Quién es quién en las noticias falsas o conozca al más calumniador
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Ricardo Peralta Saucedo
La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) es una oficina creada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para la defensa hemisférica del derecho a la libertad de pensamiento y expresión, en esta misma dependencia se acordó que todos los países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) eliminaran de su legislación penal todos los delitos relacionados contra el honor, ya que la redacción en general limitaba la libertad de prensa y, por ende, de expresión. México lo hizo, donde se derogaron de los 31 códigos penales locales y el federal el capítulo Delitos contra el honor.
Nuestro país accedió, con la lógica mundial de garantizar el derecho a la información y la transparencia y, por supuesto, reconociendo que la libertad de expresión es un derecho fundamental reconocido en la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Declaración Universal de Derechos Humanos, entre otros instrumentos legales internacionales y, por encima de ellos, nuestra Constitución federal, que lo establece en sus artículos 6 y 7.
Sin embargo, en nuestro país y también en el mundo han proliferado las informaciones falsas, donde abundan, precisamente, los delitos derogados de los códigos penales, la calumnia y la difamación. Hoy, son letra muerta, sólo para el anecdotario y la biblioteca jurídica. Pero su práctica porcentualmente supera la veracidad de las notas y columnas periodísticas. Habrá que analizar su tipificación, garantizando los derechos constitucionales.
El 24 de septiembre del 2018, escribí en este mismo medio “Los códigos de honor y los duelos a muerte”, lo invito a leer.
Es un recuento breve de la importancia del honor y de los diversos códigos de duelo a muerte para salvaguardar el prestigio de las personas. La difamación y la calumnia se sancionaban hasta con la muerte. El respeto tenía un valor regulado en la legislación de la época.
La civilización frente al anacronismo ha prosperado, nada puede contenerse por medio de la violencia y menos al amparo de la norma. Pero, como es sabido, una forma de violencia se ejerce diariamente desde el abuso que otorga la difusión de noticias falsas, en algunos casos causan efectos al delito internacional de terrorismo, en otros causan descrédito en instituciones públicas y privadas, así como en el prestigio de las personas.
La irresponsabilidad de quienes escriben noticias falsas debe tener una muy amplia exposición pública, una especie de guillotina social, donde se evidencie quiénes son los que, de manera metódica, mienten. Sus intereses son económicos principalmente, ya que, si tuvieran ideología, la ética no les permitiría hacer de la noble labor del periodismo una duda permanente sobre la veracidad de sus notas.
La sociedad mexicana se ha transformado, es más madura e inteligente, corrobora y compara, profundiza y observa, critica y cuestiona. Es muy sano evidenciar a los que traicionan a la opinión pública, se han enriquecido ilícita e inmoralmente. Como metáfora, el antiguo refrán: “El que a hierro mata a hierro muere”.
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