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Expresiones

Armando Ramírez, el cronista que siempre fue un chingón

Y una tarde con lluvia, habrá que decir adiós a uno de los personajes más significativos, carismáticos y queridos personajes de la cultura mexicana; '¿qué tanto es tantito?'

Redacción / Fotografías: Facebook Armando Ramírez Rodríguez | 10-07-2019

CIUDAD DE MÉXICO. 

No hace falta decir que fue uno de los escritores que marcó una época en el periodismo y la literatura mexicana; ni que nació en el barrio de Tepito, ni que fue siempre relacionado a su primera obra, Chin-chin, el teporocho; ni que su padre fue boxeador y su madre ama de casa, simplemente habrá que decir adiós a uno de los personajes más significativos, carismáticos y queridos personajes de la cultura mexicana.
 
No hace falta recordar tampoco que no tuvo formación académica literaria, pero aprendió a golpe de tecla el oficio de contar historias. 

"Queremos recordarlo como lo que fue… Un enamorado de la vida, su ciudad y sus barrios… Pero sobre todo del papá más chingón, amoroso, comprensivo y alentador a lograr lo que quisieras hacer en tu vida", escribieron sus hijos al notificar el deceso.

Estudió en la vocacional número 7 del IPN y participó en el movimiento estudiantil de 1968. 

 

Armando Ramírez comiendo en un mercado

 

Sus obras fueron llevadas a la pantalla grande y se convirtió en el eterno narrador de su barrio. 

Rafael López Castillo da un pincelazo de la calidad humana del escritor. 

Se fue Armando Ramírez.

Tepiteño ilustre, escritor notable, retratista de toda una época que nos tocó vivir en el viejo barrio y en nuestro país en general.

Fuimos contemporáneos.

A Armando lo conocí a principios de los años setenta durante los eventos que organizaba el Padre Federico Loos en la Iglesia de la Capillita, en Vidal Alcocer.

Se daban buenas discusiones con Armando quién para entonces tendría unos veinte años y ya había ganado un concurso literario con un libro de cuentos.

Colaboraba en el periódico El Ñero, en donde llegó a ser el jefe de redacción.

Nunca se me olvidará que el primer texto que me fue publicado fue en El Ñero y gracias a él.

Fue un autor prolífico ya que publicó varios libros en los que destacan Chinchin el Teporocho, Quinceañera, Noche de Califas, Violación en Polanco, masiosare, etc,.

Fue un magnífico cronista de barrios de la ciudad de México, reportero y colaborador en varios programas de radio y televisión.

Fue también parte importante del movimiento Arte Acá, en Tepito, al lado de los artistas plásticos Daniel Manrique y Julián Ceballos Casco, genuinos tepiteños.

Son célebres también sus crónicas sobre comidas de barrio desde los tacos de tripa de Ramiro hasta las comidas exóticas del centro de la ciudad.

Un honor haber gozado de su amistad.

Sin duda deja un enorme hueco en las letras y en la crónica.

Hasta la vista Armando.

Armando en una cantina

En este conmovido perfil, también habrá que incluir las palabras que le dedica Salvador Mendiola: 

para Enrique Aguilar / a chaleco)

fue el siempre asombroso y siempre enigmático Luis Guillermo Piazza quien me presentó un día hace casi medio siglo al escritor Armando Ramírez

Piazza era el editor de libros de la Editorial Novaro / allí Ramírez era el joven estrella del momento porque su novela CHIN CHIN EL TEPOROCHO se había convertido en todo un best-seller / y también esa editorial había publicado en ese momento mi primer novela

el intelectual tepiteño de la onda naca a secas y yo nacimos el mismo año de 1952 / el doctor Piazza consideró importante que nos conociéramos en persona como novelistas y enamorados de esta gran ciudad / el chispazo encendió de inmediato una llama enorme que ha durado encendida toda la vida

