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Nacional

Iturbide 'nos dio nuestra bandera, nos dio nuestro nombre como país'

En entrevista vía telefónica para Excélsior, el escritor y académico, Juan Miguel Zunzunegui, explicó que 'es importante entender quién es Iturbide'

Roberto Rodríguez Rebollo | 30-09-2021

CIUDAD DE MÉXICO. 

“Tal vez seamos el único país del mundo que tiene a su libertador entre los malos de la historia. El 27 de septiembre de 1821, Agustín de Iturbide nos dio patria y libertad, consiguió la independencia; la consiguió sin guerra, negociando; nos dio nuestra bandera, nos dio nuestro nombre como país. Además, en un movimiento que nada tuvo que ver con el de Hidalgo o el de Morelos”. Juan Miguel Zunzunegui.

Agustín de Iturbide nació un 27 de noviembre de 1783 en la entonces Valladolid e Michoacán. Muy joven se inició como militar ingresando al Regimiento Provincial de Valladolid. Una vez iniciado el movimiento independentista, vio la oportunidad de escalar en la milicia, y como parte del ejército realista, combatió de manera sobresaliente a la insurrección, hasta que fue destituido en 1816 y separado del ejército.

En entrevista vía telefónica para Excélsior, el escritor y académico, Juan Miguel Zunzunegui, explicó que “es importante entender quién es Iturbide: nace en Valladolid, hoy Morelia. Es un criollo, eso es muy importante, recordemos que los criollos son los descendientes de españoles pero nacidos en continente americano y que en general representan la clase media alta de lo que era Nueva España. En términos generales eran los grandes hacendados, lo grandes comerciantes. Es decir, Iturbide es criollo, es hacendado, forma parte de la élite de la Nueva España”.

A los 15 años de edad, abandonó el Seminario de San Pedro, al cual había ingresado desde la infancia, para dedicarse a labores del campo en las propiedades familiares. Es en ese momento que adquirió el sobrenombre de Dragón de Hierro, debido a sus grandes habilidades como jinete.

UNA VIDA MILITA

Posteriormente, se dedicó de lleno a la vocación militar al formar parte del recién creado ejército novohispano. A pesar de no poder escalar dentro de los altos grados milicianos, reservados únicamente para los españoles peninsulares, en 1805, Iturbide ascendió al grado de Teniente en la infantería de Valladolid. Ese mismo año contrajo matrimonio con Ana María Huarte, perteneciente a la clase hacendada más importante de la región de Valladolid.

Dos años después, fue enviado a Jalapa como parte de la milicia que estaba a la espera de un potencial ataque de las fuerzas inglesas. En ese sitio se encontraban concentrados Michelena, Aldama y Allende, entre otros, quienes más tarde serían pieza clave en el movimiento insurgente contra la corona española. Durante los siguientes años, la figura política y militar de Iturbide iba en ascenso.

“Aunque fue entrenado desde muy joven por Félix María Calleja, ya como virrey, uno de los militares más importantes. Iturbide aparece por primera vez en este proceso de independencia en 1810 cuando su primo, Miguel Hidalgo, también criollo, hacendado y terrateniente, se está acercando a tomar Valladolid”, señaló al respecto Zunzunegui.

CONTRA LA INSURRECCIÓN

El levantamiento popular encabezado por el cura Miguel Hidalgo, ocurrido en 1810, exacerbó el ánimo popular, desencadenando una serie de saqueos de propiedades pertenecientes a importantes hacendados, incluidas las de José Joaquín de Iturbide, padre de Agustín de Iturbide. Situación que ocasionó el desacuerdo del militar de Valladolid hacia el movimiento de Hidalgo.

Según las memorias de Iturbide, escritas durante su exilio en Italia, Hidalgo lo habría invitado a participar en la insurrección de 1810 a lo que este se negó. “Iturbide dejó muy clara su postura en la que estaba de acuerdo con la libertad pero no estaba de acuerdo con los métodos violentos que solo están destrozando todo”, comentó el escritor.

En cuanto a la intervención de Iturbide durante el movimiento de insurrección, el también autor de La caída del dragón, realizó una amplia explicación: “La lucha de Miguel Hidalgo duró 4 meses. Duró nada. Y el que va a ser verdaderamente complicado es Morelos que se levanta en armas en octubre de 1810 y es fusilado hasta 1815. Pero quien le va a infringir a Morelos sus más grandes derrotas va a ser Iturbide, es decir, está claro que Iturbide está en contra de los insurgentes.

