¿Qué es la hipertensión ocular y cuáles son sus causas? Esto responde la ciencia
La hipertensión ocular es un aumento de la presión interna del ojo, que es peligrosa porque no suele presentar síntomas claros ni dolor.

La hipertensión ocular es una condición sigilosa que eleva la presión dentro del ojo y preocupa a los especialistas por su estrecho vínculo con el glaucoma y la pérdida de la visión a lo largo del tiempo.
Muchos llegan a la consulta sin saber que sus ojos sufren estrés por el líquido acumulado, una realidad que detectada a tiempo evita daños irreversibles en el nervio óptico y preserva tu salud visual a largo plazo.

¿Qué es la hipertensión ocular?
Tu ojo es como un globo lleno de un líquido transparente llamado humor acuoso, el cual debe fluir y drenarse constantemente para mantener un equilibrio saludable y funcional, necesario para tu vista.
Cuando este sistema de drenaje falla o se produce demasiado líquido, la presión interna sube por encima de los 21 milímetros de mercurio (mm Hg), una cifra límite que los médicos vigilan con lupa en cada revisión oftalmológica.
A diferencia del glaucoma, un grupo de enfermedades oculares que dañan el nervio óptico, la visión no se ha perdido, por lo que se le considera una "sospecha" o advertencia previa a una enfermedad mayor y más grave.
Te explicamos las características de la hipertensión ocular, de acuerdo con The College of Optometrists y Cleveland Clinic:
- Presión elevada: Mediciones superiores a 21 mm Hg en dos o más visitas al especialista para confirmar la hipertensión.
- Visión intacta: No existen defectos en el campo visual ni pérdida de la vista periférica confirmada.

¿Cuáles son las señales de alerta de la hipertensión ocular?
Lo más traicionero de esta condición es que suele comportarse como si no existiera, pues la gran mayoría de las personas no experimenta ningún síntoma físico evidente que sirva de aviso temprano de la presión.
No esperes dolores de cabeza frecuentes ni mareos repentinos, ya que la hipertensión ocular rara vez duele, haciendo que los exámenes de rutina sean tu única herramienta de defensa real contra el avance del daño.
El origen del problema suele radicar en el ángulo de drenaje del ojo, que puede bloquearse por pigmentos, lesiones previas o simplemente fallar al filtrar el líquido que se ha acumulado dentro de la estructura ocular.
Factores como el estrés cotidiano, tener más de 40 años o el uso prolongado de medicamentos esteroides pueden inclinar la balanza hacia este desequilibrio peligroso de los fluidos internos, aumentando tu riesgo.
Estas son las alertas principales, según American Academy of Ophthalmology (AAO):
- Asintomático: Generalmente, no presenta dolor ni cambios en la visión, es un mal silencioso que requiere chequeos.
- Falla de drenaje: El sistema de salida del ojo está bloqueado o funciona lentamente, acumulando humor acuoso.
- Sobreproducción: El ojo fabrica más humor acuoso del que es capaz de evacuar constantemente.
- Factores de riesgo: Edad avanzada, diabetes, miopía extrema o antecedentes familiares directos de glaucoma.

¿Qué causa la hipertensión ocular?
La hipertensión ocular puede suceder por algunas causas ligadas a problemas con lesiones y algunas complicaciones luego de procedimientos médicos. Es importante identificarlas para saber cómo actuar:
- Producción excesiva de líquido: El ojo produce más humor acuoso del que es capaz de evacuar, generando un desequilibrio que eleva la presión.
- Uso de medicamentos: La utilización prolongada de medicamentos esteroides (corticosteroides), ya sea en gotas u otras presentaciones, puede aumentar la presión intraocular.
- Traumatismos oculares: Lesiones en el ojo o cirugías oculares previas pueden alterar el equilibrio de los fluidos internos.
- Bloqueos por otras condiciones: Enfermedades como el síndrome de dispersión pigmentaria o el síndrome de pseudoexfoliación desprenden partículas (pigmentos o proteínas) que obstruyen el sistema de drenaje.

¿Cómo tratar la hipertensión ocular?
La buena noticia es que tener la presión alta no es una condena, pues tu médico puede optar simplemente por vigilarte de cerca mediante visitas programadas si considera que el riesgo de progresión es bajo.
Si el peligro aumenta, entran en juego las gotas oftálmicas recetadas, diseñadas químicamente para reducir la producción de líquido o ayudar a que el ojo lo expulse con mayor facilidad y rapidez para normalizar la presión.
En casos puntuales donde las gotas no bastan, existen procedimientos láser que abren los canales de drenaje obstruidos para liberar esa tensión acumulada antes de que el nervio sufra daños.
Estas son las opciones para controlar la presión ocular, de acuerdo con Cleveland Clinic:
- Observación: Monitoreo frecuente de la presión sin medicación inmediata si no hay daño en el nervio.
- Gotas de drenaje: Fármacos como prostaglandinas que aumentan la salida de fluidos oculares.
- Gotas reductoras: Medicamentos como betabloqueadores que bajan la producción de líquido interno.
- Láser o cirugía: Intervenciones físicas para abrir el drenaje si los fármacos fallan en su misión.
Aunque no existe una cura definitiva, el tratamiento adecuado frena el avance hacia el daño nervioso, protegiendo tu vista a largo plazo y evitando que la condición evolucione hacia un glaucoma irreversible.
Cuidar tu salud, mantener la presión arterial corporal estable y comer vegetales de hoja verde como la espinaca también son aliados inesperados y naturales en esta batalla visual.
La prevención es la clave. Visitar al oftalmólogo regularmente es el único camino seguro para detectar y frenar esta presión silenciosa antes de que logre robarte la calidad de tu visión y tu conexión con el mundo.
EL EDITOR RECOMIENDA



