Retrato hablado: Vladimir Putin, el más poderoso
El Presidente de Rusia es el hombre más poderoso del mundo, según la revista Forbes, pero guarda los detalles de su vida privada como un absoluto secreto de Estado
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de noviembre.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, saltó al primer lugar de la lista de la revista Forbes de Los hombres más poderosos del mundo de 2013, superando por primera vez al mandatario de Estados Unidos, Barack Obama.
Aunque diarios como The Guardian y Mirror aseguran que la decisión de Forbes responde a una estrategia de los “medios corporativos” estadunidenses para “castigar a Obama” por no atacar a Siria, el escándalo de espionaje y el cierre del gobierno federal, no se pueden dejar de lado los argumentos de la revista:
El mandatario “ha consolidado su control sobre Rusia y cualquiera que haya visto la partida de ajedrez sobre Siria tiene una idea clara del cambio de poder en el escenario mundial con Putin”, escribió Forbes.
La revista de negocios estadunidense recuerda también que con las reformas a la Constitución, Putin podría gobernar hasta 2024 a los 143 millones 600 mil habitantes de un país que produce 10.6 millones de barriles de petróleo al día, superado únicamente por Arabia Saudita, según el Reporte Estadístico de Energía en el Mundo de British Petroleum 2012.
Por si fuera poco, controla el mayor arsenal nuclear del mundo y tiene un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), agrega Forbes.
Pero la revista también llama autócrata a Vladimir Vladimirovich Putin, un calificativo al que el mandatario ya debe estar acostumbrado, aunque eso no signifique que lo tolere.
De acuerdo con Peter Truscott, considerado el biógrafo de Putin, el mandatario no acepta críticas ni sugerencias y evita la disidencia política y la oposición a cualquier costo. Es, en resumen, una mezcla de Lenin, Stalin y de Pedro el Grande dispuesto a engrandecer a la Rusia ex comunista con un capitalismo al estilo de China, dice Truscott, quien publicó el libro Vladimir Putin: líder de la nueva Rusia (El Ateneo, Argentina, 2005).
Esa opinión sobre el mandatario coincide con las noticias recientes sobre la represión en Rusia. Las recientes medidas legales contra los grupos disidentes como las jóvenes del grupo Pussy Riot, la mano dura contra los activistas de Greenpeace o la legislación que prohíbe las expresiones homosexuales evidencian que Putin “gobierna desde sí mismo, para sí mismo”, dijo el periodista británico Alastair Vaughan al periódico boliviano Página Siete.
Putin evita a toda costa revelar detalles sobre su familia. Su vida privada es considerada un secreto de Estado, asegura la revista estadunidense Time.
De su familia se sabe poco. Gracias a la agencia estatal de noticias Russia Today se sabe que Putin conoció a la azafata Liudmila Shkrébneva en el teatro de Leningrado en 1980; que fueron novios tres años y se casaron en 1983; que tuvieron dos hijas: María, nacida en 1985, y Yekaterina, en 1986.
Sin embargo, la agencia aclara en su sitio web que “los familiares de Putin no son personas públicas”. Es por ello, recuerda Time, que los rusos no conocen el rostro de las hijas del mandatario, pues no hay fotografías suyas y no se sabe si viven en Rusia.
Por decisión del mandatario, el mundo se pudo enterar que la pareja puso fin a su matrimonio en junio pasado.
Los medios rusos están acostumbrados a ese silencio, dice Time, que recuerda que en 2008 fue cerrado el diario Moskovsky Korrespondent debido a que se atrevió a publicar que Putin había abandonado a su esposa para casarse con una gimnasta de 24 años.
Los hobbies poco ortodoxos para un mandatario —y sobre todo para uno de 61 años— son el “talón de Aquiles” de la política de privacidad del Kremlin, que difunde imágenes de Putin montando a caballo con el torso desnudo, nadando, cazando, pescando, disparando todo tipo de armas, buceando, jugando hockey sobre hielo en una liga profesional, en submarinos, conduciendo un auto de Fórmula 1 o practicando yudo, deporte en el que es cinta negra.
