El día que la ciudad se transforma: Día de las Madres

CIUDAD DE MÉXICO

Una vez más el Valle de México vive y confirma que el día más ajetreado para todas las familias mexicanas es el inigualable Día de las Madres.

No es cualquier fecha, es más que eso.

La mujer que representa el eje rotor de las familias, la esencia de la pureza y la entrega, que recae en el amor hacia los hijos, cariño incomparable.

Son ellas quienes paralizan todo a su paso: ponen de quicio las calles de la gran ciudad, saturan todo espacio comercial, filas interminables para acceder a un restaurante y en otros casos una simple oración para bendecir el andar de las madres.

No todo brilla, eventos que se realizaban por espacio de 20 años se ven interrumpidos por la falta de organización y que deriva en su cancelación.

Reyna Pedraza, presidenta de la Asociación de Colonos de Ciudad Satélite municipio de Naucalpan con tono triste advierte: “Es una pena que la comida se cancelara, no hubo planeación y una tradición que tenía el Centro Cívico con el Día de las Madres se vino abajo”.

El júbilo no solo se refleja a través de espacios comerciales o gastronómicos sino también de la nostalgia y el recuerdo.

La zona de panteones en San Isidro, en la delegación Azcapotzalco es el fiel reflejo de la devoción del vivo recuerdo de las inmaculadas mujeres.

Para Juan, quien su madre falleció hace una década resume con alegría “así de sencillo, las madres nos dieron la vida, benditas”.

Los arreglos florales son objeto del recuerdo y de un pasado amoroso de aquellas que gustaban del olor que desprendía un geranio y la dulzura de una rosa.

Matilde no solo viene cada 10 de mayo, sino una vez mensualmente a platicar con su madre “Siempre tenemos que tener en mente y en nuestro corazón aquellas personas que se nos adelantaron, aunque el dolor, con el paso del tiempo se transforma en detalles imborrables”.

Si alguien puso en duda el significado y la importancia de una fecha tan importante, está equivocado ya que madre sólo hay una.

*bb