez, detenido por la acusación de delincuencia organizada presentada por la comisión que encabeza el subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas, que está basada exclusivamente en la declaración de uno de los más sanguinarios sicarios del cártel Guerreros Unidos, el Cabo Gil, Gildardo López, en libertad desde el 2019 pese a que reconoció haber participado en el secuestro, la desaparición y la presunta muerte de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

No hay pruebas contra los militares detenidos que vayan más allá de las declaraciones de este sujeto, realizadas muchos años después de que ocurrieran los hechos. Un general con cuarenta y cuatro de servicio, con una foja de servicios impecables, termina bajo proceso por la acusación de un jefe de sicarios que reconoce haber participado en la desaparición de 43 estudiantes, además de muchos otros hechos delictivos y que está comprobado plenamente que sí participó en esos hechos. Ése es el drama que vive el general Rodríguez Pérez.

Lo entrevisté por la gestión de sus abogados defensores, César González y Alejandro Robledo en la prisión militar, donde el general Rodríguez Pérez, entre el enojo, y la estupefacción por la orden de detención librada por la Fiscalía y aceptada en forma automática por el juez de control desmonta, una vez más, la trama criminal que hubo aquel 26 de septiembre de 2014 en Iguala y desmiente la información proporcionada por el subsecretario Encinas, que incluso después de presentar su famoso informe, en una declaración pública sostuvo que el propio general Rodríguez Pérez tuvo en su poder un grupo de jóvenes y ordenó asesinarlos. El tema, una acusación gravísima, una vez más, no tenía sustento legal alguno, tanto que el general no está acusado penalmente por ello. Ésta es la entrevista.

JFM: Estamos en la prisión militar en el Campo Militar No. 1, en el área de locutorios. Quisiera comenzar por las razones por las que usted está aquí. Hubo acusaciones de la Subsecretaría que está investigando el caso Ayotzinapa, de la Fiscalía especial, acusaciones que hemos dicho que son infundadas, que no parecen tener un fondo. ¿Por qué está usted aquí? Usted se entregó voluntariamente.

JRP: Así es. Yo me entregué voluntariamente desde el momento en que se dio a conocer mi nombre, donde se me señala como una persona que participó en la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, de inmediato me puse a disposición de mis superiores para ver qué es lo que íbamos a realizar en esta imputación que realmente no es verdad, por lo que junto con mis subordinados procedimos a entregarnos, no a entregarnos, a presentarnos con nuestras autoridades para que ellos nos digan cuál es el procedimiento y estoy aquí interno por una acusación de delincuencia organizada.

JFM: A ver, si le parece regresamos luego a las acusaciones. Comencemos con lo que sucedió aquel 26 de septiembre del 2014, usted era jefe del cuartel militar de ahí, de Iguala, ¿por qué no nos cuenta qué fue lo que sucedió aquella noche?

JRP: Nos reportan que hay algunos estudiantes de Ayotzinapa que están en la caseta de cobro que va hacia Cuernavaca boteando, actividad común que realizaban ellos de boteo y estaban esperando posiblemente algún autobús para secuestrarlo, como lo hacían también comúnmente. Resulta que al parecer no pasa ningún autobús, deciden trasladarse a otro lugar y nos informan desde el C4 que van hacia la central camionera. El C4 es un lugar donde se encuentra la policía estatal, la policía municipal y nosotros tenemos elementos que están ahí de observadores, su función es escuchar todos los reportes que surgen en el municipio y en los demás municipios que son su responsabilidad para en algún momento dado tomar alguna acción, si es que nos llega a afectar. Sabemos que están en la central camionera, sabemos que toman unos autobuses, sabemos que van de salida y van sobre la calle, Melchor Ocampo al parecer. Y sabemos que hay una información que reporta que a un vehículo lo detuvieron unas patrullas y que hubo un enfrentamiento, que los estudiantes bajaron a enfrentarse con los policías, al parecer los policías que eran menos se espantan y los empiezan a golpear y creo para defenderse tratan de espantarlos disparando al aire. Eso es lo que le cuentan a un elemento de información, él no estuvo presente en ese momento, él llega y por lo que escucha de la gente que está ahí pues se entera de qué fue lo que pasó, a él no le consta, pero él lo reporta.

JFM: Pero, a ver, hay un tema que hemos platicado mucho, estuvieron estos disturbios, que no eran excepcionales en Iguala, semanas atrás habían quemado el palacio municipal los mismos jóvenes de Ayotzinapa por diferencias con el presidente municipal y por acusaciones incluso de asesinato contra el presidente municipal, el entonces presidente municipal Abarca, pero el ejército no puede salir sin pedido de autoridades civiles a atender disturbios civiles en Iguala o en cualquier otro lugar del país.

