El Ejército mexicano y el reto por la seguridad interior de la nación
Por Jorge Nuño Jiménez* Valiente y franca entrevista del ciudadano secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, expresa asuntos del más alto nivel, que algunas personas se hicieron sorprendidas, pero a quienes lo conocemos no nos sorprendió, ...
Por Jorge Nuño Jiménez*
Valiente y franca entrevista del ciudadano secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, expresa asuntos del más alto nivel, que algunas personas se hicieron sorprendidas, pero a quienes lo conocemos no nos sorprendió, porque no evadió ninguna pregunta, conocemos su carácter y estilo de buen soldado. Mencionó el doloroso y espinoso caso Tlatlaya, y violaciones a los derechos humanos, la corrupción, la seguridad nacional, así como su concepto sobre la eliminación del fuero militar, que tuvo un alto costo que ha tenido que pagar el Ejército por el apoyo en asuntos de seguridad pública.
Es una entrevista histórica, emite conceptos que muchos no nos atrevemos a expresar, debería ser divulgada ampliamente por mostrar al Ejército de cuerpo entero, porque desde mi punto de vista el Ejército es el defensor del pueblo; actualmente muchas fuerzas ocultas tratan de distanciarlo a través de una campaña perversa orquestada desde el interior y exterior, para desprestigiarlo y facilitar así el camino del caos del crimen organizado que ha sembrado muerte y destrucción.
Todavía la semana pasada, unilateralmente, el Departamento de Estado de los Estados Unidos acusó sin fundamento a nuestro Ejército de ser violador de derechos humanos y de efectuar ejecuciones extrajudiciales, torturas, desapariciones forzadas y tratos crueles, conducta que calificamos de inadmisible para la buena relación entre estas dos repúblicas. Esta expresión unilateral es injerencista e inadmisible y constituye un gesto inamistoso y muestra la falta de respeto a la soberanía de una nación y a sus instituciones.
Afortunadamente y con toda oportunidad la Cancillería mexicana respondió a esta acusación tachándola de unilateral.
Coincido plenamente con los conceptos expresados en la entrevista anteriormente mencionada, porque también nosotros exigimos justicia, y nos molestan e indignan los prejuicios tendenciosos, las verdades a medias y las mentiras piadosas expresadas contra las Fuerzas Armadas nacionales, porque todos sabemos que históricamente han sido el aliado más fiel del gobierno legalmente constituido y del pueblo.
El Ejército no se cansa, no titubea, acata lealmente las órdenes emanadas de su Comandante supremo, el Presidente de la República. Así lo deja entrever claramente a lo largo de su entrevista singular el titular de la Defensa Nacional, que con toda claridad nos dibuja los peligros que enfrenta México ante esta escalada de provocaciones.
Muchos países enfrentan actualmente amenazas de nuevos enemigos ocultos, encabezados por organizaciones criminales que han retado a los Estados y sus respectivos gobiernos, alterando la tranquilidad, y México no es la excepción.
Actualmente se ha hablado en nuestro país en pro y en contra de las tareas que desarrollan en la actualidad las Fuerzas Armadas nacionales, como es el caso de nuestro Ejército mexicano, la Armada y Fuerza Aérea, instituciones que han pagado una factura muy alta, pues de acuerdo con datos recientes, más de 95 militares han caído en acciones diversas luchando contra la delincuencia organizada:
Un jefe, 83 elementos de tropa, agredidos por estas fuerzas delincuenciales.
En muy raras ocasiones la sociedad ha reconocido el sacrificio de los soldados humildes caídos en el cumplimiento de su deber ejecutando misiones de seguridad pública, tareas que le son ajenas y que en desarrollo de las mismas están sujetos a la crítica y revisión permanente sobre la legalidad de las mismas.
El Ejército mexicano en los últimos lustros ha trabajado intensamente, siempre bajo presiones como ha ocurrido recientemente, que tratan de desprestigiarlo, cuando todos sabemos que en realidad es el garante de la seguridad interior de la nación. Trabajan contra viento y marea en medio de presiones de actores perversos que tratan de manchar su buen prestigio ganado ante la historia.
Esta institución centenaria y republicana es el garante de la seguridad interior de nuestra nación, y se mueve en medio de una corrupción y descomposición de órganos policiacos a quienes les competen estas tareas. Sin embargo, ha sido duramente criticado por algunos sectores sociales que le piden respete las leyes y que no viole los derechos humanos, ignorando que en realidad esta institución ha tomado como bandera la exigencia y respeto a todos sus elementos de la observancia de las garantías individuales.
La seguridad pública ha sido alterada en muchas regiones del país y las autoridades correspondientes en múltiples ocasiones han sido insuficientes para garantizar la paz. El Ejército ha enfrentado en medio de vacíos y confusión legal el fortalecimiento de la seguridad interior de la nación, llenando ese vacío dejado por autoridades a las que les competen estas tareas.
En múltiples ocasiones se le ha señalado, sin fundamento y sin pruebas, tratando de desprestigiarlo, a sabiendas que en esencia es el pueblo en uniforme, de ser un violador vulgar y contumaz de derechos y garantías fundamentales, pero ignoran que su único compromiso es con México.
