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Expresiones

Polyforum Cultural Siqueiros, obra colectiva y multinacional

Durante una década, la obra cumbre del artista David Alfaro Siqueiros reunió el trabajo de decenas de pintores, escultores, fotógrafos, químicos e ingenieros de diversas partes del mundo para crear el mural La marcha de la humanidad

Juan Carlos Talavera | 20-05-2014

CIUDAD DE MÉXICO, 20 de mayo.- Era 1961 y mientras David Alfaro Siqueiros permanecía encarcelado ya estaba realizando casi 400 bocetos y maquetas que cuatro años después le ayudarían a trazar su idea más original: el Polyforum Cultural Siqueiros, edificio que en sí mismo es una obra de arte y sigue siendo un hito en la Ciudad de México por su fisonomía singular.

El edificio tiene una forma octogonal, concebida por los arquitectos Guillermo Rosell de la Lama y Ramón Miquelajáuregui, financiada por Manuel Suárez, y dentro del equipo de trabajo que apoyaron a Siqueiros hubo pintores, escultores, herreros, fotógrafos, químicos, ingenieros y ayudantes.

Según la historiadora María del Carmen Martínez Toriz, la idea y creación del Polyforum se divide en tres fases: Entre 1958 y 1964 se gestó el proyecto, de 1965 a 1967 la obra se ejecutó en Cuernavaca (en La Tallera), y entre 1968 y 1971 se realizó el montaje del espacio.

El Polyforum resguarda en su interior el mural más grande del mundo: La marcha de la humanidad, el cual, según el propio Siqueiros, comenzaría por la fecundación entre un hombre y una mujer, representados simbólicamente por un espermatozoide y un óvulo, de los cuales se desprenderían los temas secundarios alusivos a la evolución del hombre.

La idea original del mural planteaba abarcar la historia de la humanidad, desde los hombres primitivos hasta las grandes revoluciones del presente y el futuro, aunque en realidad quería poner en práctica su más preciada utopía: la pintura en movimiento y la plástica integral.

Dicho mural sería realizado en tableros de asbesto cemento, con la técnica de esculto-pintura y acrílico en los talleres de Cuernavaca.

En la primera etapa, Siqueiros realizó distintos bocetos para la obra a escala del mural interior y tableros exteriores, los cuales fueron reproducidos en la maqueta del edificio. Posteriormente, con ayuda de fotografías, las maquetas fueron proyectadas en los tableros.

Dichos tableros eran transportables y fueron protegidos por bastidores de ángulo de hierro reforzado. De tal suerte que el total de los tableros empleados en este mural fue de 72: 48 de cuatro por 3.30 metros y 24 de 1.50 por 3.30 metros, con un peso aproximado de 350 a mil kilogramos cada uno. El traslado del mural sucedió hasta 1968, cuando la estructura del Polyforum había sido terminada.

Hacia abril de 1970, cuenta María del Carmen Martínez, Manuel Suárez mandó levantar una barda sobre la avenida Insurgentes, “tapando la visibilidad de los tableros que daban hacia la calle. La razón que tuvo fue que quería mantener su posición de dueño y cobrar la entrada a quienes quisieran ver los murales”.

“Siqueiros nunca estuvo de acuerdo en que se pusiera la barda ni que se cobrara la entrada, pero el que paga manda y tuvo que hacer dos murales más en ella”. Hacia septiembre de 1971 se preparaba la inauguración del espacio, pero fue hasta el 15 de diciembre de aquel año cuando eso sucedió.

Según la propia historiadora, el equipo de trabajo de Siqueiros estuvo integrado por decenas de pintores, escultores, herreros, ayudantes, fotógrafos, químicos e ingenieros, quienes iban y venían. Aquí algunos nombres:

Entre los pintores mexicanos menciona a: Mario Orozco Rivera, Guillermo Bravo, Guillermo Ceniceros, Sixto Santillán, Julio Enrique Estrada, Roberto Díaz Acosta, Carlos Kunte, Armando Fightil, Marta Palau, Víctor Cuevas, Artemio Sepúlveda, Jorge Flores, Arturo Moyers, Marcos Rogovin, Fernando Pages, Mario Monterrubio, José Dávila, Agustín Figueroa y Enrique Flores.

