Ofrece López Obrador platillos mexicanos a invitados

CIUDAD DE MÉXICO

La comida de la investidura en Palacio Nacional tuvo un menú mexicano condimentado con una fuerte dosis de camaradería latinoamericana.

Primer plato, ensalada de calabazas criollas en cama de pipián.

De entrada el arribo del rey de España Don Felipe VI, partiendo plaza y arrancando los aplausos de quienes soportaban estoicos el atroz calor frente a la entrada principal del Palacio Nacional.

Más tarde, los vítores serían para el presidente venezolano, Nicolás Maduro, que llegó directamente del Aeropuerto Internacional.

La comida se desarrolló en el Salón de la Secretaría de Hacienda, con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dando la bienvenida.

Segundo tiempo, crema de huitlacoche. La llegada de Andrés Manuel López Obrador, apoteósica, si se considera que ya se ha perdido la cuenta de los mítines encabezados por el hoy presidente en este mismo Zócalo por las razones más variadas, siempre en protesta, en rebeldía. Este sábado López Obrador tuvo su anhelada cita con la historia.

En la comida se escucharon nueve piezas del cancionero mexicano ejecutadas por la Camerata Instrumental de México: Sobre las olas, el Huapango, México en la piel, Siete leguas y Mi ciudad, entre otras.

Tercer tiempo. El plato fuerte. Costilla en salsa de axiote con esquites y molote de plátano. La camaradería aparece cuando se habla entre pares. La foto esperada por el mundo llega. Los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; de Bolivia, Evo Morales; y de Venezuela, Nicolás Maduro, sentados en el mismo sillón.

Los postres. Dulce de zapote negro y crema montada de vainilla y garapiñados. Vienen finalmente las fotografías protocolarias de cada uno de los mandatarios en el despacho presidencial con López Obrador y acompañados de su esposa Beatriz.

*jci