Candidaturas independientes
Resulta significativo que sobresalientes personalidades de diversos ámbitos de la vida pública rubriquen relevante carta abierta solicitando cancha pareja a las candidaturas independientes, rechazando las leyes que las dificultan, exhortando a las distintas legislaturas estatales, así como al Congreso de la Unión a no aceptarlas, requiriendo al TEPJF, INE y a la SCJN a apoyar y proteger los derechos políticos electorales de los ciudadanos.
El vigente acceso indiscriminado a la información, aunado a la total libertad de expresión en redes sociales, reflejan el hartazgo ciudadano al abuso de la clase política en el ejercicio del poder, incluyendo principalmente al semillero de donde brotan y maduran los funcionarios públicos: los partidos políticos.
La figura de candidato independiente fue reivindicada en la Reforma Constitucional de 2014, luego de haber sido proscrita en 1946. El triunfo del candidato independiente, nada menos que al gobierno de Nuevo León, ha repercutido en el entorno político en pleno. ¿Cómo puede un aislado individuo sin apoyo estructural y sin asignación económica por parte del INE, imponerse a sólidos organismos partidistas? La hazaña de David contra Goliat languidece frente a la de El Bronco contra el sistema partidista nacional. Sin embargo, las cosas suceden por —y para— algo. El actual gobierno, conducido por Rodrigo Medina, ha colmado el aguante de la vigorosa sociedad neolonesa, harta de la corrupción e inseguridad imperante. El voto a favor de El Bronco, por cierto, militante del PRI por 33 años y expresidente municipal priista de García, N.L., fue básicamente un voto de castigo institucional.
Las candidaturas independientes provienen fundamentalmente del hartazgo, de la decepción y del escepticismo hacia la política y los partidos políticos. No obstante, sería imprudente descontar de un plumazo el alcance del ideario y fundamentos de todo organismo partidista. Adjudicar el poder a un candidato independiente conlleva la incertidumbre sobre su personal estilo de gobernar, mismo que se irá despejando a lo largo del camino que éste irá haciendo al andar. Proceder de una estructura política constituida, denota la identificación del candidato con la doctrina del partido que lo avala, implicando presencia y apoyo del mismo en cualquier circunstancia.
El desencanto hacia los partidos políticos parece ser una reacción a nivel global, causante de mayor abstención y de la exploración de alternativas electorales. La intención del voto va dirigida más en función del candidato que del partido representado. A los candidatos independientes se les percibe más cercanos y similares al ciudadano común. Es un hecho que la mayoría de los candidatos independientes han militado en partidos políticos. La presión que ejercerán las candidaturas sin partido obligará a éstos a modernizarse, democratizarse, transparentarse, abrirse y tornarse más competitivos.
Jaime Rodríguez, El Bronco, se presenta como un hombre franco que llama a las cosas por su nombre, sin embargo, su adquirida investidura aconseja una mínima formalidad, exagerar el lenguaje coloquial para denotar cercanía podría afectar el ámbito de respeto en torno al señor gobernador.
En respuesta al aval de la Corte a los 31 estados y al Distrito Federal, confiriéndoles plena libertad a establecer los requisitos para candidaturas independientes, algunas entidades han alzado la vara para dificultar dichas candidaturas. En Tamaulipas se pretende que los aspirantes independientes presenten 3% de firmas insertas en el padrón electoral. En Puebla se requeriría 3% de firmas de apoyo para candidaturas independientes a la gubernatura, además de la comparecencia personal de los aspirantes ante los órganos electorales. En insólita reacción, el PRI, Movimiento Ciudadano y Morena —¿cómo la ve?— se inconformaron ante la Suprema Corte, contra los candados a candidatos independientes en Puebla, es decir, contra la adopción de leyes anti-Bronco. Por su parte, el PAN se manifestó contra los requisitos desproporcionados que hagan virtualmente imposibles las candidaturas independientes.
El flamante diputado independiente Manuel Clouthier presentó un proyecto de reforma constitucional que reconozca el derecho humano de los ciudadanos mexicanos a ser postulados como candidatos independientes en cualquier cargo de elección popular. Adicionalmente, un principal promotor de la referida carta abierta, Jorge Castañeda, al respecto, solicitó a los líderes partidistas, que “no la hagan de tos”.
Las candidaturas independientes seguramente llegaron para quedarse —el laboratorio de Nuevo León será crucial— y los partidos políticos habrán de aplicarse para ser más competitivos, sin embargo, hemos de enfatizar la gran responsabilidad de elegir a un candidato sin aval partidista, en represalia a quienes nos gobiernan y no por los notorios méritos del aspirante cuya impetuosidad podría rebasar a su aptitud.
