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Expresiones

Un mar de anécdotas en la 35 Feria Internacional del Libro de Guadalajara

El libro conmemorativo ‘Cien voces de Iberoamérica’ reúne entrevistas y fotografías de un centenar de escritores que han participado en el encuentro editorial

Virginia Bautista | 05-12-2021
Foto: Virginia Bautista
Foto: Virginia Bautista

 

 

GUADALAJARA. Una palabra resonó con fuerza este año en los salones, pasillos y stands de la 35 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara: reencuentro. Y el libro conmemorativo de esta edición, Cien voces de Iberoamérica, afirma Marisol Schulz, directora de la cita editorial más importante en idioma español, comparte justo las vivencias de un centenar de autores que han acudido a este foro.

El 2021 ha sido de reencuentros, después de la pausa por la pandemia. A 35 años de la primera FIL de Guadalajara, los números que resumen sus logros son señales que dan fe de un desarrollo y un crecimiento que siguen en evolución”, comenta sobre la feria que hoy concluye tras nueve días de actividades.

La editora destaca la vocación de pluralidad y “lo polifacético” de este encuentro editorial que inspiró un libro con entrevistas y fotografías de cien narradores, poetas, dramaturgos, ensayistas y críticos de 18 países iberoamericanos, 50 hombres y 50 mujeres, y cien fotografías hechas ex profeso.

Coordinado por Patricia Córdova Abundis, Cien voces de Iberoamérica incluye los textos de Vanesa Robles, cien pequeñas semblanzas y las imágenes de la fotógrafa Maj Lindström, 89 de ella y 11 de otros artistas de la lente.

Los escritores que han aceptado el reto de ser nuestros invitados año con año desde 1987 llegaron, algunos, cuando eran ya figuras muy establecidas, nombres reconocidos en el horizonte literario; que vinieran constituye un gesto de generosidad, de solidaridad”, destaca Schulz.

Otros autores han venido con su primer libro en la mano. Varios han logrado el reconocimiento y lectores aquí, a lo largo de estos 35 años. Y no sólo del ámbito del español, sino de varios países. La FIL ha sido una caja de resonancia”, agrega.

La vocación de pluralidad incluye los géneros literarios de poesía, novela y cuento; pero también el arte, los espectáculos escénicos, el debate de las ideas, la reflexión sobre los temas de actualidad, la historia, la arquitectura y las humanidades.

Pero también es una feria de profesionales del libro. Tres días se dedican a estas transacciones. Es polifacética, es decir, ofrece muchos aspectos. Es una ventana hacia el español en cuanto a los derechos de autor, traducciones, agentes literarios, bibliotecarios y editores”, añade.

La directora dice que muchas cosas han cambiado en estos 35 años. “Los libros ya no se hacen igual, se transformó la tecnología, la forma como nos comunicamos, nuestra percepción del mundo. Pero lo que no ha cambiado es la emoción desbordante de quienes acuden cada año para dar vida a la FIL. Es famosa por su hospitalidad, calidez y alegría. La feria es un mar de anécdotas”, indica.

Por su parte, Córdova cuenta que la idea del libro conmemorativo fue de Raúl Padilla, el presidente de la FIL. “En el otoño de 2019, él imaginó un volumen de fotografía y textos que fuera un compendio y a la vez un reconocimiento a los escritores que año con año dan vida a la feria”.

Señala que desde un principio fue un desafío, por la cantidad de nombres a seleccionar, pues cada año han participado un promedio de 600 autores. Por esta razón, detalla, conformaron un consejo editorial, integrado por Ángel Ortuño, Cecilia Eudave, Igor Lozada, Laura Niembro y Luz Eugenia Aguilar, entre otros, para que realizara la selección y una serie de preguntas sobre “el sentido de la aventura, las dificultades que enfrentan quienes deciden dedicarse a escribir y las vicisitudes del oficio”, explica.

Asimismo, Robles espera que los lectores “encuentren en este libro cosas que les hagan sorprenderse y que les motiven a leer, como me pasó a mí”. Y admite que aún falta “buscar las voces de la literatura infantil y de la que se hace para adolescentes. Podríamos hacer una saga, hay mucho material”.

Finalmente, Lindström comparte que “ha sido una experiencia muy intensa. Lo que hicimos es prácticamente cazar a los autores y pedirles sesiones de cinco minutos, cortas e improvisadas. Fue complejo lograr un retrato en tan poco tiempo; pero me gustó la experiencia. Traté de captar su personalidad, algo de la verdad de esta persona, un gesto, una mirada, una forma de poner el cuerpo o todo combinado”, concluye.

 

 

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