En Valladolid, en navidad de 1813 que fue la máxima derrota de Morelos, quien lo derrota es Iturbide; quien se dedica a perseguir y dispersar a la insurgencia, es Iturbide; quien hace que Morelos tenga que escapar de la zona de Michoacán para que finalmente lo capturen, es Iturbide.

Una etapa muy curiosa se da entre 1815 y 1820 donde se sabe muy poco de Iturbide porque cuando derrota a Morelos deja el ejército. Lo acusan de  corrupción en cuestiones económicas de sus tropas por lo que tuvo un juicio en el cual lo declaran inocente y él ya no quiso volver al ejército. Durante ese periodo vivió entre sus propiedades de Valladolid y de la Ciudad de México, siendo el criollo, hacendado, terrateniente que era”, detalló Zunzunegui.

EL REGRESO

En enero de 1820 se efectuaron en la Nueva España, una serie de reuniones, conocidas como la Conspiración de la Profesa, en la que participó la élite de la Nueva España, que tenían como finalidad desconocer la Constitución de Cádiz y con ello hacer gobernante de estos territorios a Fernando séptimo. También se acordó el regreso de Iturbide a la escena política y militar para combatir a las fuerzas insurgentes encabezadas por Guerrero y con ello buscar la pacificación del país.

“Entonces aquí viene la genialidad de Iturbide, le entregan el mando de un ejército con la encomienda de capturar, asesinar o derrotar a Vicente Guerrero. Pero Iturbide, que quiere independencia sin guerra, lo que hace es llegar a un acuerdo con Guerrero. En lugar de pelear con Guerrero para capturarlo empieza a mandarle cartas pidiendo la independencia con paz. Finalmente se reúnen Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide en febrero de 1821, donde Iturbide le presenta su plan de paz para dejar las armas, a lo que Guerrero se le suma y entrega el mando de sus tropas. Con eso se acaba la guerra”, dijo el escritor.

El resultado es el surgimiento del Ejército Trigarante, bajo los preceptos de Independencia, Unión y Religión, conocidas como las Tres Garantías. Una bandera tricolor (blanco, verde y rojo), significó el estandarte simbólico, insignia que más tarde dio forma a la bandera mexicana actual. Lo anterior se logró mediante la firma del Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821, en donde se plasmó la declaración de independencia de la Nueva España como territorio libre y soberano.

El 24 de agosto, la firma de Los Tratados de Córdoba, con lo que se pactaron las bases políticas a seguir como: libertad de imprenta y garantía de derechos individuales. Firmado por Juan O 'Donojú e Iturbide, el documento representó la pacificación y el fin del  derramamiento de sangre.

LIBERTADOR

La consumación de la Independencia se dio el 27 de septiembre de 1821, con la entrada del Ejército Trigarante a la capital del país, encabezado por Iturbide quien fue aclamado y vitoreado. En realidad, se recurrió al menor número de balas para lograr la consolidación de una revolución social que buscaba un sentido de identidad.

“O’ Donojú toma su puesto en el mando y prepara todo para recibir a Iturbide en un desfile triunfal al mando de 17 mil hombres. Entra a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821 no en una guerra, sino en una marcha triunfal donde la gente lo está recibiendo en las calles con los colores de la bandera de las tres garantías.

Luego le entregan las llaves de la ciudad, lo recibe todo el pueblo en las calles y llega a hasta la plaza central, la plaza de la constitución, hay que recordar que se llama así por la Constitución de Cádiz. Llega hasta el palacio virreinal donde el propio O’ Donojú le entrega el mando, los dos suben al balcón del palacio a ver el desfile militar y esa tradición que hoy tenemos el 16 de septiembre.

Al día siguiente, firmaron un acta de independencia que se nombró Acta del Imperio Mexicano, mientras escriben una carta a Fernando séptimo para invitarlo a gobernar México, obviamente lo rechaza”, así lo mencionó Zunzunegui,

En ese momento se instaló la Junta Provisional Gubernativa, encabezada por Iturbide, mientras que el congreso no simpatizaba completamente con el libertador, sin embargo, este fue nombrado regente. Las deliberaciones entre los partidarios al gobierno español y entre quienes apoyaban la independencia, llevaron a dejar en manos del congreso la decisión de nombrar al primer gobernante de la nueva nación. De ese modo, la votación nombró como emperador del Imperio Mexicano a Iturbide, quien gozaba de una inusual popularidad entre la gente.

