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Comunidad

¿Te has preguntado cómo nació Ciudad Nezahualcóyotl? (I)

En unas cuantas décadas un grupo de familias al oriente de la capital del país logró lo que parecía imposible: doblegar a la naturaleza

Pedro Díaz G. | 13-02-2017

CIUDAD DE MÉXICO. 

 

En unas cuantas décadas un grupo de familias al oriente de la capital del país logró lo que parecía imposible: doblegar a la naturaleza. Ni un árbol pintaba de verde el ocre panorama de los linderos del Lago de Texcoco; ahí, una nueva comunidad se estableció para enfrentar a las adversidades, y el éxodo de provincia entonces tuvo rumbo fijo: Ciudad Nezahualcóyotl, en el estado de México.

 

Donde ayer fueron lodazales, tolvaneras; carencias y abandono, hoy es un punto fijo en la mirada de los inversionistas, y motivo de orgullo para quienes crecieron ahí. 

 


-- I --

 

En 1940 a todo ese terrenal se le asociaba únicamente a sus inmensas lagunas de lodo. Pero a algunos temerarios, y, por supuesto, muy necesitados hombres, la parte olvidada del valle pronto les llamó la atención en su aventura de la provincia a la ciudad capital.

Llegaron con familias enteras de Oaxaca, Michoacán, Jalisco, del mismo estado de México, atraídos por la transparente región en la que todos se esperanzaban: iniciaba el éxodo inagotable. 

Y no lo dudaron: ante el alto costo de la vida en las muy diversas colonias de la ciudad de México, se les ocurrió que quizás podrían dar una lucha que nadie antes creyó posible, y vencer a la naturaleza.

Porque eran, los linderos del lago de Texcoco, cada año más desecados; porque en época de lluvias se convertían en lodazales; porque la urbanización no miraba hacia allá y por supuesto no había un solo servicio. Ni un watt que iluminara las penumbras y ni una gota de agua potable para saciar la sed.

Pero lo hicieron. 

Se establecieron en la zona Oriente de la Ciudad de México. Y crearon esas primeras seis o siete casas en los llanos que con el paso de los años se llamarían colonia las Virgencitas.

Empezamos a poblar Neza debido, principalmente, al alto costo de la vida en la capital, y las pocas oportunidades que había. Así, estos terrenos federales fueron enajenados fraudulentamente por particulares y vendidos como predios al contado o en pagos. Las mujeres cargaban las cubetas con agua y lavaban la ropa en aquellos charcos que se formaban al lado de la única llave de agua, un sitio al que llamábamos Lavadero El Lodazal.

Es la voz de Ana María Rodríguez, niña entonces.

Cuenta de los primeros tiempos, de esos en los que sus padres tenían que aliarse con el resto de la comunidad para el ritual de supervivencia, que incluía robarse la luz de las colonias vecinas.

Contó don Roberto Rodríguez, su padre:

Pasaban los cables unas tres colonias allá adelante, y entre mis hijos y los vecinos y los hijos de los vecinos poníamos dos, tres palos, sí, palos, porque no llegaban ni a postes ni muchos menos a polines, y por ahí nos traíamos la luz hasta cada casa.

Caminábamos muchos kilómetros. De eso se trataba: te ibas un día a buscar la luz a otras colonias, cuando la encontrabas, entre varias familias nos organizábamos y así, una traía un poste, otra traía otro. Juntabas 15 o 20 postes y entonces comprabas tu cable y ora sí, a robarte tu luz. Para los postes te cooperabas, pero cada quien traía su cable. Y lo peor: a los pocos días ¡te los robaban! Imagínate pues, qué chinga. Y pues a volver a comprar todo de nuevo. Te robaban aquellos que ni a polines llegaban. Más gruesa está la pata de una mesa que aquellos postes de luz…

Y luego, si amanecías sin luz, a comprar todo: desde el palo hasta el cable. Y volver a empezar nuevamente. Después, ya cuando nos pusieron la luz, todo cambió.

Cada día había más casas. De cartón, sí, y se caían cuando llovía: los techos se venían abajo y el agua entraba y cubría hasta arriba de las rodillas. Pero cada día había más casas.

