Alan Mozo, un sueño y una carta

El apertura 2018 ha sido el torneo de la consolidación del joven lateral de los Pumas, cuyo nombre fue coreado en el Estadio Olímpico el domingo pasado, su padre relata su historia

Foto: Mexpsort

CIUDAD DE MÉXICO.

“Me llamo Alan Mozo Rodríguez. Mis equipos favoritos son el Pumas y Barcelona, me gustaría ser jugador profesional”, escribió en 2006 en una carta el defensa titular más joven de los Pumas que en ese entonces era un niño de 9 años.

Doce años más tarde, ese chico que jugaba futbol y basquetbol fue coreado por el Estadio Olímpico tras su actuación en la vuelta de los cuartos de final del Apertura 2018 contra los Tigres defendiendo la camiseta de los Pumas al tiempo que su padre se emocionó hasta las lágrimas en las gradas.

 

 

Alan es un buen muchacho, muy dedicado, muy comprometido, toda su vida ha querido ser futbolista. Sólo está cosechando lo que ha sembrado desde que tenía tres años, que ahí es la edad en la que empezó a jugar futbol”, cuenta Román Mozo, papá de Alan, después de escuchar a la afición de Pumas corear el nombre de su hijo.

Practico el futbol desde que tenía tres años, también juego basquet y me gustan todos los deportes”, se describe el niño que fantaseaba con ser igual al brasileño Dani Alves, entonces jugador del Barcelona.

A los Pumas intentó entrar tres veces. Se quedó a los 16 años y hubo que hacer maletas en su casa.

Se fue a vivir con su abuelita y su mamá lo siguió para que continuara en la escuela y estuviera siempre entregado en los entrenamientos.

 

 

Somos de la universidad, aquí estudiamos, nos titulamos en Ciudad Universitaria. La necesidad del trabajo nos hizo cambiarnos, todos nacieron aquí en la Ciudad de México y hasta los 16 años lo recibieron por fin en la Cantera, después de tres intentos, fueron tres intentos para entrar a Pumas. Él tuvo que sacrificar cosas con tal de cumplir su sueño y valió la pena”, relata el papá del chico de 21 años.

Todos nosotros vivimos en el Estado de México y tuvo que salirse de la casa cuando lo aceptaron. Salir con su abuela, mi esposa tuvo que seguirlo para estar al tanto de él. Dejar fiestas, amigos, muchas cosas, con tal de lograr su sueño. El día de la boda de su hermana casi no asiste porque estaba concentrado en la pretemporada”, complementa.

Sergio Egea lo mandó a una cancha profesional por primera vez en septiembre de 2017, en un juego contra las Chivas que terminó empatado a uno. Debutó con el número 310, con David Patiño heredó el número dos que dejó José Carlos Van Rankin y en el actual torneo se adueñó de la banda derecha del equipo universitario.

 

Mozo, en medio, hecho en CU.

 

Esperó mucho tiempo. Fue difícil, pero tenía bien puesta su meta, quería jugar en Pumas. Toda su vida fue su sueño. Fue difícil, fue sacrificio, ser perseverante”, comparte el egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Desde que subió al primer equipo, el chileno Nicolás Castillo, ahora en el Benfica de Portugal, lo convirtió en uno de sus protegidos y la primera vez que fue coreado por la grada del Estadio Olímpico fue en un partido contra el Necaxa, en el que anotó uno de los goles de los Pumas, recortando a dos jugadores rivales y corriendo a festejar con la Rebel.

Es muy emocionante, es la segunda vez que la tribuna empieza a corear su nombre en su primera temporada como titular, estoy muy emocionado, muy conmovido. La primera vez que lo corearon fue la ocasión en la que anotó un gol, la Rebel comenzó a corear su nombre y ahora otra vez, cuando hizo la marca del jugador de Tigres, le echó el cuerpo, ahí se ganó a la afición”, narra Román Mozo.

 

 

El trabajo de Alan Mozo contra los Tigres fue anular a Javier Aquino, también atacante de la Selección Mexicana, y más tarde paró en seco a Enner Valencia, uno de los jugadores más caros de la Liga MX.

Ahora se prepara para enfrentar al América. “Jugando así, los Pumas pueden con cualquiera”, asegura el papá de Alan Mozo.

La carta del entonces niño de 9 años, el octavo nieto de sus abuelos y segundo hijo de su familia termina así: “.... Fin”.

 

Su hermana, su madre y su padre Román. Y el pequeño campeón. Fotos: Cortesía Román Mozo y Mexsport

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