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Acusan que revuelta fue planificada

Ante trabajadores de limpieza de la ciudad, el regente Alfonso Corona del Rosal afirmó que estallaron antes de lo previsto; líderes del CNH se declararon como “único y supremo organismo representante de los estudiantes”

Andrés Becerril | 09-08-2018
Acusan que revuelta fue planificada
Alfonso Corona del Rosal, regente del Departamento del Distrito Federal (DDF), aseguró que los “desórdenes” que se habían registrado fueron planeados para atacar a México en su tranquilidad, en su orden, en su estabilidad y en el porvenir de todos los jóvenes pobres.

CIUDAD DE MÉXICO.

Alfonso Corona del Rosal, regente del Departamento del Distrito Federal (DDF), volvió a la escena pública después del bazucazo a la puerta de la preparatoria de San Ildefonso. En esta ocasión para declarar que los hechos de violencia que se habían registrado en la Ciudad de México estaban planeados con anticipación.

La nota publicada en la primera plana de Excélsior del 9 de agosto de 1968, firmada por Raúl Torres Barrón narra la celebración del día de los trabajadores de limpia. Ahí cantó Rosa de Castilla y el funcionario capitalino declaró:

“Los desórdenes estaban planeados con anticipación y estallaron antes de lo que habían previsto las personas que los organizaron, que los habían planeado para atacar a México en su tranquilidad, en su orden, en su estabilidad y lo que es peor en el porvenir de todos los jóvenes pobres de México”.

Hoy hace 50 años también se publicó en la primera plana de este diario la nota que muestra la operatividad y fuerza que empezó a tener la organización estudiantil, aunque por diferentes frentes.

Además del Comité Coordinador (de maestros), que con el tiempo se convirtió en la Coalición de Profesores, (que apareció el 3 de agosto), del Consejo Nacional de Huelga (CNH) (del 5 de agosto), la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET) (que operaba desde 1956), el 9 de agosto de 1968 se conoció la noticia de la operación del Comité Nacional de Huelga de Estudiantes Técnicos.

A parte de insistir en la destitución de los jefes policiacos Cueto Ramírez, Mendiolea Cerecero y Frías, y de la desaparición del grupo de granaderos, en conferencia de prensa, los alumnos reunidos en el Comité Nacional de Huelga de Estudiantes Técnicos dijeron:

“Somos el único y supremo organismo representante de los estudiantes y al no obtener respuesta concreta a las peticiones planteadas por nosotros ante el gobierno decidimos permanecer en pie de lucha”.

Públicamente estos estudiantes desconocieron cualquier gestión de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos y anunciaron que cualquier respuesta debía ser dirigida al Comité Nacional de Huelga.

Entonces también anunciaron que habría una gran manifestación. Se negaron a dar el lugar, hora y fecha, argumentando que “desencadenaría la represión sangrienta de la policía y el Ejército”.

Esa primera conferencia de prensa del Comité Nacional de Huelga, aunque la ofrecieron de viva voz, los estudiantes no se identificaron y tampoco mencionaron las escuelas a las que pertenecían. Dieron dos motivos: para evitar detenciones y hacer de este Comité una organización limpia, para que “no se venda el movimiento y con el objeto de que nadie capitalice el conflicto de forma personal”. Esta fue también la primera vez que se mencionó la palabra movimiento y que fue como históricamente se conoció: Movimiento Estudiantil.

También mencionaron los que se empezaban a perfilar como dirigentes estudiantiles las acciones que distintas escuelas del Poli y la UNAM harían en apoyo a las demandas planteadas desde la marcha estudiantil del 26 de julio: renuncia de jefes policiacos (aún sin nombres); desaparición de los granaderos y disolución del artículo 145 del Código Penal.

Los integrantes del Comité Nacional de Huelga denunciaron ese día una violación a las garantías individuales, ya que, según su dicho, elementos del Ejército no permitían la entrada al Distrito Federal de grupos de estudiantes que llegaban de distintos puntos del país, y  a su vez, negar la salida de jóvenes de la Ciudad de México al interior del país.

El 9 de agosto de hace 50 años, la Unión de profesores de la Facultad de Ingeniería publicó en Excélsior una inserción pagada, donde se dirigían al presidente Gustavo Díaz Ordaz, anunciándoles el acuerdo al que habían llegado en una asamblea del 7 de agosto anterior.