         Las historias se multiplicaron.

Ciudad Nezahualcóyotl crecía, a pesar de las carencias.

Fue en la segunda parte de los años cuarenta cuando se crearon las primeras juntas de mejoramiento moral, cívico y material para resolver la falta de servicios.

En 1945 se construyó el bordo de Xochiaca y el túnel de Tequixquiac. Sin embargo, para ese entonces los miembros de la Unión Proletaria de Colonos del Estado de México ya tenían años asentados en los terrenos que denominaron Colonia México, por lo que las tres primeras colonias en asentarse, en lo que hoy es el municipio de Nezahualcóyotl, fueron la México, El Sol y Juárez Pantitlán, cuyo valor del metro cuadrado en 1945 era de 3 a 5 pesos. 

El 6 de abril de 1949, el entonces presidente de la República, Miguel Alemán, instruyó a la Secretaría de Recursos Hidráulicos para que los terrenos del Lago de Texcoco fueran entregados al Estado de México para su aprovechamiento como zona de asentamientos urbanos.

Este crecimiento se debió a que los fraccionadores, quienes compraron a precios irrisorios los terrenos deshidratados a los comuneros del municipio de Chimalhuacán, promovieron en las colonias populares del Distrito Federal la venta de los mismos con pagos incluso semanales, lo cual motivo a quienes deseaban un espacio propio para vivir. Para 1950 había unos dos mil habitantes y para 1952 en las Colonias del ex vaso de Texcoco ya existían otras como la Agua Azul, Atlacomulco, Nezahualcóyotl, José Vicente Villada, el Porvenir, Maravillas, El Sol, Juárez Pantitlán, México, Tamaulipas, Evolución, Estado de México y Romero...

Y en cuatro años, al celebrar la Navidad de 1954, el número de habitantes aumentó a 40 mil, como lo declaró el gobernador Salvador Sánchez Colín ante el Congreso del Estado de México.

Pero se carecía de casi todo.

 

--II—

 

Ana María Rodríguez recuerda mucho los años de oscuridad. Cuando las 13 colonias con que contaba Ciudad Neza obligaron al gobierno a crear el Comité de Fraccionamientos Urbanos del Distrito de Texcoco y se autorizaron, en 1956, los primeros: Valle de los Reyes, Evolución y Agua Azul.

Qué vértigo: en 1959 eran ya 33 colonias.

Ana María:

Fuimos priístas muchos años, como la gran mayoría de la República, y Neza no salía. Estábamos en el abandono. Era un terregal, las calles, muchas muchas muchas, casi todas estaban sin pavimentar. Poco a poco la gente se fue uniendo y las calles se pavimentaron, pero fue gracias a la gente.

Cuando era yo niña había una callecita a la que le decíamos la carretera, era la avenida Dolores. Pero qué. Ni a calle llegaba. Era una triste callecita que te sacaba a la avenida Zaragoza, la única con pavimento.

Así, organizándose y poniendo una parte las familias y otra el ayuntamiento fue que se salió adelante. Por ejemplo, mi mamá anduvo recolectando firmas y ya cuando todo se armó tuvimos en la casa el cemento para echar las banquetas. Eso también le costó a la gente. No como en otras zonas donde agarran y te pavimentan hasta sin que se los pidas.

De nosotros ni quien se acordara.

De veras, en esa época no había nada.

Nada.  

Los nezahualcoyotlenses, en su mayoría, somos originarios de Oaxaca. Ya han muerto allí nuestros abuelos, crecieron nuestros padres, hermanos, hijos y nietos. Pero la gente llegó también de Guerrero, del estado de México, de Puebla: todo agrícola marginado terminaba en las pantanosas calles de Nezayork.

El gobernador Gustavo Baz (1959-1963) autorizó los fraccionamientos de las colonias Metropolitana, Modelo, Xochitenco, Nezahualcóyotl, San Mateíto y Reforma. Comenzó a llegar el correo y los carteros cruzaban las veredas en bicicleta. Las calles tomaban forma y, a la llegada de los materiales de construcción, un enjambre de cables cruzaría desordenadamente la ciudad para dotarla de energía eléctrica sobre aquellos mal colocados palos que, además, con cualquier ventisca a cada rato se caían.