Un espía desconocido
Periodistas y analistas coinciden en señalar que Putin ejerce su gobierno con lo aprendido durante los 16 años que estuvo en el Comité de Seguridad Estatal (KGB) y en el Servicio Federal de Seguridad (FSB).
Para llegar ahí, Putin debió completar primero su licenciatura en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Leningrado, actualmente llamada San Petersburgo, donde nació el 7 de octubre de 1952.
Su padre fue el soldado Vladimir Spiridonovich Putin, quien resultó herido durante la invasión nazi, pero se recuperó y trabajó en una fábrica que construía vagones del metro de Leningrado. Ahí también trabajó su madre, María Ivanovna Shelomova. La pareja tuvo tres hijos, pero uno falleció meses después de nacer y otro durante el bloqueo nazi a la ciudad.
De acuerdo con Russia Today, Putin fue fichado en la universidad para ingresar a la KGB. Por ello, en 1975 comenzó a acudir a la escuela de los servicios secretos y poco después tuvo sus primeras tareas de contraespionaje. Luego fue trasladado al Departamento de Inteligencia Exterior de San Petersburgo.
Diez años después, Putin fue enviado a Dresde, Alemania Oriental. Según explica el mismo mandatario en su libro autobiográfico En primera persona, sus tareas en esa ciudad eran de rutina: “recopilar y analizar la información sobre la OTAN, enemigo número uno de la Unión Soviética y del bloque del Pacto de Varsovia”.
Putin regresó a Leningrado en 1990 para trabajar en la misma universidad en la que estudió. Ahí encontró a su antiguo profesor, Anatoli Sobchak, quien un año después, tras ganar la elección para la alcaldía de San Petersburgo, nombró a su pupilo como presidente del Comité de Relaciones Exteriores.
Ese mismo año, Putin renunció a la KGB por su fallido intento de derrocar al presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y cinco años después renunció a su cargo en la alcaldía cuando Sobchak perdió las elecciones para su reelección.
Fue llamado a la administración del primer presidente de la Federación de Rusia, Boris Yeltsin, en la que ocupó la subjefatura de la Administración Presidencial.
En 1998 fue nombrado director del Servicio Federal de Seguridad, sucesora de la KGB, y en agosto de 1999 fue designado primer ministro por Yeltsin.
Putin enfrentó un enorme desafío: extremistas invadieron Daguestán para intentar separar el Cáucaso de Rusia. El flamante primer ministro, apoyado por Yeltsin, enfrentó con mano dura a los separatistas.
“La invasión de Daguestán creaba un ambiente propicio para acabar con Rusia. Había que pararlo inmediatamente… yo tenía que hacerlo pagando el precio de mi carrera política”, publicó Putin.
Acosado por crisis económicas y políticas, y una mínima aprobación de su gestión, Yeltsin anunció su renuncia la tarde del 31 de diciembre de 1999. En su último discurso como mandatario, anunció que dejaba el cargo a Vladimir Putin, a quien ya le había entregado el maletín nuclear, enlace del Presidente con el arsenal nuclear del país.
“El país dispone de un hombre fuerte, digno de ser Presidente, con el que prácticamente cada ruso vincula sus esperanzas de futuro. No voy a molestar, no hace falta esperar medio año más”, dijo Yeltsin sobre su sucesor.
En un principio el mundo se preguntó quién era y de dónde venía Putin, e incluso circularon rumores de que había tomado el Kremlin por sorpresa gracias a sus habilidades como agente de la KGB, recuerda Truscott.
Sin embargo, Putin ganó la Presidencia en marzo de 2000, y en su primer periodo enfrentó con mano dura los nuevos atentados de terroristas del Cáucaso Norte, la pobreza pasó de 29% en 2000 a 18% en 2004 y emprendió reformas políticas que lo llevaron a reelegirse en 2004.
Debido a que la Constitución rusa impide al Presidente reelegirse para un tercer mandato, Putin apoyó la candidatura del primer viceministro, Dimitri Medvedev, quien ganó la elección y designó a Putin como primer ministro.
Ya en los comicios de 2012, Putin compitió y ganó la Presidencia, pero esta vez gobernará durante seis años, hasta 2018, y podrá volver a aspirar al cargo por seis más, hasta 2024.
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