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Nacional

El pederasta se anuncia con un “me gusta”

El depredador sexual de menores se ha sofisticado en internet para indagar los gustos de las víctimas y así obtener su empatía

Claudia Solera y Laura Toribio | 21-07-2013

CIUDAD DE MÉXICO, 21 de julio.- La barrera entre un depredador sexual y un niño en internet es tan delgada como la misma pantalla de una computadora. Detrás de un monitor pueden ocultarse mentes criminales entrenadas para hacer clic y enganchar a cualquiera de los 15 millones de usuarios menores de edad que navegan en México.

Un simple “Me gusta” en Facebook, un inofensivo piropo en el mail, o un “yo sí te comprendo” en el chat pueden ser el inicio de una sofisticada estrategia para enganchar a menores de edad con fines de extorsión, explotación sexual o secuestro.

“Si fueras un delincuente no dudarías en estar buscando usuarios desprevenidos en las redes sociales; se arriesgan menos a ser descubiertos y a ser atrapados, porque los operativos cibernéticos no son tan eficaces como pueden ser los operativos en un bar”, dijo Armando Novoa, director general de la Alianza por la Seguridad en Internet (ASI).

De enero de 2012 a marzo pasado, la Policía Federal identificó a 548 presuntos pederastas operando en sitios de internet, pero a todos los dejó libres y ni siquiera desactivó sus páginas ni sus direcciones de correo electrónico.

Falsas solicitudes de amistad

Hace apenas tres meses, Liz desapareció. A través de Facebook, un criminal manipuló a esta niña de 14 años hasta que consiguió convencerla de abandonar a su familia para irse a Puebla a trabajar con él.

La captación de menores en la red con fines sexuales puede llevar unos minutos, horas, días o meses, según los objetivos y necesidades del agresor y las reacciones de los niños, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Al pederasta que engatusó a Liz, le tomó 45 días obtener su amor, su lealtad y hasta sus más íntimos secretos, mientras todos en casa la creían a salvo.

“En los últimos años, las familias han tenido acceso a internet de forma abrupta, pero no necesariamente a la alfabetización digital, desconocen cómo identificar los probables riesgos a los que se enfrentan”, dijo Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México.

Como los papás y maestros de Liz, quienes nunca le enseñaron cómo transitar segura en internet, porque ignoraban las trampas del nuevo mundo virtual, que a veces se convierte en un territorio sin ley, nadie conocía sus contraseñas de  Facebook o Hotmail, tampoco a sus amigos virtuales.

“Así como una persona puede andar en medio de los leones, porque tiene esas habilidades, hoy a los niños necesitamos desarrollarles habilidades digitales, pero no sólo con la visión de la SEP para aprovechar la tecnología, sino para que estén seguros en internet; enfocadas a socializar y andar por la vida, porque internet es su vida, es donde se desenvuelven”, propuso Novoa.

Pero los padres de Liz ni sospechaban que había un criminal acechando a su hija y que mientras trabajaba la voluntad de la pequeña también convencía a otra adolescente de Guanajuato de viajar con él y a quién sabe a cuántas más, pues algunos delincuentes llegan a tener hasta 200 menores de edad en sus listas de amigos por chats, redes sociales o mensajería instantánea, según investigaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

“Los pederastas logran un nivel de relación con el menor de tal grado de solidez, que los niños les dan preferencia sobre la que tienen con sus propios padres”, advirtió Novoa, de la ASI.

Tan es así que Liz todavía no dimensiona cómo ese hombre que durante 15 días la trajo de una central de autobuses a otra, y que decía amarla, sólo pretendía explotarla.

Empatía malévola

Quienes seducen a un menor por internet siguen un proceso sistemático. Se preparan para entenderlos, saben qué les gusta, cuáles son los temas de moda entre ellos, y se hacen pasar por sus mejores amigos.

