Paz y salud: nueva estrategia de cooperación con EU

El pasado jueves 13 de mayo, representantes de los gobiernos de México y de EU nos reunimos en la cancillería para avanzar en el trabajo conjunto en materia de seguridad. Del lado mexicano, la delegación fue dirigida por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez. Participaron, además, funcionarios de alto nivel de las secretarías de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, la Defensa Nacional, Marina y de la Guardia Nacional. Juan González —asesor del presidente Biden y director del Hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad— y Bruce Swartz, subprocurador general adjunto del Departamento de Justicia, encabezaron el grupo de funcionarios de EU.

La reunión refleja la buena relación de cooperación que, desde el respeto mutuo, impera en todas las áreas de la compleja agenda binacional. El diálogo desmitifica la idea de un rompimiento. Por el contrario, hemos avanzado en un diálogo constructivo con respecto a los principios de fondo detrás de nuestra estrategia compartida.

El diagnóstico de ambos gobiernos establece como resultado una serie de prioridades para la región: una reducción significativa en el tráfico de armas de alto calibre, así como de drogas; la atención a las adicciones como un problema de salud pública; la disminución de los índices de violencia que provoca el crimen organizado y una estrategia basada en la inteligencia para desmantelar las operaciones financieras de las organizaciones criminales que delinquen en ambos países.

En otras palabras, México y EU buscamos dejar atrás los magros resultados detrás de la Iniciativa Mérida. En su lugar, avanzaremos en una estrategia con dos ejes centrales. Por un lado, compartiremos más información y mejor inteligencia para desmantelar las redes del crimen organizado, no desde el combate violento, sino desde la inteligencia financiera. Por el otro, haremos frente a las adicciones y al consumo de drogas desde una óptica de salud pública, así como de atención a las causas de la violencia.

Creemos que estos cambios en la cooperación binacional nos permitirán avanzar en la dirección correcta: una región más pacífica con una mejor respuesta ante los retos del consumo de estupefacientes. Desde estrategias de reducción de daños frente a adicciones hasta un control más efectivo de nuestros puertos y fronteras, avanzamos hacia el objetivo común: paz y salud. En este sentido, el gobierno de México enfatizó el papel fundamental de disminuir significativamente el flujo de armas desde Estados Unidos a nuestro país. En el fondo, las armas de alto calibre se traducen no sólo en mayor violencia al sur de la frontera, sino en una mayor disponibilidad de narcóticos al norte.

La naturaleza de las redes del crimen organizado es transnacional. Nuestra respuesta conjunta, desde una nueva perspectiva humanista, renueva las bases de entendimiento para mejorar de manera concreta las condiciones de vida de México y Estados Unidos.

Vale la pena destacar el papel de la red consular de México en EU, pues la jornada sabatina que se llevó a cabo el pasado 15 de mayo registró el mayor número de pasaportes expedidos de los que se tenga registro. De este modo, seguimos trabajando para que nuestros consulados brinden la mejor atención posible a las personas mexicanas en el exterior.

                *Abogado y maestro en políticas públicas. A cargo
                de dirigir la política para América del Norte de la SRE