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Inundación histórica en la Ciudad de México

Hace casi 63 años que fue la última de las grandes inundaciones en el DF, donde estuvieron bajo el agua desde las colonias la Candelaria de los Patos y San Lázaro hasta la Condesa, y de la Tránsito hasta la Guerrero

Arturo Páramo | 13-07-2014

CIUDAD DE MÉXICO, 13 de julio.- Aquel domingo la lluvia duró todo el día. La noche del 15 de julio de 1951 las autoridades capitalinas encabezadas por el regente Fernando Casas Alemán estaban en virtual estado de colapso, y la ciudad al borde de la catástrofe.

Si se piensa que las lluvias de las recientes semanas en la Ciudad de México han sido excepcionales, los datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) señalan que estamos ante un año considerado normal.

Los 320 encharcamientos registrados entre el 17 y 18 de junio pasado, el desbordamiento del viaducto Miguel Alemán en abril de 2011, la crecida de aguas negras del río Churubusco en El Arenal en febrero de 2010, palidecen ante la inundación que durante diez días vivió un tercio de la Ciudad de México de 1951.

Hace 63 años, la capital del país estaba a expensas de que el Gran Canal del Desagüe, un tajo excavado en la época porfirista, desalojara el agua de lluvia. Esa noche del 15 de julio de 1951 el Gran Canal quedó inutilizado.

Dentro de la ciudad otros cuerpos de agua recibían minuto tras minuto cantidades descomunales de lluvia. El Río Consulado (otro canal de aguas negras) rebasó su nivel y comenzó a inundar Tlatilco. El río San Joaquín se desbordó sobre el Sanatorio Español.

Vía telefónica, en el Ayuntamiento se recibió una llamada que presagiaba que la inundación en el Valle de México sería mayor que cualquier otra vista en el siglo XX: El túnel de Tequisquiac, encargado de llevar las aguas del Gran Canal hacia el estado de Hidalgo, no recibía agua. La lluvia se acumulaba en los colectores,  drenajes, calles y viviendas.

La de aquel día ha sido la última gran inundación de la Ciudad de México. Para la mañana del lunes estaban bajo el agua varias colonias: desde La Candelaria de los Patos y San Lázaro, en el oriente, hasta La Condesa en el poniente; pasando por la Tránsito, Obrera, Doctores, San Pedro de los Pinos y Portales, al sur, hasta la Guerrero y Peralvillo, al norte.

La mitad de los tres millones de habitantes de la ciudad tenían sus casas y negocios bajo el agua.

Si se piensa que la temporada de lluvias de 2014 es intensa, en aquel entonces quedó bajo el agua un tercio de la ciudad. Se derrumbaron vecindades en la Guerrero por el reblandecimiento de sus paredes.

Se tuvieron que improvisar sistemas de bombeo porque en la capital no había suficientes, sólo 26 para el tamaño de la emergencia.

En la semana en el periódico Excélsior se repitieron encabezados de ocho columnas como “Desastroza inundación en la capital por tormenta”, y “Otra tormenta. Inundación ayer en la Metrópoli”.  Las crónicas relatan que la ciudad estaba “convertida en un lago de fango”.

Para caminar por las calles y reactivar la vida comercial se improvisaron pasillos con tablones y tabiques.

La ciudad tardó casi diez días para que el agua estancada, con todo y los desechos de sus habitantes fuera extraída en su totalidad.

Se culpó a la refinería de Azcapotzalco y a la estación de trenes de Buenavista de generar tapones de grasa en los drenajes.

Los tapones eran tan duros y gruesos que en los días posteriores a la inundación se requirieron de taladros neumáticos para romperlos y recuperar los drenajes.

Tras esa inundación, se planteó por primera vez en excavar el Drenaje Profundo, que estuviera tan abajo que no le afectaran los hundimientos del terreno.

Actualmente la Ciudad de México tiene una red de colectores de tres metros de diámetro bajo los ejes viales de la ciudad, tres interceptores (Oriente, Poniente y Central) y un Emisor Central de 50 kilómetros de longitud.

A la fecha se construye el Túnel Emisor Oriente, que tendrá 62 kilómetros de longitud y del que ya están en funcionamiento los primeros diez de la frontera del Estado de México y el Distrito Federal hasta Las Américas, en Ecatepec.

De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, las lluvias registradas durante este año en la Ciudad de México pueden considerarse como normales tomando en cuenta los niveles de precipitaciones de los años pasados.

En 2013 se tuvo un año considerado como de “sequía moderada” en el Distrito Federal.

Este año, sin embargo, se tienen lecturas de 96.4 milímetros para el mes de junio y se han registrado precipitaciones importantes durante la primera semana de julio, y aún resta hacer el balance de todo el mes.

Para Oliva Parada, subgerente de Comunicación y Desarrollo Institucional del Servicio Meteorológico Nacional, lo benéfico de esta temporada ha sido que las lluvias no han sido
desastrosas.

Hay lluvias benéficas, porque permiten la recarga de los mantos freáticos y se recargan las presas del sistema Cutzamala sin que haya afectaciones importantes a la población”, comentó Parada.

Los datos de la Comisión Nacional del Agua demuestran que las semanas en curso son en las que ha habido mayor precipitación.

Los meses más lluviosos entre 2004  y 2013 están en julio de  2011 y 2012; agosto de 2005, 2006, 2007 y 2008; y en septiembre de 2004, 2009 y 2013.

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