Los acosadores se mueven en los sitios más populares entre los menores de edad y un simple “hola” es apenas la primera de las siete etapas de su método conocido como grooming o cortejo con el que buscan el encuentro físico para perpetrar luego los diferentes delitos.

Después del primer clic en el ciberespacio entre un pederasta y un niño, el criminal se enfoca en hacerle creer a su víctima todas las cosas que tienen en común.

Valiéndose de su gusto por la cantante estadunidense Kesha, el depredador atrajo el interés de Liz. Luego comenzó a enamorarla, a decirle que la quería mucho, tanto que vendría desde Morelia, Michoacán, al Distrito Federal nada más para verla.

“Cuando le compramos la computadora no sabíamos que le estábamos dando una arma a nuestra hija”, confesó a Excélsior, Alejandro, el padre de Liz.

Otros pederastas, ya empapados de las preferencias y gustos de los niños, lanzan poderosos anzuelos, como ése que le soltó Óscar Israel Guerra Sánchez a un pequeño de 12 años para que le enviara fotografías tocándose sus genitales con la promesa de que, a cambio, le obsequiaría una patineta.

Óscar Guerra ya había recorrido las siete etapas del grooming. Tenía hora y lugar para encontrarse con el menor, pero sus planes se desplomaron gracias a que la mamá del niño siguió cada una de las conversaciones en la red y llegó a la cita acompañada por elementos policiacos que montaron un operativo con el que se logró su captura.

Ésa, sin embargo, es una historia excepcional, porque en los últimos tres años las autoridades apenas han podido atrapar a 18 criminales por delitos de pornografía infantil, de acuerdo con cifras de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra).

El pederasta que enganchó a Liz, por ejemplo, sigue libre.

“Mi hija estuvo desaparecida 15 días y logramos ubicarla porque de repente se conectaba a Facebook para seguir indicaciones del fulano. El día que supimos que iba a viajar de Guanajuato a la Central del Norte, se desplegó un operativo, pero al sentirse en peligro la dejó abandonada”, contó Alejandro.

Entonces, las redes sociales que fueron el canal por el que le arrebataron a su hija, se convirtieron también en la brújula para hallarla.

“Internet es un magnificador, todo lo que se puede hacer en la vida real se puede hacer mil veces o millones de veces más en la red. Si eres una buena persona, entonces en internet puedes ayudar a mucha gente, pero si eres un criminal también puedes dañar a muchos”, aseguró Armando Novoa, de la ASI.

Tan cínicos llegan a ser los pederastas y padrotes, que hasta blogs creados para alabarse y mandarse saludos tienen, como http://www.tlaxcala.tlax.com/cgi-bin/mostrarImagen.pl?galeria=31&imagen=10, que operaba hasta 2011.

Piropos peligrosos

Todavía siendo diputada federal, Rosi Orozco se infiltró, haciéndose pasar como adolescente en este blog, para investigar cómo operaban los criminales. Bastó con que dijera que tenía 16 años y se inventara un nombre para que en menos de 24 horas tres tipos la contactaran.

“Uno empezó a tratarme con mucha cultura, sabiduría e inteligencia. Me hablaba como sicólogo, de la Biblia, de Dios. Yo le inventaba que mi mamá era alcohólica y que mi padrastro quería abusar de mí. Primero fue mi amigo y a los pocos días el tipo se me declaró. Durante 15 días, cada mañana me despertó a las 7:00 de la mañana diciéndome: ‘hermosa, bonita, preciosa’”, relató Rosi Orozco.

Tal nivel de manipulación alcanzó la relación virtual monitoreada por la Procuraduría de Justicia del DF y la Policía Federal, que por instantes hizo titubear a una diputada federal.

El día que por fin el delincuente y la supuesta adolescente llamada Carmen se encontrarían cara a cara, Rosi Orozco tuvo miedo de que el hombre detrás de la pantalla de verdad fuera la buena persona que fingía ser, pero, para su sorpresa, había tratado con uno de los peores padrotes de la zona de La Merced.

