Genio por derecho; Kyle Shanahan ha logrado ser luz en San Francisco

CIUDAD DE MÉXICO.

Aún guarda rastros indelebles de una figura que dejó huella en la NFL; su segundo nombre es uno de ellos. Kyle Michael Shanahan creció mirando cómo su padre conducía a Denver a dos campeonatos de Super Bowl y hoy podría pavimentar el camino para llevar a los 49’s de San Francisco al mismo puerto.

En ocasiones, lejos de ser un impulso, el apellido puede jugar en contra. Kyle ha padecido de críticas que intentan disminuirlo bajo la sombra de su padre. “Está ahí por ser un Shanahan” ha sido una frase recurrente en sus inicios en la NFL y ha tenido que ganarse un nombre propio, tarea para la cual ha trabajado sin parpadear.

Toda historia de logros tiene etapas de crisis que marcan un antes y un después, que dan el impulso o sentencian una promesa. Shanahan eligió el impulso tras perder, como coordinador ofensivo de Atlanta, un Super Bowl a manos de los Patriotas en una de las remontadas más inimaginables de la historia. Él llamaba las jugadas de ese ataque que dejó ir una ventaja de 28-3.

Hoy, a sus 40 años, se ha manifestado como un genio ofensivo. Sus tres temporadas bajo el mando de San Francisco, al que tomó en estado de desorientación, han sido suficientes para que ya se hable de él como uno de los mejores head coaches de la actualidad.

Su padre, Mike, siempre intentó alejarlo de su sombra, pensaba que era lo mejor para él y condicionó a que Kyle condujera por dos años al hilo a una ofensiva terminando en el top 5, y lo logró, con los Texanos de Houston. Así, padre e hijo se unieron en el final de la carrera de uno y en el inicio de otro con los Pieles Rojas de Washington, en donde estuvieron hasta 2013.

El éxito de Kyle como coach tiene un mérito individual, claro, con aprendizajes de su entorno, pero una filosofía. “Sólo sé tú, y haz lo mismo que has hecho para llegar a este lugar”, fue el mensaje al quarterback Jimmy Garoppolo, antes de recibir hoy a los Vikingos.

AMU