“De septiembre a octubre Iturbide es el Primer Regente, es hasta marzo de 1822 cuando llega la noticia de que Fernando séptimo rechaza la corona y ante la inestabilidad política que eso genera en este recién nacido país, es cuando parte de la tropa decide proclamar emperador a Iturbide, para que el imperio sea independiente. El congreso lo proclama emperador el 18 de mayo de 1822, lo coronan en la Catedral en julio de ese mismo año. Muchos que lo apoyaron para ser emperador y lo aclamaron de inmediato comenzaron a conspirar para derrocarlo. Tristemente así es este país”, declaró el académico.

EXILIO Y FUSILAMIENTO

La crisis política y económica del imperio era notoria. Mientras tanto, en Veracruz se levantaba un movimiento en contra de Iturbide encabezado por Antonio López de Santa Anna. La situación no era la mejor, así que en de marzo de 1823, Agustín I abdicó al trono. Con ello, el Congreso decretó exiliar a Iturbide del país con rumbo a Italia.

Ya en territorio europeo, decidió aventurarse en una expedición donde recorrió buena parte de la península itálica pasando por los Alpes, el canal de la Mancha, hasta llegar a Londres, donde se entera que existen planes, por parte de España, de reconquistar territorio mexicano. Lo que lo llevó a embarcarse hacia continente americano para alertar al congreso y ofrecer sus servicios militares en caso de ser requerido.

Sin embargo, durante su exilio en Europa, Iturbide había sido declarado traidor a la patria, por lo que, se ordenó que fuera asesinado en cuanto este pisara el país. Después de llegar a suelo mexicano, fue sentenciado a muerte, y fue pasado por las armas el 19 de julio de 1824, afuera de la legislatura en el poblado de Padilla, Tamaulipas. Murió a los 40 años de edad.

“Desembarcó en el puerto de Soto la Marina, lo capturaron y sin juicio lo fusilaron. Dieron la orden de que fuera enterrado ahí en Padilla, Tamaulipas, sin féretro y sin que nadie supiera donde estaba para ser borrado de la historia del país. Hasta 1838, cuando el presidente era un iturbidista, Anastasio Bustamante, mandó a traer los restos de Iturbide a la Catedral de la Ciudad de México donde reposan hoy con el trono imperial, un cuadro y su ropa en una urna”, apuntó el especialista.

HOMENAJES Y REFLEXIONES FINALES

El 20 de julio de 1924, Excélsior dio cuenta de un homenaje rendido a Agustín de Iturbide con motivo del centenario de su fallecimiento. La ceremonia tuvo lugar en el templo de La Profesa de San Felipe de Neri, ubicado en la capital del país, donde se ofreció una misa en honor al libertador, en presencia de representantes de la iglesia católica y distinguidos políticos de la época. Posteriormente, se realizó un recorrido hacia la Catedral Metropolitana, donde se depositó una ofrenda en la capilla en que reposan los restos de Iturbide.

Este 2021, se tiene contemplado efectuar un desfile para recordar los 200 años de la consumación de la independencia de México. Al mismo tiempo, recientemente el Banco de México anunció la puesta en circulación de un billete conmemorativo de la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.

Al respecto de lo que pueden representar esas conmemoraciones y como reflexionar hoy en día sobre Iturbide a 200 años de su gesta, el historiador y escritor, señaló que “el problema es que hay una narrativa histórica oficial que es la que te inculca todo el sistema educativo y pues claro que eso no lo vamos a cambiar nunca. Esa es la misma narrativa que siempre ha dicho que Iturbide fue un traidor y no hay nadie que pueda decir por qué.

A Iturbide tendríamos que recordarlo como lo que es. Iturbide es el libertador, porque eso ni siquiera es discutible. La realidad histórica es que el hombre que hizo que este país se convirtiera en México es Agustín de Iturbide; es el libertador, es el padre de la patria.

Lo que vamos a ver en el desfile es que este gobierno va a repetir hasta el cansancio que el consumador de la independencia es Vicente Guerrero, porque es imposible festejar la consumación sin festejar a Iturbide”, concluyó Zunzunegui.

 

 

 

 

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