“De verdad yo creía que nos estábamos equivocando, que este cuate no era malo. El día del operativo estaba hasta con pena. Imagínate, si hasta yo, que he estado involucrada por años con el tema de la trata de personas, por un momento caí, ponte en la cabeza de una adolescente”, concluyó Orozco, presidenta de la Comisión Unidos contra la Trata, AC.

La astucia con la que se mueven estos depredadores en el ciberespacio en busca de víctimas ha sorprendido a autoridades y activistas, por lo que advierten que los niños deben estar prevenidos para alejarse de ellos.

“Todas esas pautas que te van inculcando en clases de civismo se deben elevar al ámbito digital”, dijo Novoa.

Hoy, por ejemplo, millones de cámaras celulares han retratado a menores de edad desnudos o semidesnudos. Muchas de estas imágenes —que fueron propiciadas tal vez por un romance juvenil, coqueteo o por presión de los amigos— llegan a terminar exhibidas en más de 500 sitios de internet cuando la mayoría de veces fueron enviadas nada más a la novia o al novio, alguien que les gustaba o un ex, según información de la ASI.

El problema es que hay grupos criminales que han encontrado la posibilidad de obtener pornografía infantil capturando lo que circula en la red o incluso provocándolo y promoviéndolo.

Esta práctica conocida como sexting se volvió tan común, que cuatro de cada diez niños entre 12 y 16 años conoce a un compañerito que ha enviado o reenviado por internet o por celular imágenes suyas desnudo o semidesnudo y un diez por ciento lo ha hecho.

De acuerdo con National Center for Missing and Exploited Children, casi todas las víctimas de crímenes iniciados en internet eran adolescentes, ninguno menor de 12 años.

Trampas en cada búsqueda

Pero en la red, también hay riesgos a los que se enfrentan los más chiquitos, como toparse con contenidos sexuales mientras hacen la tarea o simplemente buscan palabras tan populares para su edad como: “Princesas”, “Barbie”, o “Tech Toys”.

Hace cinco años, Fermín García vio cómo su hija de sólo ocho años encontró contenidos inapropiados en la red al escribir “Barbie” en el navegador, pero al mismo tiempo se dio cuenta de que no había forma de protegerla.

Esa preocupación por sentirse incapaz de evitar que su pequeña hija volviera a encontrarse con páginas web pornográficas, lo empujó a crear la empresa Sosvia, en la que desarrolló Saint, un software inteligente que escanea cada sitio para saber si su contenido es educativo o potencialmente ofensivo y entonces actuar como un muro de protección.

“Siete de cada diez niños han tenido contacto con algún material sexual haciendo la tarea en la computadora y mientras más pequeños sean es más fácil que estas imágenes se graben en sus mentes”, advirtió Carlos Godoy, vicepresidente de operaciones y cofundador de Sosvia.

“Y esas imágenes pueden volver a los niños más vulnerables ante un abuso, porque todavía no tienen un criterio establecido entre lo bueno y lo malo, entonces, al verlo natural, creen que se puede hacer y se los pueden hacer”, explicó Hidení Ochoa, sicóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Las imágenes son cada vez más violentas y van en aumento. Mientras en el año 2006 había más de 10 mil páginas web sobre casos de abusos sexuales contra niños, para 2010 la cifra era superior a 16 mil sitios, reportó la Internet Watch Foundation.

En México, la Fevimtra ha encontrado incluso casos de bebés de cero a seis  meses que han sido utilizados para realizar pornografía infantil, difundida a través de computadoras que muchos padres sienten todavía inofensivas.

La realidad es que los criminales están cada vez más cerca de sus víctimas a través de la red, y que así como generaciones pasadas actuaron frente a los riesgos que iban en aumento en la calle para los niños, hoy urge que los papás les adviertan a sus hijos que en el mundo en línea también hay peligros.

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