Brasil... na, na, na, na, na, na, na, naaa
Dilma Rousseff no ha podido amarrar un triunfo contundente, ya que el descontento de los brasileños se le adelantó.
Son conocidos por su carnaval, la fiesta, la caipiriña, el buen humor. Pero a las elecciones de ayer, los brasileños acudieron en un ambiente más sombrío.
Y es que ese Brasil que Lula da Silva logró vender tanto dentro como fuera, la locomotora de América Latina, hoy está en crisis. Política, social, económica. Dilma Rousseff, quien ayer se presentó ante las urnas para reelegirse, no ha podido mantener el ánimo festivo en los ciudadanos.
Aun cuando su partido, el PT, ha logrado sacar a 30 millones de estar debajo de la línea de la pobreza, la clase media creciente está descontenta con todo lo que aún le falta: mejor transporte público; servicios de salud; educación. Y encima de todo ello, una corrupción rampante.
Dilma, de ser reelecta, promete dar todo esto y más a los brasileños. Sus contrincantes más fuertes, Aécio Neves y Marina Silva, se presentan como el cambio.
Silva llegó a la candidatura por accidente cuando el candidato del Partido Socialista Brasileño, Eduardo Campos, murió al desplomarse el avión en el que viajaba el pasado 13 de agosto.
Es una política conocida, pues fue ministra de Medio Ambiente con Lula y abandonó al gobierno y al PT descontenta con la corrupción. Conocida y en los poco menos de dos meses que lleva de campaña también ha probado tener carisma suficiente para rebasar en algunas encuestas de opinión a la presidenta Dilma.
Neves fue senador y es el candidato del PSDB. La encuesta del sábado pasado lo colocaba en segundo lugar de las preferencias. De lograrlo y si Dilma no obtiene más de 50% del voto, será quien se enfrente en segunda vuelta con la Presidenta, aunque su margen sobre Silva es bastante estrecho.
Al momento de escribir estas líneas la elección en la democracia más grande de América Latina aún no concluye. Como es bien sabido, es muy complicado hacer predicciones, sobre todo para el futuro. Aun así, el pronóstico es que habrá una segunda vuelta (el 26 de octubre). Dilma no ha podido amarrar un triunfo contundente, ya que el descontento de los brasileños se le adelantó poco más de un año.
Las manifestaciones de los indignados de 2013 han mostrado que esa historia de éxito y fiesta brasileña estaba escondida detrás de actos de corrupción y una realidad mucho menos alegre que tienen harta a la sociedad.
Apostilla: Brasil es la democracia más grande de América Latina con un padrón de casi 143 millones de electores. Su elección costó 650 millones de reales, que equivale a tres mil 560 millones de pesos, aproximadamente. Las elecciones de 2012 en México costaron, según un estudio de México Evalúa, 40 mil 248 millones de pesos. Nuestra democracia es así ¡13 veces más cara!
@AnaPOrdorica