Entre estos estaba apoyar decididamente “la postura asumida por el Sr. Rector Ing. Javier Barros Sierra y demás autoridades universitarias en protestar por la ocupación arbitraria por la fuerza pública de algunos recintos universitarios”. Además de apoyo a la lucha por la libertad de todos los estudiantes detenidos; indemnización de daños a las personas y a los bienes de la UNAM; llamado a la unidad de todas las comunidades universitarias y la decisión inquebrantable de defender la autonomía y declarar su solidaridad fraternal con el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

En otro desplegado publicado en Excélsior, el Colegio de Profesores de la facultad de Ciencias fijó su posición por los hechos que entonces llevaban 18 días.

“El poder público, manifestando una vez más su falta de flexibilidad ante la crítica y las manifestaciones de descontento, hizo uso desmedido y brutal de la fuerza para reprimir movimientos de trascendencia secundaria, desbordando con ello las pasiones y creando un clima de agitación y violencia que venimos viviendo desde el 26 de julio”.

En consecuencia, este grupo de profesores suscribió en ese desplegado que estaban “de acuerdo con el movimiento estudiantil y con el ideario que le anima”. Sostuvieron que el conflicto desatado podía conducirse aún por cauces legales.

En el festejo de los trabajadores de limpia de la Ciudad de México, celebrado en el parque Lázaro Cárdenas, ante unas 10 mil personas, Corona del Rosal sostuvo que de no haber intervenido el Ejército, como lo hizo el 29 de julio anterior “se hubieran tenido que lamentar muchas muertes”.

El regente se refirió a que quienes estaban agitando el conflicto estudiantil decían muchas mentiras, como que había muertos. “No ha habido muertos por una sola razón: porque el orden fue restituido muy oportunamente para bien de los habitantes de la ciudad”.

Corona del Rosal defendió el llamado del presidente Díaz Ordaz, hecho en Guadalajara, días atrás y sobre la violación a la autonomía universitaria, que el rector Javier Barros Sierra y distintos académicos habían denunciado, debido a que algunas instalaciones estudiantiles habían sido tomadas por el Ejército y los granaderos expuso:

“La autonomía universitaria y la libertad de expresión no fueron amenazadas. Como ciudadano, funcionario y universitario, estoy consciente que la autonomía universitaria, en los términos que fue lograda en 1929, debe ser respetada y sostenida por todos”.

Ante los trabajadores de limpia, Corona del Rosal encontró el público ad hoc para hacer una relación de los sucesos violentos vividos en la capital del país. “Voy a aprovechar esta ocasión para referirme, brevemente a los lamentables acontecimientos que desgraciadamente sucedieron recientemente en la capital (…) ¿A quién favorece el desorden en nuestra patria? ¿a ustedes? (hubo gritos de ¡no! Y a ¡nadie!) A nadie es la respuesta. A nadie favorece el desorden en nuestra patria y a los que más perjudica es a los pobres”.

Corona del Rosal se refirió, según la nota informativa a que cuando estalló la violencia en la zona escolar de La Ciudadela, había sido por un incidente sin importancia porque algunos alumnos se habían agredido unos a otros a pedradas, se buscó deliberadamente establecer el choque con la policía del Distrito Federal.

“Un choque que ha sido aprovechado para tratar de desorientar a toda nuestra población, y por eso yo les dirijo a ustedes estas cuantas palabras”, dijo el regente del DDF a los trabajadores de limpia.

Ese mismo día, hoy hace 50 años se publicó la información relacionada a una carta que Corona del Rosal remitió a los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), por medio del director de esta institución, Guillermo Massieu, en donde de forma diplomática rechazaba la destitución de los jefes policiacos general Luis Cueto Ramírez, Raúl Mendiolea Cerecero y Alfonso Frías, señalados como responsables de la represión que los estudiantes habían sufrido en los últimos días de julio y en cambio les proponía una comisión investigadora ajena a la Jefatura de Policía, con representantes de maestros, alumnos y otros sectores de la opinión pública, a fin de sancionar con el rigor correspondiente, a los miembros de la Jefatura de Policía que resulten responsables.

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