Veneros del diablo

Estamos presenciando una “guerra de precios” entre los tres principales países productores de petróleo: Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos.

En los últimos seis meses, el precio internacional del petróleo ha caído en más de 50 por ciento. Apenas el verano pasado el precio de referencia de un barril de petróleo estaba por arriba de los 100 dólares y ahora está por debajo de los 50. Los países “ricos en petróleo” hoy son más pobres que antes y sus monedas se han devaluado. Por su parte, los grandes consumidores de petróleo hoy son relativamente más ricos.

El precio de las diferentes mezclas de petróleo depende de la oferta y demanda internacionales. En los últimos diez años la demanda había crecido más rápido que la oferta y los precios iban al alza. El país donde más había aumentado la demanda era China. En el último año, la oferta fue mayor a la demanda y los precios se han desplomado. El país donde más ha aumentado la oferta, por cierto, es Estados Unidos.

A decir de los expertos, lo que estamos presenciando en estos meses es una “guerra de precios” entre los tres principales países productores de petróleo: Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos. Arabia tiene las mayores reservas y es el actor clave de la OPEP, Estados Unidos tiene menos reservas, pero mejor tecnología y mayores inversiones en exploraciones profundas. Rusia y Venezuela, por su parte, son los dos grandes productores con mayor dependencia de la renta petrolera para balancear sus finanzas públicas: el desplome del petróleo puede arrastrar consigo a sus líderes políticos.

El precio del petróleo es clave para México puesto que somos un país exportador de crudo y, sobre todo, para el erario: tres de cada diez pesos de los ingresos del gobierno federal provienen de la venta de petróleo. El Presupuesto de Egresos de la Federación para 2015 consideró un precio de 79 dólares por barril. La mezcla mexicana se vendió en poco más de 40 dólares esta semana.

A pesar de ello, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha afirmado recientemente que la caída en los precios del petróleo no debe preocuparnos, puesto que el gobierno cuenta con coberturas financieras para compensar la diferencia entre lo presupuestado y los precios contratados a lo largo del año. Si los ingresos públicos disminuyen aun más, podría haber un recorte en el gasto público. Pero como es año electoral, esto lo sabremos hasta después de junio.

Lo que no nos ha dicho el gobierno federal es qué pasará con las finanzas públicas y la economía del país si los precios del petróleo no se recuperan en el mediano plazo. ¿Qué pasará si en 2016 o 2017 el petróleo sigue por debajo de los 80 dólares? ¿Qué pasará con la gran apuesta de la Reforma Energética por atraer inversiones privadas si los precios del petróleo no se recuperan pronto?

Al tratarse de un recurso natural limitado y no renovable, los precios del petróleo eventualmente tendrán que recuperarse pero, a decir verdad, es muy difícil saber cuánto tiempo tardará en ocurrir esto.

La última vez que hubo un desplome similar en los precios del petróleo fue en 2008, poco después de la crisis financiera mundial que produjo una fuerte recesión en México. Para 2010, el petróleo recuperó su tendencia a la alza.

A finales de los años setenta el petróleo también cotizaba muy cerca de los 100 dólares por barril y en México se nos prometía administrar la abundancia. Poco después, el precio del petróleo cayó durante cinco años consecutivos —entre 1981 y 1985— y no rebasaría los 50 dólares, sino hasta 20 años después.

A diferencia de los años ochenta, la economía mexicana ya no depende tanto de las exportaciones de petróleo: somos una economía diversificada. Sin embargo, al igual que en aquellos años, las finanzas públicas siguen dependiendo de manera importante de la renta petrolera.

Quien afirme que la economía mexicana está blindada ante la caída de los precios del petróleo miente: el gobierno federal está compensando la menor rentabilidad de las exportaciones petroleras con una mayor rentabilidad de la venta de gasolinas en México (que se importa barata y se nos vende cara). Son los consumidores nacionales quienes rescatan una vez más al erario.

                Twitter: @javieraparicio

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