Los pintores extranjeros iban desde los hebreos Igal Maoz y Edba Maggeb, los italianos Carlo Quattuchi y Luisa Racanelli, la estadunidense Marion Begelow, el español Luis Moret, el argentino Silvio Benedetto, el japonés Yeshitaka Tanaka, el guatemalteco Julio Solórzano y la belga Aline Bienfait.

Los escultores Adir Ascalon, Socorro Ramírez, Gelsen Gas y Enrique Cordero; los pintores y escultores Estela Ubando, Luis Arenal, Armando Ortega y Electa Arenal.

Participaron

Pintores mexicanos

  • Mario Orozco Rivera
  • Guillermo Bravo
  • Guillermo Ceniceros
  • Sixto Santillán
  • Julio Enrique Estrada
  • Roberto Díaz Acosta
  • Carlos Kunte
  • Marta Palau
  • Víctor Cuevas
  • Artemio Sepúlveda

Pintores extranjeros

  • Los hebreos Igal Maoz y Edba Maggeb
  •  Los italianos Luisa Racanelli y Carlo Quattuchi
  • La estadunidense Marion Begelow
  • El español Luis Moret
  • Los argentinos Silvio Benedetto y Elias Condal
  • El japonés Yeshitaka Tanaka
  • El guatemalteco
  • Julio Solórzano
  • El cubano Orlando Suárez
  • La belga Aline Bienfait
  • Fred de Keijzer
  • Joel de Gall
  • Robert Starr

Pintores y escultores

  • Estela Ubando
  • Luis Arenal
  • Armando Ortega
  • Electa Arenal

Fotógrafos

  • Guillermo Zamora
  • Héctor García
  • Alfredo Lopreino
  • Enrique Bordes
  • Monserrat Masdefield
  • Daniel Frasnay

Químicos

  • Julio Parrodi
  • José L. Gutiérrez

Ingenieros

  • Ramón Escolano
  • Rufino Prieto
  • Eduardo Araujo
  • Leopoldo Arenal

Aparecen cuarteaduras

Durante un recorrido realizado ayer, por Excélsior, al interior del Polyforum Cultural Siqueiros fue posible atestiguar una serie de cuarteaduras en el mural La marcha de la humanidad, de David Alfaro Siqueiros, catalogado como el más grande del mundo, con sus más de 237 metros cuadrados. Los daños se aprecian visiblemente sobre el asbesto cemento de la pieza cúspide del muralismo mexicano, tanto en su lado oriente, donde están representadas las manos de una mujer, así como al poniente, donde están las manos de un hombre, y en el costado sur.

Electa Arenal, una tragedia familiar

Uno de los capítulos más dramáticos durante la construcción del Polyfum Cultural Siqueiros fue el nombre de Electa Arenal Huerta, artista plástica que nació en la Ciudad de México el 16 de mayo de 1935 en el seno de una familia comunista. Siendo muy niña, a los cuatro años, viajó con su madre, Elena Huerta, a la entonces URSS, donde permanecieron diez años.

A su regreso a México, fue inscrita en la Academia de San Carlos y su primera incursión en el muralismo sucedió en Saltillo, en 1952, cuando fungió como ayudante de su madre en los murales del auditorio de la Escuela de Agricultura Antonio Narro.

Entonces se definió como seguidora del arte monumental de contenido social. En aquella época, David Alfaro Siqueiros se había casado con Angélica Arenal, hermana de Leopoldo y tía de Electa, así que la magna obra de su tío político fue una marcada influencia.

Vivió un tiempo en Cuba y a su regreso, en 1965, se unió al equipo de Siqueiros en el mural del Museo Nacional de Historia, mientras llevaba a cabo proyectos propios, como la cabeza de Carranza, en Saltillo.

En 1969 trabajó nuevamente con Siqueiros en el mural La marcha de la humanidad, en el Polyforum Cultural Siqueiros, donde se cayó de un andamio.

La historia es recordada por la propia Elena Huerta en sus memorias: “Al estar los andamios sobre un piso improvisado, se hundió uno de ellos y ella cayó desde una altura de más de 12 metros, pegándose en la nuca y muriendo en ese instante”. Era el 12 de junio de 1969 y Electa tenía 34 años.

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