Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Generación siglo XXI

13 de Abril de 2021

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El florecimiento de niños prodigio en el ajedrez es consecuencia y reflejo del entorno de la modernidad. De la conjunción de la tecnología y comunicación de punta, de la computadora, de internet, de los engines, máquinas calculadoras capaces de resolver en un segundo millones de combinaciones e indicar las líneas o variantes de ataque más destructoras y de sólida defensa con asombrosa precisión, en orden superior de exactitud, eficacia y rapidez a la inteligencia humana; de la suma de conocimientos de siglos plasmada en libros que se han convertido en clásicos, Los grandes maestros del tablero, de Richard Réti; Mi sistema, del letonés Aron Nimzowitsch; los libros de Mark Dvoretsky, Endgame manual, Nunca olvides que... ¡tienes un rival enfrente!; de la aportación del exmonarca mundial Kaspárov con la colección Mis geniales predecesores, y algunos otros más, sumados a la competencia online y la creciente cifra de torneos, catalizada por covid, así como los conocimientos directos de prestigiosos GMs que reciben niños jugadores, principalmente en Europa, Asia, Estados Unidos. En el entorno con la tradición y la cultura del esfuerzo y la superación.

Finalizó el domingo un fascinante torneo, vía online, que reunió a 10 adolescentes que, en su oportunidad, fueron niños prodigios del juego, ahora menores de 18 años, y 10 mujeres menores de 25 años, de los mejores talentos del planeta. Lo que se presenció fue una lucha extraordinaria, palpitante, emocionante, con diversidad de estilos y personalidades, impregnados de grandes conocimientos, con enorme capacidad de concentración, atención, de cálculo, voluntad de vencer.

El alto nivel que escenificaron en combates de ajedrez rápido al ritmo de diez minutos, con añadido de cinco segundos por jugada, corrobora que la mayoría de los diez jóvenes, entre los que brillaron el indio Rameshbabu Praggnanandhaa, vencedor con 15 ½ puntos en 18 partidas; y otros cuatro jugadores con 14 puntos: el genio uzbekistaní Nodirbek Abdusattorov, los prodigios indios Gukesh D y Nihal Sarin, y el talento ruso Volodar Murzin, posee el potencial para derrotar a cualquier GM de la élite en el ritmo tan vertiginoso al que jugaron.

Nunca antes en la historia del ajedrez se presenció el florecimiento de tantos niños prodigio. La aparición de niños prodigio se produce en el campo de las matemáticas, la música y el ajedrez. Algunos de ellos se han graduado como GMs, cuando menos tres años antes de lo que hicieron el legendario Bobby Fischer o la magyar Judit Polgár, única mujer que ha estado en el octavo lugar del mundo con Elo de 2,735 puntos en la competencia entre hombres, algo asombroso.

El torneo de prodigios, los 10 hombres en primer lugar, las mujeres del 11 al 20, abre campos de estudio, debate, investigación científica.

 

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