JRP: Así es, nosotros no tenemos por qué suplir en funciones a la policía municipal, nosotros sabemos que hay una fuerza pública que está actuando en contra de unos jóvenes que están realizando actividades de vandalismo en la ciudad, esto le toca a la policía hacerse cargo de esto, y tenemos conocimiento de que la policía está actuando, entonces nuestro proceder es únicamente de dar seguimiento, de que es lo que va a pasar. Tenemos conocimiento de que la policía ya tiene a los estudiantes, que los está tratando de detener, sabemos que los estudiantes están muy agresivos... La policía municipal era una fuerza que estaba plenamente identificada, está uniformada, tiene sus patrullas, pues está haciendo actividades que son de su responsabilidad, no tenemos por qué intervenir los militares.

JFM: A ver, mientras ocurren todos estos hechos, buena parte de los elementos que estaban en el cuartel, estaban en otras tareas, fuera de Iguala y llegan ya en la noche, mucho más tarde, y mucho después ustedes hacen algunos recorridos ya después de que los jóvenes habían sido detenidos por la policía municipal y ahora se sabe que entregados a los sicarios de Guerreros Unidos. Van ustedes a una clínica, donde hay información contradictoria porque la información que tenemos con fotos y demás es que llegan elementos del Ejército a pedido de la clínica a ver que los jóvenes estén bien, no a detener a los jóvenes, nunca fueron detenidos.

JRP: Exactamente. Bueno, tenemos un llamado, tenemos un alertamiento del C4 también, donde nos informan que al parecer en esa clínica ingresó gente armada.

JFM: Que es a partir de una denuncia también de gente de la clínica al C4.

JRP: Exactamente. Nosotros actuamos cuando nos piden apoyo, si nunca nos piden apoyo pues nunca vamos a actuar. Esta persona habla y manifiesta que al parecer hay gente armada en el hospital Cristina, bueno, ahí ya una solicitud de apoyo, yo tengo que tomar una acción y la acción fue designar un personal para que fuera a esa clínica Cristina y que verificara la información, pero ese personal no salió directamente del Batallón hacia la clínica, sino, recuerdas, hubo un evento en el cruce de Santa Teresa en la dirección que va a Chilpancingo, ahí hay un evento donde también llegan unas personas al Batallón y solicitan el apoyo del personal militar porque en ese crucero se estaba presentando gente armada y habían disparado en contra de un autobús donde iban el equipo de futbolistas. Si te das cuenta, nos están pidiendo el apoyo, llegan directamente a pedirnos el apoyo, mi acción de inmediato fue organizar un grupo, que es la fuerza de reacción y que sale a Santa Teresa para ver qué es lo que está sucediendo en Santa Teresa, al decirnos que es un grupo armado que está realizando ataques contra los vehículos que pasan por ese crucero, yo pienso “Si llega esta fuerza y es atacada, va a requerir de un apoyo”, yo ya no tenía gente en la unidad, no tenía, tenía al de la oficina, al cocinero, al peluquero, a los de la guardia, que eran muy pocos, y ordeno que se formé otra fuerza de reacción, al mando del capitán Crespo y ordeno que se vaya a la salida de Chilpancingo, por si a la hora que llega Vázquez, porque la distancia del Batallón hacia el crucero es de treinta, treinta y cinco minutos, espero que él me informe, sí me informa que requiere apoyo, ya tenemos una fuerza avanzada para que le brinde el apoyo. Llega el teniente Vázquez a este crucero, nos informa lo que sucedió, lo que trágicamente ocurrió ahí, dos vehículos, dos taxis, un autobús, personal lesionado, se le ordena que acordone el área, que dé los primeros auxilios a quien pueda y que no se retire, y que les dé seguridad a toda la gente que está ahí hasta que llegue la autoridad. Bueno, una vez que ya tengo eso controlado, recibo la llamada de que en el hospital Cristina ingresó gente armada. Bueno, entonces a esa fuerza que yo había organizado para apoyar a Vázquez le ordeno que vaya al hospital...

JFM: Es la que va a la clínica Cristina...

