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Nadie está seguro, hasta que todas y todos lo estemos

London eye

London eye

Por Corin Robertson*

 

Al leer las noticias, es difícil no sentirse abrumado o abrumada por la magnitud del reto que enfrentamos globalmente para luchar contra el coronavirus. Con la primera ola de contagios todavía latente en América Latina, y otras regiones en el resto del mundo haciendo todo lo posible para evitar un segundo brote, pareciera que la crisis no llega a un fin.

Sabemos de la única forma para ponerle fin a esta crisis: una vacuna. Equipos científicos y médicos están haciendo importantes contribuciones a la lucha mundial contra esta enfermedad. Hemos apoyado avances que buscan salvar vidas en los tratamientos con dexametasona, mientras los investigadores de la Universidad de Oxford y el Imperial College de Londres poseen vacunas prospectivas ya en etapas avanzadas de ensayos clínicos.

En conjunto, hemos comprometido más de 760 millones de libras para combatir los impactos del virus en todo el mundo, lo que coloca a Reino Unido entre los mayores donantes a escala global. Pero también estamos conscientes de que una vacuna no es la única solución que necesitamos: debemos desarrollar un rango de diversas opciones, designadas a detener todas las cepas del virus que puedan surgir.

Las pruebas y los medicamentos que pueden ayudar con los síntomas también siguen siendo vitales. Pero una vez que encontremos algo que funcione, ¿qué sucederá después?, ¿cómo se fabricará y se distribuirá?, ¿cómo podremos garantizar que las poblaciones más vulnerables del mundo tengan acceso a las vacunas que necesitan?

Para poner fin a esta terrible pandemia y poner en marcha nuestra recuperación global, debemos hacer que las vacunas, los tratamientos y las pruebas sean accesibles, desde Reino Unido hasta Brasil, Etiopía a Ecuador, Turquía a Trinidad y Tobago y en cualquier lugar del mundo.

La semana pasada, México y Reino Unido coorganizamos una reunión virtual para abrir el diálogo a estas preguntas: Acelerando el acceso a las vacunas contra el covid-19 en América Latina y el Caribe. Durante el evento, que reunió a 27 países de la región, panelistas discutieron opciones para asegurar el acceso igualitario de vacunas para todas y todos.

Uno de los aspectos más importantes de este esquema es cómo los países pueden integrar financiamientos para dirigir recursos colectivos hacia la producción de cualquier vacuna que tenga éxito, a la vez que se comparte el riesgo.

Me enorgullece saber que las y los investigadores, y compañías británicas, se encuentran al frente de los esfuerzos para desarrollar vacunas, tratamientos y pruebas para salvar vidas. Sin embargo, esto no es suficiente para prevenir que este virus siga cruzando fronteras y continúe afectando a nuestros ciudadanos. Nuestras discusiones han representado un punto de partida de lo que esperamos que sea un entendimiento y un compromiso compartido a lo largo de la región para continuar trabajando hombro con hombro en esta crisis, al proteger no sólo a ciudadanos británicos y mexicanos, sino también a todos aquellos de las naciones alrededor del mundo.

Estamos muy agradecidos con nuestros amigos mexicanos, con quienes hemos colaborado muy de cerca para promover una respuesta global a la pandemia. México ha sido un socio valioso, el cual ha trabajado para mantener el flujo comercial y proteger las cadenas de suministro, al mismo tiempo que ha asistido a Reino Unido en la repatriación de turistas británicos, y promovido el acceso equitativo a los suministros médicos.

Sobre todas las cosas, el covid-19 ha demostrado que la cooperación internacional es una necesidad, no una elección. No podemos combatir este virus individualmente. Nadie estará a salvo hasta que todas y todos lo estemos.

Espero sus comentarios en london.eye@fco.gov.uk y a través de Twitter: @UKinMexico y @CorinRobertson

* Embajadora del Reino Unido en México

 

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