Guadalajara 30

Este año transitamos hacia los 30 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara. La organización del evento, encabezada por su director Iván Trujillo, conmemora con buenas películas, actividades paralelas, presentaciones de libros, talleres e importantes invitados ...

Este año transitamos hacia los 30 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara. La organización del evento, encabezada por su director Iván Trujillo, conmemora con buenas películas, actividades paralelas, presentaciones de libros, talleres e importantes invitados entre los que destacan Isela Vega, Jaime Humberto Hermosillo, Guillermo del Toro, Victoria Abril, Luis Estrada, Emilio Estefan. El país invitado es Italia, de enorme y reconocida riqueza cinematográfica, al que representa todo un icono, Bernardo Bertolucci, quien ha sufrido de problemas de salud desde hace años y tuvo que disculparse por no estar  presente en Guadalajara. Sus películas y un documental, Bertolucci on Bertolucci, hablan por él.

Imposible acceder a la totalidad de la gran oferta de películas que integran el programa de actividades, además de los talleres y conferencias magistrales, galas, etc. Con 22 películas mexicanas, 16 documentales, 16 largometrajes de ficción, 46 cortometrajes iberoamericanos, que compiten por el premio Mayahuel en diferentes secciones oficiales, a eso hay que sumar retrospectivas de los diferentes homenajeados.

En un primer vistazo, me quedo con películas que muestran que, tanto los nuevos realizadores mexicanos como los latinoamericanos en general, emergen con trabajos muy logrados, potentes, propositivos.

-La delgada línea amarilla es el primer largometraje del realizador tapatío Celso García. El reparto es impresionante: Damián Alcázar, Joaquin Cosío, Silverio Palacios, Gustavo Sánchez Parra y el joven Américo Hollander. La historia brilla porque tiene algo que, paradójicamente, es difícil lograr: es sencilla y honesta. Gira en torno a un grupo de hombres de campo que son contratados para pintar la línea amarilla de la carretera que una San Carlos y San Jacinto (no me queda claro en qué lugar del país, pero es poco importante). Alcázar es un hombre atormentado que rumia el dolor de un pasado de culpa que lo persigue; Cosío es un chofer de tráiler que ha tenido que abandonar el trabajo por problemas de la vista, Sánchez Parra guarda sorpresas por su pasado como ladrón, Palacios trabajó en un circo y, como en otras películas aporta las dosis de humor. Hollander interpreta a un chavo introvertido y fastidiado que de mala gana se incorpora al grupo.

Celso García apuesta por recrear personajes comunes y corrientes, extraños entre sí,  insertados en una situación que los obliga a estar juntos durante los quince días que debe tomarles pintar la famosa línea en un camino de 230 kilómetros. De una premisa tan simple sale una historia bien contada que, aunque adolece por momentos de diálogos un poco forzados, resulta en una película redonda que está gustando mucho público y crítica aquí en Guadalajara y que bien arropada puede ser un éxito comercial en nuestras salas en el momento de su estreno.

El score es bueno y está muy bien fotografiado. El grupo de actores funciona bien en la pantalla y, como dijeron algunos jóvenes en la sesión de preguntas y respuestas, “les creemos”.     

-El patrón, radiografía de un crimen de Sebastián Schindel. Es otra sólida propuesta argentina que, en una sala tristemente a la mitad de su capacidad, nos dejó gratamente sorprendidos. La historia se basa en un hecho real ocurrido en Buenos Aires hace treinta años y sigue a Hermógenes Saldívar en una interpretación impresionante del actor Joaquín Furriel, del que nos fuimos enterando, por el director, de que es un galán de telenovelas muy conocido en Argentina, y que tras horas de caracterización quedó transformado en un ser apocado, inseguro, con algunas marcas en la cara, los dientes chuecos y cierta cojera. De origen muy humilde, iletrado y considerado “inepto” por las autoridades que con esa palabra lo estigmatizan en su carnet de identidad, Hermógenes viaja con su esposa desde su pueblo “en el que no tienen oportunidades de trabajo” y se instala en Buenos Aires con la ilusión de empezar un futuro más prometedor, ¿verdad que suena conocida la historia?

El guión, bien instalado en el thriller, dosifica muy bien dos historias en dos tiempos: la de Hermógenes cuando, al principio, es acusado de un crimen que podría costarle una cadena perpetua, y el viaje al pasado desde que entra a trabajar a una carnicería, propiedad de El Patrón del título, hombre cruel, corrupto, violento, mentiroso. El tercer personaje interesante es el abogado que, casi de forma accidental, se hace cargo de la defensa del joven, y a través de cuyo punto de vista es contada la historia. Junto con la esposa de Hermógenes se construyen 4 personajes potentes, muy bien descritos, y la película atrapa desde el principio hasta el fin.

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