JRP: Al llegar a la clínica Cristina me reportan que está todo apagado, tocan, abre un muchacho, se identifica el personal militar. Se identifican y con todas las medidas de seguridad, no sabemos qué es lo que hay adentro, entró el capitán y algunos elementos, hizo el recorrido y me reporta al final que no hay gente armada, que los que están ahí al parecer son estudiantes, eran entre 20 y 25 estudiantes que están ahí; los organiza, los baja, los sienta en una sala que tienen ahí. “Venimos porque tenemos un reporte de gente armada, ya vemos que no están ustedes armados, nos vamos a retirar”, cuando se están por ir, le comentan al capitán que tienen un muchacho herido, el capitán ve al muchacho, sí tiene un disparo en sedal, en la parte de arriba del labio y está con otro compañero. El capitán entonces solicita una ambulancia, esa ambulancia nosotros en el Batallón la solicitamos a la Cruz Roja. Antes de llegar al hospital Cristina el capitán me había reportado que en el paso hacia la clínica Cristina había encontrado unos autobuses y al parecer dos cuerpos que estaban tirados en la calle. Le digo: “Bueno, ya está lo del hospital Cristina, ya no hay ningún problema ahí, ya no hay ningún riesgo, entonces vamos a donde están los autobuses e infórmame qué es lo que hay ahí”. Llega a donde están los autobuses y me informa que hay dos personas del sexo masculino, y que al parecer están muertas por impacto de arma de fuego; hay tres autobuses vacíos, no hay absolutamente nadie en el área, le ordeno que acordone el área, vamos a hablarle a las autoridades para que lleguen a hacer su trabajo, pero le digo: “Deja una fuerza ahí y regresa al hospital Cristina porque si aquí hay dos personas que fueron baleadas, no sea que vaya a pasar algo en el hospital Cristina”. Regresa al hospital Cristina y cuando llega ya no están, ya se habían ido los estudiantes, le informa una persona que está ahí que los estudiantes se fueron cuando él salió, el muchacho que estaba herido se fue en un taxi junto con otro compañero. Correcto, regresa hacia donde están los autobuses y donde están las dos personas y ahí permaneces hasta que lleguen las autoridades. Las autoridades estaban en el cruce de Santa Teresa atendiendo el evento municipal, terminan como a las dos, tres de la mañana en Santa Teresa, esa misma autoridad viene acá donde está Crespo y ahí termina nuestro trabajo hasta las seis de la mañana.

JFM: A esa hora ya los jóvenes habían sido detenidos, los desapareció la policía municipal, ya habían sido entregados, horas antes, a los sicarios de Guerreros Unidos, eso se comprueba con las grabaciones de la DEA, prácticamente minuto a minuto qué es lo que ocurrió y ya era un hecho que ya había sucedido y no había forma de que ustedes lo supieran o que otra autoridad lo supiera con anterioridad. 

JRP: Exactamente, como usted lo dijo, se supo después, ¿verdad?, para esas horas ya habían sucedido muchas cosas que todos ignorábamos, todos lo supimos mucho después, ya con las narraciones y con todo lo que se dice, pero en hasta ese momento la lógica era: ‘fueron detenidos los estudiantes por la policía municipal, los llevaron a barandillas (ante un juez), los va a multar o los va a castigar y el día de mañana los sueltan’, ésa era la lógica de una fuerza que está actuando para detener a unos estudiantes, unas personas que estaban haciendo desmanes, ¿no?, ésa es la lógica, no que los fueran a entregar a sicarios y los fueran a desaparecer.

JFM: Esas detenciones y liberaciones habían ocurrido en muchas otras ocasiones en la propia ciudad de Iguala.

JRP: Claro. Habían incendiado el palacio municipal, ¿verdad?. Pero en ninguna actuación, ni cuando fueron al palacio municipal, ni cuando fueron otras veces, el personal militar actuó, en ningún momento, toda la actividad y la actuación era de la policía municipal, porque es la encargada de la seguridad pública, nosotros no somos encargados de la seguridad pública, en nuestros reglamentos se señala perfectamente, no podemos impedir las funciones ni hacer las funciones de la policía.

JFM: A ver, vamos a pegar un salto en el tiempo. Pasa todo esto, pasan estos años, desde el día uno hay sectores que están señalando que el Ejército fue responsable sin aportar pruebas, ésa es la realidad, y repentinamente en este informe que se presentó hace algunas semanas por el subsecretario Encinas con base en el trabajo de la Fiscalía especial, que encabeza Omar Trejo, salen usted y otros elementos acusados, pero de delincuencia organizada, ¿con qué bases lo acusan de ser parte o de estar en convivencia con la delincuencia organizada, con Guerreros Unidos?

JRP: En primer lugar, quiero señalar que nosotros estamos a favor de las familias, entendemos el dolor de las familias y nosotros siempre hemos cooperado con las familias y con los estudiantes, desde el primer momento que sucedieron los hechos siempre hemos cooperado con ellos, yo me entrevisté con los padres de los estudiantes dos días después de los eventos, donde me pedían apoyo y yo se los brindé, yo les hice algunas propuestas para poder localizarlos, junto a mí estaba el encargado de derechos humanos del estado de Guerrero, entre los dos atendimos a los padres de familia, eso quería que quedara claro, que la institución siempre ha prestado apoyo y siempre ha estado a favor de los padres, pero también no a cualquier costo, y fui señalado en forma completamente infundada.

