Chapo-Del Castillo-Penn: Un escándalo inútil...

Se sabe que con frecuencia, los caminos de la farándula y la delincuencia se cruzan tanto como los de la farándula y la política.

El escándalo alrededor del encuentro entre Joaquín El Chapo Guzmán Loera y los actores Kate del Castillo y Sean Penn ha acabado en una tormenta de denuncias, pero poca sustancia.

La captura misma de El Chapo se festinó quizá más allá de lo debido. Después de todo, nunca debió haber ocurrido, en primer lugar, porque su fuga —ninguna de ellas— no debió haber ocurrido.

Celebrar ahora su reaprehensión es como aquel refrán infantil de “zafín zafado es perdonado...”, pero no se habla de niños.

Peor todavía, hay la conciencia de que las cosas no cambian mucho. Sí, El Chapo es una figura emblemática del narcotráfico en México, pero la organización de lo que para algunos es el cártel y para otros La Federación de Sinaloa no sufre: líderes como El Mayo Zambada y El Azul Ezparragoza —que como El Cid parece trascender su “muerte”— siguen ahí, dedicados a su negocio.

Y eso sin contar con las otras agrupaciones delictivas que pululan por el país.

En ese marco habría que recordar que existe toda una quien sabe si pequeña industria cinematográfica, dedicada a películas hechas directamente para video o DVD, o lo que sea, alrededor de los narcos y sus vidas, sus guerras y sus aventuras. Muchas de esas cintas son financiadas por los mismos delincuentes y fácilmente accesibles por internet.

¿Los autores, productores, directores, actores, técnicos que participan en esas cintas son o pueden ser considerados cómplices del narcotráfico?

Se sabe, además, que con frecuencia, los caminos de la farándula y la delincuencia se cruzan tanto como los de la farándula y la política. Aquí y en el mundo: John F. Kennedy podría haber dado testimonio de eso.

Y finalmente Penn y Del Castillo: Sean Penn gusta de jugar con la imagen de enfant terrible de Hollywood y de contestatario. Pero no sólo es un formidable director y actor, sino que se ha beneficiado del juego, tanto que le permite rentar aviones privados para sus pequeñas escapadas.

La entrevista que Penn publicó en Rolling Stone es simplemente un relato de sus impresiones personales y la consignación de lo que El Chapo le quiso decir. Nada de lo que pueda sentirse orgulloso y eso dijo él también, que no tuvo los resultados que él deseaba.

Del Castillo es una señora que trata de abrirse paso en un ambiente extraño, difícil, y que trató de explotar en su beneficio la fascinación alrededor de El Chapo y los contactos que sin duda le brindaron su papel de la Reina del Sur. Tal vez sea su único recurso para abrirse paso en una industria donde hay exceso de mujeres bellas y necesidad de aprovechar el momento. Al parecer es lo que trató de hacer.

Ya si coqueteó o no con Guzman Loera, si hicieron o no lo que tal vez hubieran querido hacer es incidental y no importa, si es que no fue delito. Ella no es culpable de las fallas del sistema ni su vilificación las resolverá.

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