HIDALGO
Con rezos, plegarias y lágrimas, pobladores de Tlahuelilpan realizaron un novenario multitudinario en recuerdo de las víctimas del 18 de enero que quedaron atrapadas en el incendio de una toma clandestina registrada en la comunidad de San Primitivo, cuyo saldo hasta el momento es de 118 fallecidos.
Fueron alrededor de tres mil habitantes quienes regresaron al campo de cultivo de alfalfa donde ocurrió la tragedia.
Algunos con fotografías de sus seres queridos, otros con ramos de flores, unos más con crucifijos, ingresaron entre sollozos al predio.
En el lugar, aún visibles las manchas negras donde quedaron tendidos los cuerpos, los deudos deshojaron claveles en estas marcas.
La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez, quien dirigió un sermón a los familiares de las víctimas de la tragedia, la cual, afirmó, dejó enseñanzas como la de cuidar la vida.
Tenemos la obligación de cuidar la vida, cuidemos nuestra vida. La vida de cada uno de ustedes vale más que todo el petróleo de México", señaló a la multitud.
En su mensaje, el religioso pidió a la población "cuidarnos unos a otros para no volver a vivir experiencias amargas como la que acabamos de vivir".
Durante la ceremonia, deudos de las víctimas se apostaron a orillas del canal de riego, donde la noche del 18 de enero corrió un río de combustible que brotaba de una fuente; ahí colocaron flores y cruces.
Principalmente mujeres, se rompieron por la tragedia y –arrodilladas- derramaron lágrimas.
A un lado del canal, fueron colocadas cruces de mármol, una de éstas con la fecha del 18 de enero de 2019, a nombre del pueblo de Tlahuelilpan.
jcs
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