Armando era un lector apasionado de novelas / lo mismo que yo / así que en cosa de segundos esa vez que nos encontramos en una comida en la Zona Rosa ambos hablábamos al mismo tiempo y sin parar de nuestras lecturas y emociones / de nuestra admiración por Mark Twain y declarando respeto por lo que el otro había escrito

por un buen rato anduve con él y sus cuates en la suprema aventura de Tepito Arte Acá / luego nos seguimos viendo de vez en vez hasta la última vez que lo vi en persona / toda una anécdota...

iba yo caminando con Hermnanita por la calle de Uruguay en el Centro Histórico / a la altura del exconvento de San Agustín y también antigua Hemeroteca Nacional / obvio : nos dirigíamos a los tacos de canasta de cerca de la esquina con 5 de Febrero / y allí mero en la banqueta vimos a Ramírez contemplando con fruición la fachada barroca de San Agustín / me le acerqué sin que él se diera cuenta y le apreté en la espalda cerca del riñón derecho la punta de uno de los plumones que uso para escribir en el pizarrón durante mis clases / al tiempo que le decía fingiendo voz de tipo malo...

--señor Ramírez / don Chin Chin / dese usted por secuestrado / nomás quédeseme calladito y no oponga resistencia porque / si no : me lo mato

él / tembloroso / levantó las manos hasta los hombros y quedito me dijo...

--no hagamos tonterías

muerto de risa yo le dije que volteara y viera que era yo su cuate Mendiola / el volteó a verme muy enojado pero al encontrar mi sonrisa él sonrió como siempre y dijo...

--¡cabrón / qué susto me paraste!

le dije que fuéramos a los tacos de canasta pero él dijo que iba para uno de sus reportajes de tele cerca de La Merced / que luego nos viérmos con el Aguilar

ya no lo veré de nuevo

esa sana amistad de colegas novelistas me dio el gusto de verme convertido en personaje secundario de su novela PANTALETAS / donde me hace aparecer de galán académico al lado de mi bro el Aguilar

las generaciones más recientes deben recordar a Ramírez por sus reportajes de televisión / lo que le convirtió en El Cronista de Tepito y el Centro Histórico / y también por la frase "¡qué tanto es tantito!" / rúbrica de sus presentaciones en el noticiero de Carlos Loret de Mola

descanse en paz el cuate Armando Ramírez

 

Su muro en Facebok comienza a llenarse de nostalgia. Ixi de Marín le escribe: 

Uno de mis autores favoritos por su humor tan especial, picante, irónico y fácil de digerir.

Imagen intermedia

 

He leído éstos tres de sus libros con avidez (en la imagen), cuando necesito motivos para reír de nuestra política y escapar de la cada vez más triste, difícil, absurda y terrible realidad. Y justamente ayer mi hija me regaló el último de sus libros. 

El mejor narrador de barrios de la ciudad de México. Y Tepito, su más grande orgullo. Nadie como él para provocar el antojo por los platillos típicos que comía en sus intervenciones televisivas.

Ciertamente, escribió muchos títulos más con el mismo estilo, pero para mí "El presidente entoloachado" es el mejor! Y Aunque existan otras joyas suyas como 'Chin, chin el teporocho', me quedo con la trilogía de la foto.

Armando murió hoy.
Los hechos no importan. Él, su chispa, su brillo, sus frases pegajosas, la manera tan sabrosa de saborear cada alimento que probaba en sus narraciones y su ingenio al construir la hermana República bananera de Tan Pendécuaro, se fueron con él, aunque nos deja su legado en forma de libros.

Mi homenaje personal al señor que me ha hecho reír (y reflexionar) es éste escrito.
Una vez hablé con él en una firma de libros; me preguntó a qué me dedicaba, y cuando le dije que soy médico me respondió muy serio él, ¿y te gustan mis libros? Y en ese entonces no entendí su respuesta irónico-sarcástica hasta un tiempo después. 

Que descanse en paz, Armando. Cuando lo extrañe, tomaré uno de sus libros.

La vida es breve, así que Sea Ud feliz.

TOTAL. ¿QUÉ TANTO ES TANTITITO? 

 

 

 

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«pdg»

 

 

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