Se necesitan más parteras para reducir las muertes maternas
Unas 300 mil mujeres mueren todos los años de complicaciones del embarazo y el parto.
Por Babatunde Osotimehin
Cuando el terremoto devastó Haití, en enero de 2010, figuró en las noticias la historia de una adolescente que dio a luz en un parque público de Port-au-Prince, la capital que había sido aplastada. El bebé se hallaba, al parecer, en posición transversa, por lo que era improbable que pudiera nacer naturalmente. Todos los pabellones de maternidad estaban cerrados o habían sido destruidos, y la futura madre no podía acudir a ellos. El parto obstruido amenazaba su vida y la del bebé por nacer, pero tuvo suerte: la apoyaron una partera capacitada y un periodista de Estados Unidos que también era médico; fue trasladada finalmente a un hospital de campaña establecido con urgencia y dio a luz a una niña sana.
En todo el mundo, unas 300 mil mujeres mueren todos los años de complicaciones del embarazo y el parto, principalmente por causas que podrían evitarse fácilmente con acceso oportuno a atención de salud de buena calidad. Por cada mujer que muere en el parto, otras 20 sufren enfermedades relacionadas con el parto, infecciones o heridas espantosas, como una fístula obstétrica, en que la mujer secreta desechos humanos u orina, y pasa a ser objeto de ostracismo.
Hace 15 años, los líderes mundiales convinieron en un objetivo mundial de reducir las muertes maternas en tres cuartas partes en 2015. Aunque se han hecho progresos importantes, no se ha logrado el objetivo. De los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio lanzados en el año 2000, el que tiene mayor retraso es el relativo a la salud materna.
Menos de la mitad de los países de América Latina y el Caribe progresaron 40% o más en la reducción de las muertes maternas, y en cuatro países incluso aumentó el porcentaje de muertes maternas.
Ahora que el mundo ha avanzado hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la meta incumplida de mejorar la salud materna debe seguir constituyendo una prioridad. En América Latina y el Caribe, dos de cada tres países tienen una proporción de muerte materna superior a 70 por cada 100 mil nacidos vivos. Con el objeto de lograr mayores progresos en los próximos años, debemos comprender las razones de que no se haya logrado el Objetivo del Milenio respecto de las muertes maternas y adoptar con urgencia medidas correctivas.
Sabemos que el parto seguro para todas las mujeres requiere un sistema de salud fuerte, un sistema de salud que preste servicios a todas las mujeres. Todos los países que han logrado mejorar notablemente en cuanto a salud materna comparten algo: han mejorado grandemente la capacitación de parteras y de asistentes de parto. Se estima que el mundo necesita otras 350 mil parteras, en particular en zonas remotas de difícil acceso. Las parteras pueden prestar alrededor del 90% de la atención esencial de las mujeres y los recién nacidos cuando se las empodera y capacita a nivel internacional.
Sabemos, además, que dar acceso a las mujeres a planificación voluntaria de la familia puede prevenir más de la tercera parte de las muertes maternas.
Los países con el porcentaje más elevado de muertes maternas tienen característicamente los sistemas de salud más débiles. Carecen de capacidad para hacer frente a las principales causas de esas muertes, incluidas las hemorragias excesivas, el parto obstruido, los ataques, las infecciones y la ruptura del útero. La disponibilidad y el uso de servicios obstétricos de emergencia y de atención del recién nacido, incluidas las cesáreas, es esencial para la supervivencia de las mujeres y sus bebés.
Pero es necesario hacer mucho más. La novedad positiva es que las inversiones tienen gran rendimiento para las generaciones futuras. Invertir en parteras educadas y reguladas puede producir un rendimiento de 16 veces la inversión sobre la base del costo de la educación y las economías en cesáreas y otras intervenciones. Puede liberar, además, a los médicos y a las enfermeras para que se concentren en otras necesidades.
La única escuela de parteras destruida durante el terremoto de Haití se reconstruyó con el apoyo del UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, y actualmente se dictan cursos en un edificio asísmico. Consideramos que esas inversiones son fundamentales para la recuperación del país. La inversión en la salud materna no sólo elimina las muertes maternas prevenibles, sino también las muertes de los recién nacidos. Además, reduce las enfermedades y las lesiones maternas y ayuda a las mujeres a ser sanas y productivas, lo que contribuye al bienestar de sus familias, sus comunidades y sus países.
Si no damos ahora un gran impulso, en 2030 nos enfrentaremos una vez más a un objetivo incumplido de reducción de las muertes maternas.
Con la aprobación por los líderes mundiales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Estrategia Global del secretario general de las Naciones Unidas para Todas las Mujeres, Todos los Niños, aprobada el mes pasado, podemos crear un mundo en que ninguna mujer necesite dar a luz sin atención calificada. Al unir fuerzas podemos hacer que las muertes maternas pasen a ser cosa del pasado.
Secretario general adjunto de Naciones Unidas y director ejecutivo del UNFPA, el Fondo de Población de Naciones Unidas.