El municipio fue creado oficialmente en 1963, con terrenos que pertenecían a los municipios de Texcoco y Chimalhuacán, ocupando superficie de las aguas del antiguo Lago de Texcoco.

En los años sesenta un programa del PRI puso como prioridad al municipio: “Neza es primero”. Y así, tras la regularización de los terrenos debido a la presión de los pobladores, las cosas comenzaron a cambiar.

Carlos Hank González (1969-1975) dotó de agua potable,  alcantarillado, luz y pavimento a algunas calles. Y para detener la alta densidad demográfica, el 15 de mayo de 1973, Luis Echeverría creó el Fideicomiso Irrevocable Translativo de Dominio sobre Bienes de Nezahualcóyotl, para evitar el indiscriminado tráfico de lotes.

Nacieron en 1974 el vivero municipal, el Colegio de la Comunidad de Nezahualcóyotl, el edificio de la Cruz Roja; el hospital del ISSSTE; el hospital del Centro Piloto de la Procuraduría; la clínica del Seguro Social Tipo A, 26 pozos y un gran tanque de agua potable.

El pavimento era el mayor problema en Neza, porque pasaron muchos años sin que cambiara el panorama de pura tierra. Todas las calles eran terracería y, en sus épocas, lodazales. Carencia de asfalto, falta de árboles, ninguno, pero ningún árbol; esa era un área súper árida. Y el salitre…

Ese fue otro problema. Mi papá, para cuando construyó la casa, nos pidió que juntáramos todas las bolsas de la leche Conasupo, y has de cuenta que entre el cimiento y la dala, una cadena de cemento cubierta de concreto, esa es la dala, entre esa cadena y las piedras, mi papá puso bolsas y bolsas de la Conasupo para evitar, según él, que se subiera el salitre a la casa.

Te fijas: a falta de dinero había el ingenio de cada padre de familia.

Y no sé si le funcionó, pero tantos años después la casa no presenta nadita de deterioro.

Ya para 1980 había 58 colonias, y todas tenían alumbrado público. Se construyeron mercados y rastros; 365 aulas para escuelas con capacidad para 45 mil alumnos, la Casa Municipal de Cultura, la Escuela Municipal de Arte, el Museo Arqueológico e Histórico y cuatro bibliotecas. Brotó una unidad deportiva sobre el relleno sanitario en el bordo…

Entre 1983-1985 y con la autorización de los fraccionamientos Plazas, Bosques de Aragón y Rey Nezahualcóyotl, el área urbana se incrementó en 250 hectáreas. Crecía Neza. Y nada la detenía. Para principios de los noventa, las cifras eran reveladoras: 7,524 negocios de manufactura; 40 de construcción; 23,869 de comercio y 13,513 de servicios.

Ignacio Pichardo Pagaza dotó de más servicios al millón 256 mil 115 habitantes. Se construyó la Ciudad Deportiva y se creó la Universidad Tecnológica de Nezahualcóyotl. Terminando el siglo XX Neza tenía una población absoluta de 1,233.868 habitantes.

Una época el PRD  fue el encargado del crecimiento en Neza. Ya no se va la luz en la ciudad que vivió en tinieblas. Hoy su alumbrado público es de primer mundo: sus faroles de energía solar le permiten estar iluminada durante las noches, sin falla. La oscuridad total ya no existe…

* * *

Mucho ha sucedido desde 1940, cuando seis o siete casas y sus arrojadas familias decidieron enfrentar a la naturaleza.

Y la vencieron. 

El crecimiento no cesa. 

 

 

 

 

 

Vista aérea de la colonia El Sol, en la naciente Ciudad Nezahualcóyotl, a finales de 1959, cuando apenas se veían algunas casas en el extenso terreno. La toma es hacia el este; alrededor se aprecia el lago de Texcoco, y al fondo destaca el cerro Chimalhuache o "Las Palomas", ya en el municipio de Chimalhuacán. Hoy en la parte inferior se encuentra la Alameda Oriente.

 

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