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Nacional

Tradiciones: Voladores de Papantla, dueños del cielo

Este rito es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y aunque está presente en diferentes culturas mesoamericanas, Veracruz se lleva el reconocimiento

Redacción/ Fotos: | 24-01-2017

CIUDAD DE MÉXICO. 

Quien haya pisado suelo veracruzano no solo queda impactado por su café y su gastronomía -picadas y mariscos, qué más puedes pedir-, el espectáculo de Los Voladores de Papantla es único en el mundo y definitivamente impresionante.

A pesar que el ‘rito de los voladores’ no sólo se presenta en Papantla -Colima, Jalisco y Nayarit son entidades que presentan este espectáculo, y hasta en la explanada del Museo de Antropología en la CDMX- es en esta zona de Veracruz donde sobrevive más la tradición.

Ir a Papantla es toda una experiencia, la cual vale la pena soportar a pesar del inmenso calor que se siente en esta zona, que se compensa con el aroma a vanilla que a veces se cuela por la zona.

La ciudad tiene una profunda admiración por estos ‘hombres-pájaro’, caminar por sus calles es un recordatorio constante de su importancia en la comunidad; murales, azulejos, artesanías, todo está dedicado a estos hombres, lo cual hace sentido al mirar la monumental estatua de 18 metros de un volador.

El espectáculo es impresionante. Uno toma su lugar en la calurosa explanada de la iglesia de Papantla, donde se localiza un palo de 37 metros -el más alto utilizado para este ritual-, mientras se observa la llegada de los voladores ataviados con el traje típico totonaca.

En la cabeza se colocan un pañuelo y encima un penacho de diferentes colores, y encima de su manta blanca, círculos de colores, figuras de flores, plantas, aves, flecos que aluden a los rayos del sol, así como unos pantalones rojos.

La ceremonia inicia desde que los hombres-pájaro salen a buscar el palo, el cual solo puede ser de tres variedades (zuelania ghidonia, aspidosperma y carpodiptera ameliae) debido a su resistencia.

Los hombres llegan con la cabeza baja hasta el palo y comienzan a escalar hasta la cima del poste, mientras el público permanece callado y muchas veces temeroso ante tal hazaña, de la cual seguramente muchos sienten admiración, y algunos otros nauseas por las vueltas.

Los cuatro hombres representan los cuatro puntos cardinales, los cuales colgados de un solo pie descienden del palo en 13 vueltas, como lo marca la tradición. Este descenso representa la caída de la lluvia, necesaria para que los campos sean fértiles.

Mientras los voladores descienden, un quinto hombre los acompaña con la música, mientras se balancea en lo más alto del palo, como si la adrenalina del espectáculo no fuera suficiente. Él toca un tambor y una flauta, todo sobre un solo pie.

Como muchas de las tradiciones que envuelven a la cultura mexicana, este rito que también es una danza, envuelve el misticismo de varias culturas mesoamericanas que alababan la fertilidad como un elemento fundamental de su vida diaria.

Aunque no se conoce el origen exacto de este ritual y ha sufrido algunos cambios por la influencia de la modernidad, es uno de los espectáculos que más llaman la atención, tanto a mexicanos como extranjeros.

Si nunca han ido a Papantla a ver el espectáculo en su lugar de origen, pero, lo han visto en otras zonas o incluso en Internet, sabrán que es un ritual digno de admirarse, tanto por la valentía de los hombres como por la fortaleza de los mexicanos por mantener sus tradiciones y cultura.

fbp

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