Primo Levi, entre el testimonio y la ficción

Con este libro de cuentos logré confirmar otro de mis supuestos: Levi no es un autor completamente testimonial, como muchos le creen. En sus relatos hay mucho, demasiado, de inventiva, acaso es un laboratorio de pruebas en diversos momentos. Sí, el sesgo de diario siempre está presente, los momentos de confidencialidad son álgidos, pero será la parodia —otro leitmotiv de Levi— un filtro fundamental para que el autor alcance un tono de sátira, a veces, otros de fantásticos.

Cinco son los libros que componen esta travesía, a saber: Historias naturales (1966), Defecto de forma (1971), El sistema periódico (1971), Lilit y otros relatos (1975) y Última navidad de guerra (2000), libro póstumo, y un par de cuentos dispersos. Como ocurre con todo escritor, algunos de los relatos son mejores que otros, a mí parecer Quaestio de Centauris, en especial, e Historias naturales, como conjunto, son lo más destacado del italiano. En El sistema periódico, Levi reúne las dos trayectorias de su aprendizaje: la química, su profesión, con la escritura, su vocación, entonces éste me parece el más experimental.

En todos los cuentos de Levi, incluso los más sardónicos, se encuentra la dicotomía sueño-vigilia. Deja un espacio reducido a la realidad aplastante, el narcótico del sueño funciona como una cortina que da a la cotidianidad un aspecto deformado, irreverente. Acaso uno de los rasgos característicos del autor italiano es la comicidad, el dato enciclopédico, muy a los Borges, y la intervención del de las ciencias exactas en sus obras, como la biología, que se ve en Historias naturales, y la química.

A Primo Levi lo puedo incluir en una larga lista de cuentistas italianos destacados: Pirandello, Papini, Bontempelli, Moravia, Buzzati, Tozzi, Calvino. Magrelli, Ginzburg, entre muchos otros más. Cada uno de ellos arriesga, como lo hace Levi, confronta, insulta con la terquedad un autor que anda en búsqueda de lo ínfimo, de lo mínimo, en el caso de Levi es el átomo, la partícula, el microcosmos.

Encadenar a Levi al género de la autobiografía sería desatender su vena literaria. Y eso es lo que ha sucedido con su obra: las fronteras editoriales lo han mantenido en el rincón del diarista, del hombre que escribe historias de guerra, y eso no es una verdad a medias. La obra “breve” de Levi impone una exploración para nada envilecida, sino todo lo contrario.

Incluso, quien haya leído la Trilogía de Auschwitz, compuesta por Si esto es un hombre, La Tregua, obra de corte burlesco, y el ensayo Los hundidos y los salvados, muchos más sesudo y crítico, sabrá que Levi era un hombre con diversos tonos, no sólo el de la lamentación y la tragedia.

El autor, quien en 2019 estaría cumpliendo el centenario, es un testimonio de gallardía y entendimiento del tiempo que le tocó vivir. Levi ya se posiciona entre los autores de ficción más entrañables de la narrativa mediterránea.

HASHTAG. ¿Para quién gobierna Andrés Manuel López Obrador? Pareciera que el tabasqueño no entiende los tiempos que estamos viviendo. Todo indica que la clase media, la siempre boyante clase media, será descobijada de los programas sociales del Presidente. Ya dejó claro que la cultura, la tecnología y la ciencia no caben en el discurso de austeridad, ese gasto es superficial. La educación, a menos que sea lo que él entiende por educación, tampoco merece ser auspiciada. Sí, corrigió, porque todo indicaba que las instituciones educativas se reunirían, como hicieron los magistrados, para reclamarle, entonces se evitó otra derrota y prefirió claudicar y hacerse pasar por un mandatario atento y sabio. Supo jugar. No siempre será así. Que el precedente de la Suprema Corte quede como evidencia de algo importante: si una oposición bien documentada y sólida se enfrenta a Morena y al gobierno, seguro dará batalla. Espero que la oposición no resulte ser otro Morena, porque Morena resultó ser, al momento, un principio de priismo endémico.

Escritor

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