¿Por qué no crece más la economía mexicana?
No quiero ser de nuevo el aguafiestas pero hay indicadores muy preocupantes que apuntarían a otro año malo.
Finalmente la semana pasada el INEGI informó que la economía mexicana creció 2.1 por ciento durante 2014. Por donde se vea, se trata de un crecimiento malo, sobre todo si se toma en cuenta que la economía creció 1.7 por ciento durante 2013. Muchos le apostaban a que, como el denominador para calcular el crecimiento porcentual de 2014 sería bajo por lo ocurrido en 2013, pues sería relativamente sencillo crecer por arriba del tres por ciento en 2014. Pues ni con esa ventaja aritmética se logró un pronóstico halagüeño. Muy lejos nos quedamos de la proyección original de la secretaría de Hacienda que era del 3.9 por ciento.
Cerrados los números de 2013 y 2014 es posible concluir que los dos primeros años del sexenio de Peña fueron malos en términos del crecimiento económico. Pero eso ya quedó en el pasado. La pregunta es si podemos esperar que ahora sí la economía crezca más de tres por ciento en este 2015. No quiero ser de nuevo el aguafiestas pero hay indicadores muy preocupantes que apuntarían a otro año malo. En palabras del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP): “no se percibe un entorno en el que la tasa de crecimiento del PIB se eleve significativamente durante el presente año”.
La economía es como un avión de dos motores. Uno es el externo: los bienes y servicios que producimos los mexicanos para exportarlos. Otro es el interno: lo que se produce para consumo doméstico. Un avión, para que vuele a la mayor altura y velocidad posible, requiere que sus dos motores estén acelerados a su mayor potencia. Lo mismo sucede con la economía en sus motores externo e interno. En cuanto a la mexicana, el externo va muy bien y es previsible que este año le vaya aún mejor porque la mayor parte de nuestras exportaciones va a Estados Unidos que atraviesa por un buen momento económico. Además, la depreciación que ha sufrido el peso mexicano frente al dólar ha fortalecido la competitividad de los exportadores.
El problema de nuestra economía más bien está en el motor interno. Ése es el que anda lento. El año pasado, la Reforma Fiscal le quitó dinero a los consumidores para dárselo al gobierno. Nuestros gobernantes estaban convencidos que ellos gastan mejor que nosotros por lo que el incremento en el gasto público generaría un gran crecimiento económico. No ocurrió. Muchos sospechamos que en realidad los gobiernos en México (federal, estatales y municipales) gastan mal y por eso no existe el prometido efecto positivo. Para acabar de amolarla la susodicha reforma también desincentivó la inversión privada.
Ahora me encuentro con un nuevo argumento que también explica por qué la lentitud del motor interno de la economía. En su último reporte semanal, el CEESP argumenta que “la precarización del empleo ha sido un factor que en buena parte ha inhibido un mayor dinamismo del consumo, toda vez que si bien el empleo formal medido como los trabajadores asegurados al IMSS aumentó en 714 mil 526 personas durante el 2014, la población ocupada total según la Encuesta Nacional de Empleo (ENOE) se redujo en 121 mil 803 en el mismo lapso, lo que deja clara la necesidad de una mayor creación de puestos de trabajo para cubrir las necesidades de la población. En materia salarial se observa que mientras el segmento de ocupados con ingresos superiores a tres salarios mínimos se redujo en un millón 064 mil 515 trabajadores, el grupo de quienes perciben menos de tres salarios tuvo un aumento de 894 mil 689”.
Si entiendo bien, la “precarización” implicaría que se están creando trabajos mal remunerados y se están perdiendo trabajos de los mejor pagados. Es una pésima noticia para el crecimiento económico. Explicaría por qué no crece el comercio ya que cada vez hay menos personas de las que tienen una mayor capacidad de consumo. No sorprende, entonces, por qué no existen las condiciones para que el motor interno se acelere. Pero también es una terrible noticia para la de por sí mala distribución del ingreso que existe en el país. Estaríamos en el peor de los mundos: con poco crecimiento económico y una distribución regresiva de los ingresos disponibles. Con razón López Obrador anda muy salsita presumiendo que “la tercera es la vencida”.
Twitter: @leozuckermann
