Logo de Excélsior                                                        
Comunidad

Embiste a los asaltantes, quienes además agredieron a su hija

Dos asaltantes que huían a toda velocidad a bordo de una máquina deportiva, fueron alcanzados; uno murió y el otro, al hospital

Pedro Díaz G. | 04-03-2011

CIUDAD DE MÉXICO, 4 de marzo.

El golpe de la Ford Explorer sobre la llanta trasera de la Kawasaki 250 traía ya los sonidos de la muerte. Todo era cuestión de segundos. Mientras volaban.

Dos asaltantes que huían a toda velocidad a bordo de una máquina deportiva, fueron alcanzados, sin que ellos lo advirtieran, por quien segundos antes se sometió a todos sus abusos: al asalto, a los nueve mill pesos entregados con rabia; a la posibilidad de que otros disparos, como los proyectados al aire, fueran recibidos por él o por su hija de 14 años. Cedió a todo.

Fue la ira.

Avanzó tan veloz como pudo, sorteó carriles, rebasó automóviles y nunca les perdió de vista. Hasta que se detuvieron. Y entonces arribó el sonido de los muertos. Fue un crash profundo. Tras el impacto, los dos asaltantes no fueron sino un par de guiñapos lanzados al aire. Y así, descompuestos, ascendieron algunos metros y cayeron bruscamente los cuerpos.

Uno: adiós, cero pulsaciones. Ritmo cardiaco nulo. En segundos.

El otro alcanzó a quejarse, y ahora permanece en el hospital.

La llamarada: ya se iban. Se había consumado el asalto, pero uno de ellos le rompió la nariz a la pequeña. De un cabezazo.

Por el dinero no había problema, declaró este hombre de 42 años. Pero le pegaron a su hija.

                                                                      * * *

Fue el jueves 3 de marzo. A las 12:50 horas.

Viajaban padre e hija por la calle Francisco Ramírez, entre Sóstenes Rocha y Ampliación Gabriel Garza, en los alrededores de la delegación Miguel Hidalgo. Minutos antes salieron de un banco con 9 mil pesos.

Acechando, armados con una pistola, los ladrones lo amagaron; que se orillara. No fue sutil la forma en la que le exigieron les entregara el dinero. Lo más brusco de su lenguaje fueron los disparos. Al aire. Dos.

Lo hizo. Orilló la Ford Explorer; forcejearon. Bajaron a la menor de la camioneta. Y cometieron el asalto. Nueve mil pesos habían cambiado de propietario. Pero cometieron el error. Antes de irse, uno de ellos propinó un cabezazo que le destrozó el tabique a la pequeña. Iracundo, decidió ir por ellos.

Los alcanzó calles adelante. Nunca lo vieron, y una señal clara de ello es que en el suelo, junto a sus cuerpos, quedarían los billetes y el arma, una .380, con cuatro cartuchos útiles.

Al tenerlos de frente, detenidos, no lo dudó: aceleró y los mil 500 kilos de la Explorer se convirtieron en rabia que se impactó sobre la motocicleta.

Car­los Cas­ti­llo Sán­chez mu­rió al instante, mien­tras que An­to­nio Al­cán­tara Avilés, de 30 años, fue lle­va­do en ca­li­dad de de­te­ni­do a la Cruz Ro­ja de Po­lan­co; la me­nor partió al Mo­cel. Y en el lu­gar se de­co­mi­só una pis­to­la ca­li­bre .38 mi­lí­me­tros y una bol­sa con el di­ne­ro.

Epílogos posibles: el asaltante he­ri­do es re­por­ta­do co­mo es­ta­ble, por lo que de un mo­men­to a otro se­rá tras­la­da­do an­te el Mi­nis­te­rio Pú­bli­co y "se­gu­ra­men­te" irá a la cár­cel.

El hombre de 42 años está a disposición del agente del Ministerio Público Miguel Hidalgo 5. En menos de 48 horas podría salir libre de alegar defensa propia.

Al otro ladrón le espera un funeral.

 

 

Te podría interesar: 

 

 

 

 
 
 
Infórmate con nosotros en YouTube: 
 
Logo youtube de Excélsior TV
 
 
«pdg»
 
 
 

Te recomendamos

Tags

Comparte en Redes Sociales