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Nacional

La policía dice tener todo bajo control

 Según los generales Cueto Ramírez y Mendiolea Cerecero el asunto estudiantil estaba bajo control y dijeron que ante actos vandálicos detendrían a los responsables

Andrés Becerril | 08-08-2018
La policía dice tener todo bajo control
Los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea Cerecero ofrecieron una rueda de prensa en la que respondieron a los estudiantes que pedían su destitución. Ambos señalaron que su retiro sólo podía solicitarlo el regente de la ciudad, Alfonso Corona del Rosal.

CIUDAD DE MÉXICO.

Los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea Cerecero —a quienes los alumnos del Politécnico, la UNAM, Chapingo y la Ibero querían destituir—, aseguraron en conferencia de prensa que “la situación estudiantil está completamente controlada”.

Esta información la publicó Excélsior el 8 de agosto de 1968. Ese mismo día los estudiantes de la UNAM empezaron a realizar paros aislados en escuelas y facultades en apoyo a las demandas de los politécnicos, como era la destitución de los dos jefes policiacos, cosa con la que las autoridades del Departamento del Distrito Federal y del gobierno federal no estaban de acuerdo.

Aunque la nota periodística sobre las declaraciones de los generales Cueto y Mendiolea es breve, la sustancia está en ello y las pocas cosas que dijeron ante la reiterada petición estudiantil para que renunciaran a sus cargos.

Los funcionarios, se lee en la nota, manifestaron que la renuncia de ambos “solamente les puede ser ordenada por el licenciado Alfonso Corona del Rosal, regente de la ciudad” y que “si ocurren nuevos disturbios y actos vandálicos, se detendrá a los responsables”.

Por su parte, los universitarios que habían comenzado con los paros aislados en apoyo a la solicitud de los politécnicos contra esos dos jefes policiacos, se mantenían a la expectativa de la contestación que daría el secretario general del Departamento del Distrito Federal, Rodolfo González Guevara. Fue el mismo González Guevara quien desmintió hoy hace 50 años, la renuncia del general Cueto y de ahí su aparición ante los representantes de la prensa.

En la edición de Excélsior del 8 de agosto de 1968, el entonces director del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Guillermo Massieu, hizo un llamado desesperado a los alumnos, maestros y padres de familia para que retornaran a las actividades escolares que estaban detenidas por los hechos violentos de los días anteriores. La idea, les dijo el director del Poli, era no perder el año lectivo.

En la información publicada en la primera plana de este diario, Massieu hizo un recuento de las gestiones que, como responsable de esa casa de estudios, había hecho en favor de los politécnicos, como dialogar con las autoridades para que las instalaciones educativas fueran desocupadas por los granaderos y el Ejército o la excarcelación de estudiantes politécnicos que habían sido detenidos en el contexto de los enfrentamientos a partir del 23 julio.

Las declaraciones públicas de Guillermo Massieu fueron en el sentido de que la dirección a su cargo y las de escuelas no podían estar de acuerdo con que las actividades del instituto se mantuvieran suspendidas cuando sólo faltaba una semana para terminar los cursos y dos más para iniciar el periodo de exámenes ordinarios finales.

El expresidente de México, general Lázaro Cárdenas del Río, quien en el futuro del Movimiento Estudiantil —sobre todo después del 2 de octubre, como lo afirma el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en su libro Cárdenas por Cárdenas—, habría de tener un papel importante en defensa de los detenidos, que obtuvieron la denominación de presos políticos, aparece en la palestra pública por primera vez desde el inicio del conflicto.

Lo hizo a través de una carta que envió a los jóvenes a los que apadrinó en Morelia y que era la generación de bachilleres del primer año de leyes. En el mensaje no hay nada que apunte hacia terrenos del conflicto estudiantil, pero también puede ser interpretado como un mensaje de valores entendidos.

La nota publicada hoy hace 50 años en Excélsior, firmada por Rafael Calderón, corresponsal, menciona que el expresidente no pudo acudir a la cita por compromisos de última hora.

