El CCU Tlatelolco digitalizará memoria del 68

Se digitalizará el acervo de fotografías, mantas originales de protesta, folletos, carteles y panfletos que la organización dirigida por Rosario Ibarra de Piedra conjuntó durante cuatro década

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Fotos: Cortesía CCU Tlatelolco

CIUDAD DE MÉXICO.

Además de albañil, José Oliva era carpintero y plomero. Conoció a los Ibarra Piedra cuando llegaron a la colonia Altavista, que por entonces era la periferia de Monterrey. Aquel “milusos” se ganó a la familia, incluso “llevaba a los partidos de futbol, al Estadio Tecnológico, a Jesús, el hijo de doña Rosario”. Pero todo cambió el 18 de abril de 1975, cuando Jesús ya tenía 21 años y desapareció.

Jesús vivía en la clandestinidad, se le acusaba de pertenecer a la Liga Comunista 23 de Septiembre. Su madre decidió dejar la capital regia y venir a la Ciudad de México para investigar la desaparición de su hijo y exigir justicia. Junto con el caso de otros desaparecidos fundó en 1977 el Comité ¡Eureka!, que documentó la sistemática desaparición forzada por parte del Estado mexicano.

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Rosario Ibarra fue acumulando expedientes, documentos que iban marcando el rumbo de la búsqueda y que muchos poderosos querían desaparecer. Ella lo sabía y cuando se cambiaba de morada escogía lugares seguros o era José Oliva quien se encargaba de asegurarlos: “el departamento de Medellín (colonia Roma) era chiquito, la parte de atrás era una habitación más y había que preservar el archivo oculto, con una pared doble; Oliva construyó paredes dobles. La parte de enfrente era una ropería, pero atrás estaba el archivo de ¡Eureka!”, recuerda Jorge Gálvez, integrante de la organización de familiares de desaparecidos.

Ibarra de Piedra acumuló documentos desde 1969 hasta 2000. Un centenar de 100 cajas, cada una con unas diez carpetas gruesas; hay también afiches, fotografías, pancartas y toda la memorabilia de la lucha desesperada por hallar a los desaparecidos. Cuatro décadas después, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, da al movimiento una parte de la justicia negada por años.

A partir de un convenio, el archivo de ¡Eureka! y del Frente Nacional contra la Represión será integrado al gran repositorio digital sobre la memoria que la UNAM prepara como parte de las conmemoraciones del Movimiento Estudiantil del 68. “Los actos de corrupción, violencia, autoritarismo —dijo Ricardo Raphael, director del CCUT— se mueven siempre en las sombras, no es cierto que son evidentes; sin embargo, siempre dejan rastro, siempre hay una fotografía, una imagen, un expediente, y con el tiempo emergen y entonces las piezas del rompecabezas muestran las cosas tal cual fueron”.

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Unir esos “pedazos de memoria” para entender lo que sucedió y encontrar “a quien desapareció, forma parte de los propósitos del repositorio digital que arrancará el 2 de octubre próximo con unos 100 mil objetos digitalizados y en línea, no sólo del movimiento de Ibarra sino también del Archivo General de la Nación, de la UNAM o de los líderes del 68 como Raúl Álvarez Garín. “El 2 de octubre es el primer paso en la construcción de la colección; la idea es que esos objetos vayan creciendo conforme otras colecciones se vayan trabajando”, dijo Raphael.

En conjunto, los documentos sirven también para señalar culpables. El rompecabezas, señaló Jorge Gálvez, casi ha sido armado, “nos faltan unos nombres sobre los que hay sospecha, pero necesitamos ver el documento, el archivo es una llave de entrada. Hay nombres que se han señalado, Francisco Quirós Hermosillo, Mario Arturo Acosta Chaparro, Miguel Nassar Haro, Fernando Gutiérrez Barrios, Luis Echeverría”.

Gustavo Díaz Ordaz por sí solo no pudo haber fraguado lo del 68, Echeverría tampoco pudo haber implementado aquí la desaparición forzada como un ejercicio de Estado, tenía un equipo, ese equipo siempre trabajó en las sombras, por lo general son miembros del PRI y también continuó con la misma práctica Vicente Fox, Felipe Calderón y ellos precisamente no tienen la capacidad de actuar solos, es una política de terror del Estado”, afirmó Gálvez.

A la firma del convenio no asistió Rosario Ibarra de Piedra, quien por prescripción médica debe permanecer en Monterrey. “La libró ahorita, como dice ella: ‘ya la libré’; le dio neumonía, tiene 91 años, también hay una herencia sobre accidentes vasculares y el médico le prohibió regresar a la Ciudad de México; si ella viene se pelea con su médico; entonces dice ‘no, más vale tenerlo como aliado’”.

Además de los archivos judiciales de las denuncias por desaparición (148 en el periodo de Echeverría) y de testimonios de quienes fueron liberados después, el archivo permitirá asomarse a episodios que se mantuvieron escondidos por varias décadas: cartas de amor, mensajes en clave que Jesús Ibarra mandaba a su familia desde la clandestinidad.

Documentos que su madre mantuvo en secreto y que mostró apenas en diciembre pasado, por temor a poner en riesgo al resto de su familia y cercanos.

 

Rechaza lucro conmemorativo

No podemos permitir que se lucre con el 68”, dijo Ricardo Raphael, director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) como respuesta a Arturo Martínez Nateras, exdirigente de la Confederación Nacional de Estudiantes Democráticos y de la Juventud Comunista, quien afirmó que la conmemoración del medio siglo del Movimiento del 68 no debe “ser light” y debe incluir a todos los líderes y participantes de los sucesos y “no sólo a las autoridades”.

Los “periodicazos” de Martínez Nateras, dijo el funcionario, suceden luego de que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ha negado a comprarle el archivo del extinto Partido Comunista Mexicano. “Como con él, hemos hablado con todos los demás que se dicen o que fueron líderes del 68, la comunicación es intensa; hace un mes él (Martínez Nateras)estuvo aquí compartiendo sus reflexiones sobre la intervención del Partido Comunista en el Movimiento del 68, el archivo que tiene es el que tiene que ver con el Partido Comunista, pero el papel que jugó el Partido Comunista en el Movimiento del 68, fue limitado, hay que decirlo.

El problema que tenemos con el señor Martínez Nateras es que nos lo vino a vender y la UNAM no tiene recursos, no va a invertir recursos en estos archivos, porque la mayor parte están siendo cedidos de esta manera (gratuita, como el archivo del Comité ¡Eureka!), es una inversión muy grande la que la UNAM está haciendo para digitalizar, archivar, montar”, agregó.

Hemos tomado la decisión de no darle entrada a quienes quieren lucrar  con la conmemoración; sí hemos hablado con todos los líderes pero no hay intención de utilizar el dinero del contribuyente para pagar por estos archivos, porque creemos que los archivos deben ser públicos, accesibles”, concluyó.

 

cva