JFM: Usted tiene un récord en el periodo que estuvo en Iguala de muchos golpes a Guerreros Unidos...

JRP: Así es, así es.

JFM: ...llama la atención que le digan que está en convivencia con Guerreros Unidos cuando golpeó a Guerreros Unidos.

JRP: Es ilógico, nosotros, siempre en los lugares que he estado, afortunadamente me ha tocado en muchos lugares de la República Mexicana, he actuado contra diferentes tipos de bandas, he hecho un trabajo que lo respalda mi expediente que se encuentra en la Secretaría de la Defensa Nacional.

JFM: ¿Cuántos años de servicio tuvo?

JRP: Cuarenta y cuatro años.

JFM: Usted ya está en retiro.

JRP: Tenía cuatro años en retiro.

JFM: Y cuarenta y cuatro años de servicio.

JRP: Tenía cuatro años de haberme retirado, disfrutando a mi familia, disfrutando a mis nietos, disfrutando el calor del hogar y ahora, bueno, mira, estamos en esta situación.

JFM: Usted se entregó, no se entregó, se presentó ante el mando de la secretaría y se puso a disposición de las autoridades.

JRP: Cuando supimos que había unas órdenes de aprehensión o que se nos señalaba, de inmediato nos presentamos para demostrar nuestra inocencia, estamos aquí para eso.

JFM: Ésa es una acusación, insisto, a la cual, por lo menos, desde mi punto de vista no le veo muchos fundamentos, y después hay otra acusación que tiene menos fundamentos aún y que es más grave, la que hizo el subsecretario en una declaración, diciendo que usted tuvo en sus manos a cuatro o seis elementos y que usted ordenó matarlos.

JRP: Sí, es una vileza lo que hicieron, una cobardía haberse manifestado al margen de la ley de esta persona (Encinas) y realmente estoy aquí, como te lo comentaba, por delincuencia organizada, que no tiene que ver nada con esa declaración que hizo esta persona, estoy aquí sustentado por una persona, un testigo protegido que tienen ellos...

JFM: Que además es un sicario que ustedes detuvieron.

JRP: Así es, y ellos lo reconocen. Yo que ahora estoy en esta situación me entero de la actuación de él, porque yo nunca me he enterado de las declaraciones de estas personas y me entero de todo lo que hizo, es decir, les dice qué es lo que hizo y cómo lo hizo y quién más participó, o sea, él les está diciendo y él me está acusando a mí con nada.

JFM: A ver, para poner las cosas muy claras, un general con cuarenta y cuatro años de servicio, con una foja de servicios impecables, termina bajo proceso por la acusación de un jefe de sicarios que reconoce haber participado en la desaparición de 43 estudiantes, además de muchos otros hechos delictivos y que está comprobado plenamente que sí participó en esos hechos. Eso podría ser un poco la síntesis del tema.

JRP: Así es, efectivamente. Estamos aquí por la acusación, señalamiento de esta persona y mira adónde hemos llegado, conmigo y con mis subordinados que están por el mismo delito también.

JFM: A ver, para terminar general, ¿qué es lo que espera?, ¿qué es lo que espera de la justicia?, ¿qué es lo que espera de la sociedad?, ¿qué espera que ocurra cuando termine este proceso?

JRP: Mira, yo lo que espero, en primer lugar, de la sociedad es que no nos juzguen como lo hizo esta persona, que se enteren, que esperen el resultado jurídico, que debe de existir, que nos avala la razón, somos inocentes, pero vamos a salir, la institución nos está apoyando.

JFM: ¿Su familia lo está apoyando?

JRP: También, también.

JFM: Y también es importante para la sociedad que haya transparencia realmente en lo ocurrido, lo que se pueda después de tantos años.

JRP: Mira, creo que el mejor ejemplo de transparencia es que estamos aquí, que nos presentamos, que estamos afrontando, que estoy dando la cara, para que conozcan cuáles fueron los hechos, que vean cuál es la carrera que tengo en el Instituto Armado.

JFM: Tiene también un buen equipo de abogados civiles...

JRP: Tenemos un muy buen equipo de abogados, valientes, porque en esta situación se necesita ser valiente también porque hay cosas que pasan, pero sé que van a hacer un buen trabajo, que vamos a salir adelante con la cara en alto y que voy a reivindicar mi nombre.

 

 

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