La carta de Cárdenas a los jóvenes fue leída por Diego Torres Ballesteros. “Las jóvenes generaciones tienen una seria responsabilidad: la de prepararse organizadamente para asumir con firmeza las ingentes tareas de recuperar y defender los recursos naturales y espirituales de la Nación, sujetos a ambiciones ajenas, y unir su acción para acelerar el desenvolvimiento intelectual y social del pueblo mexicano”.

En la carta del expresidente Cárdenas a los jóvenes bachilleres les dice “en cuanto a su participación cívico—social, la juventud en su impaciencia menosprecia frecuentemente la idea de la organización porque la persistencia y la disciplina en la acción unitaria, requiere años para consolidarla”.

Aunque el general Cárdenas no hace alusión a lo que se está viviendo en la capital del país: un enfrentamiento frontal entre estudiantes y gobierno, es relevante el siguiente párrafo de la carta de este personaje histórico en México en ese contexto:

“Prueba de madurez ha dado la juventud. Cuando las libertades y las garantías que otorga el derecho se han visto amenazadas ha sabido unificarse para defenderlas. Hay razón para pensar que esta misma juventud, heredera de la Revolución Mexicana, es capaz de dirigir sus inquietudes hacia metas aún más trascendentales si encuentra comprensión de la mentalidad que en ella se forja, y que tiende a la liquidación definitiva de estructuras cuya dinámica ha declinado, para dar vida a nuevas formas de pensamiento y acción, excluyentes del lucro, de la parálisis intelectual y de la explotación de las masas”.

Ese 8 de agosto de 1968, en Excélsior se publicaron al menos cuatro inserciones pagadas en apoyo al mensaje que el presidente Gustavo Díaz Ordaz hizo el 1 de agosto anterior desde Guadalajara, extendiendo su mano.

Dos fechadas en Xalapa, Veracruz, de los obreros veracruzanos.

“México progresa firmemente; los logros alcanzados por el movimiento revolucionario de 1910 han sido fructíferos para los obreros, y por ello, en esta ocasión y siempre habremos de marchar unidos porque esa es la única fórmula válida en que se sustenta el engrandecimiento de la nación”, se lee en el desplegado que tiene miles de firmas y concluye así:

“Su mano amiga tendida desde Guadalajara, Jalisco, es estrechada con pasión por los obreros veracruzanos porque sabemos y entendemos que México requiere y requerirá siempre el concurso de sus pueblos”.

Otro de esos desplegados, también desde Xalapa, es de organizaciones sociales que dice, “entendemos que sólo hay un camino que es de la Revolución Mexicana y que estamos animados de un sólo propósito: la grandeza de México”.

Los otros dos desplegados en apoyo a Díaz Ordaz son de los agricultores de Sinaloa, concentrados en la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa, que “recogemos su llamado y hoy como siempre le ofrecemos la mano franca y cordial, de los sinaloenses porque sabemos que en usted tenemos al gobernante amigo, al que alentamos y apoyamos en el propósito común de hacer un México mejor para todos y cada uno de sus hijos”.

El cuarto desplegado publicado hoy hace 50 años, es de los agricultores de Colima. Su inserción la titularon como “Los agricultores de Colima con Díaz Ordaz y la Revolución Mexicana”.

El desplegado señala que los agricultores de Colima se sienten profundamente conmovidos por la palabra del presidente en Guadalajara, subrayando lo que el mandatario dijo en su discurso: “Muchas cosas que nos unen, muchas y muy importantes; y muy pocas nos separan”.

En ese sentido, el desplegado de los colimenses dice: “Estas patrióticas palabras suyas, que fueron motivadas por los violentos sucesos de la capital de la República no cayeron en el vacío, y menos aun entre los agricultores colimenses que estamos presentes para ratificar nuestra solidaridad y apoyo, ya expresados a usted en ocasiones anteriores (…) El país no sucumbirá ante la traición y el engaño del comunismo que enarbola falsas banderas redentoras porque en la unidad de todos los mexicanos enamorados de su patria libre, grande y soberana, surge la condenación y el desprecio para los que como Judas están dispuestos a vender a México por 30 rublos”.

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