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Inmigrantes, principal blanco del robo de salarios

Miles de trabajadores se han enfrentado a largos juicios para reclamar a sus patrones el pago justo por sus labores o las horas extras

AP | 15-10-2021
Representante legal de inmigrantes durante una disputa en 2014 con sus empleadores. Foto: AP
Representante legal de inmigrantes durante una disputa en 2014 con sus empleadores. Foto: AP

WASHINGTON.

El Departamento del Trabajo de Estados Unidos no pregunta a las víctimas de presunto robo de salarios si son inmigrantes o no. Afirma que analiza los casos sin importar el status inmigratorio de los trabajadores.

Sin embargo, un análisis que hizo el Center for Public Integrity (Centro por la Integridad Pública) de estadísticas del Departamento del Trabajo y de la Oficina del Censo reveló ayer que los sectores que más inmigrantes emplean tienen los índices de robo de salarios más altos.

A nivel nacional, 16% de los trabajadores de Estados Unidos nació en el exterior, pero en el área de corte y cosido de ropa, los inmigrantes constituyen 42 por ciento.

Son frecuentes los casos de inmigrantes que sufren robo de salarios, como el de la mexicana Audelia Molina, quien ganaba 10 centavos por cada prenda que recortaba en un taller de Los Ángeles, la capital de la confección de prendas de vestir de Estados Unidos.

Su sueldo era tan bajo que empezó a trabajar 11 horas diarias para aumentar su producción.

Cuando pidió un aumento, su supervisor se lo negó, por lo que ella renunció en julio del 2017 y acudió a un abogado laboral para que la ayudara a interponer una demanda por salarios impagos ante la Comisión del Trabajo de California.

Un año después, la justicia falló que Molina cobraba un promedio de 199 dólares a la semana, lo que violaba las leyes laborales, incluidas las que rigen el pago de horas extras y las que disponen que una persona debe ganar al menos el sueldo mínimo del estado, que era de 10.50 dólares la hora.

El antiguo patrón de Molina, sin embargo, no le pagó los 23,000 dólares que le debía ni los servicios de los abogados. Su mejor opción era solicitar ayuda de un fondo del Estado para trabajadores del sector que fueron robados.

Le tomó más de dos años  recibir su cheque y su antiguo patrón todavía no reembolsó al fondo estatal, como requiere la ley.

Molina, quien lleva 30 años viviendo en California, se vio envuelta en un ciclo tóxico que existe desde hace siglos: Los inmigrantes se encargan de los oficios peor pagados y más arduos y son las principales víctimas de patrones que no pagan salarios justos. Y cuando acuden a los tribunales o hacen reclamos ante las autoridades, como en el caso de Molina, generalmente reciben una compensación menor que la que les correspondía con tal de cobrar más rápido o se embarcan en procesos inacabables.

Te pagan lo que quieren’’, dijo Molina, quien hoy tiene 58 años. “Lo único que les importa es que se haga el trabajo lo más rápidamente posible’’.

Igual que los ciudadanos estadunidenses, los no ciudadanos cuyos empleos están amparados por el Fair Labor Standards Act (Ley de Normas Laborales Justas) tienen derecho a cobrar horas extras después de trabajar 40 horas semanales y a un sueldo mínimo. Pero no es inusual que un inmigrante, tenga permiso de residencia o no, sea intimidado por el patrón —lo que es ilegal— cuando trata de hacer valer sus derechos.

La inmigración es una parte integral del crecimiento económico del país”, señaló un informe del 2016 de la Academia Nacional de Ciencias. “Si la economía estadunidense crece y requiere de más trabajadores para reemplazar a los que se jubilan y para crear nuevas empresas e industrias, la principal fuente de empleados serán los inmigrantes de primera y segunda generación”.

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