Paraíso perdido

Ya de regreso del Festival de Cine de Guadalajara en el que, dentro de lo que tuve oportunidad de ver, el balance es muy bueno. La calidad de las producciones nacionales es patente y en verdad se hace urgente que la exhibición se abra a lo hecho en México, sencillamente ...

Ya de regreso del Festival de Cine de Guadalajara en el que, dentro de lo que tuve oportunidad de ver, el balance es muy bueno. La calidad de las producciones nacionales es patente y en verdad se hace urgente que la exhibición se abra a lo hecho en México, sencillamente porque se hace muy bien. El tema es eterno y representa el lastre que carga el cine mexicano desde hace años.

¿Hasta cuándo nuestras autoridades culturales se animarán a tomar cartas en el asunto? ¿No me digan que todo lo que nos llega de Hollywood y que ocupa más del 90% de las pantallas son obras maestras? Como exhibidora, Cinépolis se ha ocupado en dar un respaldo a las películas mexicanas y algunos festivales, pero en las producciones gringas sigue habiendo un altísimo porcentaje de basura que más parece para consumo local de las audiencias norteamericanas que para exportación.

Una muy buena noticia en la cartelera de este viernes es la película hecha en México, Paraíso perdido de Humberto Hinojosa Ozcáriz, que debutó en 2009 con Oveja negra y en 2012 presentó I hate love-Odio el amor. El guión, muy bien logrado, es de la autoría del propio Hinojosa y Antón de Goenechea.

El thriller o cine de suspenso es un género poco explotado en el cine nacional y es, precisamente, al que le apuestan Hinojosa y su equipo con muy buenos resultados. El argumento sigue el “inofensivo” paseo por el Caribe del matrimonio formado por Sofía, en una destacada interpretación de Ana Claudia Talancón —pues además el rodaje fue evidentemente muy demandante—, y Mateo, el actor español Iván Sánchez. Con ellos viaja Pedro, Andrés Almeida, que va madurando y superándose en cada película.

Con una inteligente secuencia de créditos que lanza el anzuelo al espectador, la acción sigue a los tres jóvenes que navegan en un velero en medio de paisajes paradisíacos, en lo que promete será un buen fin de semana. Sofía y Mateo se aman y están planeando su futuro. Acaban de tener un tropiezo en un negocio que habían emprendido, y van a conocer unos terrenos en la zona caribeña en los que quieren invertir, les urge dinero. Inesperadamente en el horizonte vislumbran una isla que no está registrada en sus mapas y deciden acercarse a explorarla. 

Ya en la playa el trío se adentra en la selva y hacen un descubrimiento que detonará que su aventura se convierta en una pesadilla: el paraíso perdido del título.

Hasta ahí todo parece el lugar común de las historias de este género: uno puede pensar que los personajes tienen que hacer tonterías e imprudencias que los metan en problemas. Pero el argumento justifica bien las acciones, y la construcción de los tres roles y sus motivaciones son muy convincentes.

Paraíso perdido tiene todos los elementos para mantenernos en la orilla de la butaca con una historia que toma giros inesperados y cuenta con buenas actuaciones, particularmente de Andrés Almeida y Ana Claudia Talancón, que además de verse muy bien en la pantalla es una actriz talentosa e inspira la empatía del espectador.

El score corre a cargo de Rodrigo Dávila, que muestra talento al imprimir suspenso y emoción a través de la música.

Paraíso perdido es un thriller muy recomendable que usted no debe perderse.

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