La ciudadanía le tiene confianza y en ningún caso ha abusado de su fuerza cumpliendo órdenes recibidas de acuerdo con el artículo 57 fracción II del Código de Justicia Militar, el cual lamentablemente fue reformado recientemente, traduciéndose esta reforma en un reblandecimiento de la moral y disciplina de la institución y toda la cadena de mando.
Esta institución opera siempre en forma legítima y legal, para lo cual está debidamente organizada y equipada, actúa siempre a solicitud de autoridades estatales, quienes muchas veces no pueden hacer frente con sus cuerpos de seguridad llenos de corrupción, para desactivar a estas bandas criminales despiadadas que se han convertido en el nuevo flagelo de la sociedad, creando miedo, terror y angustia en diversas poblaciones a lo largo y ancho del país.
Desde su origen, estas fuerzas tienen como filosofía no invadir esferas o atribuciones y mucho menos violentar los derechos humanos. Su afán es protegerlos y, por ende, defender la Constitución y las leyes ordinarias, aunque no ignoramos que el enemigo oculto que amenaza la seguridad nacional y que puede romper con la unión es la impunidad, la injusticia, el subdesarrollo y corrupción de algunos órganos policiacos en contubernio con fuerzas productivas y órdenes locales del gobierno. Estoy convencido de que la mejor seguridad de la nación empieza en las aulas, en el desarrollo económico, la salud y la creación de empleos que la sociedad exige y demanda con todo derecho.
El despliegue actual de tropas en todo el territorio nacional es cumpliendo órdenes recibidas de sus altos mandos, sin duda alguna su objetivo no es gobernar, ni suplir a ninguna autoridad de los tres órdenes de gobierno, sino apoyarlas, restableciendo el orden y el imperio de la ley, y concluido esto regresar a sus cuarteles, generando condiciones que permitan el progreso de la nación y resguardar a las instituciones democráticas.
En algunos foros a los que se me ha invitado he expresado reiteradamente mis convicciones en torno al Ejército mexicano y su desempeño en funciones de seguridad pública, he afirmado categóricamente, en contra de todas las opiniones tendenciosas y sin fundamento, que “el Ejército a fin de cuentas es el aliado estratégico para garantizar el orden constitucional, la paz y la seguridad nacional”.
Deberíamos pensar con seriedad y en honor a la verdad que el mejor regalo que le podemos proporcionar a esta noble institución sería otorgarle un marco jurídico adecuado, para que pueda cumplir sus tareas e importantes misiones, coadyuvando con otras fuerzas de seguridad, para que redunde en el fortalecimiento de la seguridad interior, sabedores de que para estas funciones las fuerzas policiacas se encuentran en una profunda crisis y descomposición, generando un vacío en muchas regiones del país y que no queda otra alternativa que disponer del Ejército mexicano, que es requerido y bien recibido en poblaciones ocupadas por fuerzas delincuenciales.
Diversos ordenamientos constitucionales establecen las normas y principios por los cuales deben caminar las Fuerzas Armadas para cumplir sus altas misiones, como es el caso del artículo 13 constitucional, el cual habla de la subsistencia del fuero de guerra para los delitos y faltas contra la disciplina militar, estableciendo dicho ordenamiento que los tribunales militares por ningún motivo podrán extender su jurisdicción sobre las personas que no pertenezcan a dicha institución, y en el caso dado de la comisión de un delito o falta del orden militar que estuviese involucrado un paisano, conocerá del caso la autoridad civil correspondiente, lo cual sin duda alguna es una garantía a la sociedad para evitar atropellos o excesos de la jurisdicción militar en contra de éstos.
Pensando en la seguridad interior de la nación, es menester subrayar el mandato del artículo 34 constitucional, el cual establece: que los ciudadanos mexicanos pueden tomar las armas en el Ejército o Guardia Nacional para la defensa de la República y de sus instituciones de acuerdo a las leyes ordinarias. Interpretando que la soberanía nacional dimana y reside originalmente en el pueblo, desde su origen el constituyente de 1917 estableció la necesidad de defender el bien supremo que es la soberanía, con un aliado estratégico, el Ejército, institución de origen popular.
El artículo 89 establece las facultades y obligaciones del Presidente de la República que le otorga en su fracción VI y VII, la misión de preservar la seguridad nacional disponiendo de la totalidad de las Fuerzas Armadas permanentes, es decir, el Ejército, Armada y la Fuerza Aérea, para la seguridad interior y defensa exterior de la federación, y en su fracción VII de disponer de la guardia nacional, para el mismo objetivo, con la aprobación de los tratados internacionales, y autorizando para que pueda permitir la salida de tropas nacionales fuera de los límites del país, con autorización del Congreso.
¿QUÉ APOYO REQUIERE EL EJÉRCITO?
En concordancia con el artículo 129 constitucional, el cual establece que en tiempo de paz ninguna autoridad militar podrá tener más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. Entonces deberíamos recapacitar con seriedad en la necesidad imperiosa para que el Legislativo le otorgue a las Fuerzas Armadas una ley reglamentaria del artículo 89 y 76 constitucionales, para que norme las funciones y misiones del Ejército, llenando los vacíos legales con una Ley de Seguridad Interior de la Nación y otra Ley de Defensa Nacional, para que el Ejército esté en condiciones de poder participar de la mejor manera con un adecuado marco legal y constitucional a las autoridades.
*Director general del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo y exsecretario particular del expresidente Luis Echeverría
