Terminator: Génesis

Por Adrián Ruiz Villanueva Todo lo que creíamos que había pasado en la saga, creada en 1984, parece haber quedado sólo en una posibilidad. Ahora todo ha cambiado: las líneas de tiempo y de argumento poseen nuevas aristas. Todo nos transporta al año 2031. John Connor ...

Por Adrián Ruiz Villanueva

Todo lo que creíamos que había pasado en la saga, creada en 1984, parece haber quedado sólo en una posibilidad. Ahora todo ha cambiado: las líneas de tiempo y de argumento poseen nuevas aristas.

Todo nos transporta al año 2031. John Connor es el líder de la resistencia; su aliado es Kyle Reese. En medio de la guerra de los rebeldes en contra de Skynet (un sistema de inteligencia artificial), Connor manda a su soldado a 1984 para que rescate a su madre, Sarah Connor, todo para salvaguardar el futuro.

Acto seguido, y con planos copiados a calca de la cinta de 1984, la acción transcurre y Kyle se topa con una época en la que la moda era muy peculiar, pero la misión cambia drásticamente. Sarah Connor no es inocente; al contrario, está al tanto de todo, además se hace acompañar por Pops, un Terminator que se convierte en su guardaespaldas. Todo es un caos, hay modelos T-800 peleando entre ellos, las causas por las que peleaban han cambiado.

Ante estos argumentos en los que el presente, pasado y futuro son una mezcolanza en la que hay que ir uniendo las piezas, se teje una quinta entrega de la saga en la que los efectos especiales están a la orden del día y en una forma precisa, a como amerita un blockbuster: persecuciones, explosiones, desnudos, un Schwarzenegger que se ve treinta años más joven, en otras treinta años más viejo, se confronta le versión joven con la veterana para demostrar que es “viejo pero no obsoleto”, frase que utiliza el actor y, fácilmente, podría definir su estatus en la industria cinematográfica. De igual modo, se puede convertir en una cita clásica, tal y como pasó con “Volveré” y “Hasta la vista baby”.

Un guión habilidoso pero, al mismo tiempo, tramposo, en el que el personaje de John Connor da un giro de 180 grados, son algunas de las novedades con las que se cuenta. Emilia Clarke demuestra  fragilidad: querer amar y ser amada cuando no tiene ninguna otra opción, pero al mismo tiempo demuestra ser una guerrera en la piel de Sarah Connor aunque a la hora de los ‘trancazos’, la mente del cinéfilo siempre evoca la efigie de Linda Hamilton. La química con Jai Courtney es latente, aunque éste en el papel de Kyle Reese a ratos se percibe sobrado y ensombrecido por un Schwarzenegger carismático, con una sonrisa macabra, a pesar de que muchas mujeres agradecerán las escenas en las que se despoja de sus indumentarias.

En términos generales, Schwarzenegger aún no está oxidado. La maquinaria del filme funciona como un divertimento bien aceitado, nada obsoleto, pero no está destinado a ser memorable, pese a ser mejor que las dos cintas anteriores.

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