El talón de Aquiles de Maduro
Luisa Ortega, veterana chavista, juró defender con su vida la constitución y la democracia en Venezuela. Hoy es una piedra en el zapato del presidente Nicolás Maduro

CIUDAD DE MÉXICO.
Niña consentida del expresidente fallecido Hugo Chávez (1999-2013). Luisa Ortega Díaz, fiscal general de Venezuela, hoy es la voz disidente dentro del gobierno de Nicolás Maduro. Es la oveja negra que saca, sin que le tiemble la mano, los trapos sucios del país.
Ortega, de 59 años y oriunda del Valle de la Pascua, es una “loca” y una “traidora” para el oficialismo. Y una bocanada de esperanza para la oposición. Fue uno de los ases bajo la manga de líder de la Revolución Bolivariana (Chávez) durante la elección de 1998, y en 2002 fue elegida como fiscal de Caracas.
Viento en popa y con el visto bueno de su padrino, Ortega, licenciada en Derecho Penal, fue nombrada fiscal general en 2007 y en 2014 el Parlamento (en ese entonces controlado por el chavismo) renovó su cargo por otros siete años (hasta 2021).
En 2013 lloró la muerte de su mentor desde la primera fila del funeral en Caracas. Hoy, todavía abandera la ideología del “Comandante Supremo”:“El hombre más humanista que ha existido en el planeta se llama Hugo Chávez”, afirmó, con orgullo, Ortega, quien, sin embargo, no comulga con los ideales de democracia que defiende Maduro.
La cruzada
Su marido, el diputado chavista Germán Ferrer, en una entrevista con la agencia France-Presse, la describió como una mujer “valiente y honesta”, actitudes que han sacado al oficialismo de sus casillas.
Lo primero que encendió la llama fue un balance que Ortega publicó en 2016 a los cuatro vientos sobre la tasa de muertes en Venezuela (70 por cada 100 mil habitantes).
Para echarle más sal a la herida, en marzo de este año, la rebelde denunció una “ruptura del hilo constitucional” cuando el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) asumió por un par de días las funciones de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición. Este hecho fue el detonante de las masivas protestas antigubernamentales, que dejan más de cien muertos y miles de detenidos, según la ONG Foro Penal Venezolano.
La fiscal acusó a la Guardia Nacional de violar los derechos humanos al usar la violencia como freno a las manifestaciones.
Uno de los casos más emblemáticos fue la muerte en abril del joven Juan Pablo Pernalete, de 20 años. Ortega confirmó que éste murió por el impacto de una bomba lacrimógena lanzada por un Guardia Nacional.
Envuelta en ira, denunció “terrorismo de Estado” en la nación petrolera. El gobierno, además de desmentirla, pidió que “le hicieran exámenes sicológicos” para medir su cordura. Sin embargo, la cruzada contra el oficialismo no terminó ahí. La gota que derramó el vaso fue la Asamblea Constituyente que Maduro convocó para reformar la Carta Magna de 1999, una de las banderas de Chávez, y cuya elección se celebra hoy.
La Constitución actual es insuperable. No podemos pedir un comportamiento legal y pacífico a los ciudadanos si el Estado toma decisiones que no están de acuerdo a la ley”, dijo la fiscal a The Wall Street Journal. Y, con su particular entereza, acusó a 33 jueces del Supremo de “parcializados e ilegítimos”, lo que le costó un proceso judicial que coloca su permanencia en un hilo. Tanto la oposición como Ortega critican que no hubo un plebiscito previo para que los ciudadanos eligieran si querían o no activar la Constituyente. Para ello, la disidencia celebró un referéndum simbólico el pasado 16 de julio donde 70 % votaron en contra de la iniciativa.
Defenderé la Constitución y la democracia hasta con mi vida”, declaró Ortega, a quien el miedo nunca llamó a su puerta. Y, con su lucha a capa y espada, animó a los venezolanos a jugarse todo para frenar el proyecto estrella del Presidente. “Enfrentaría cualquier cosa por defender sus valores. Ella es la garante de la legalidad en el país y está cumpliendo con su deber”, comentó su esposo, con quien no tiene hijos, a la France-Presse.
“Vocera opositora”
Su antecesor, el exfiscal Isaías Rodríguez, lamentó que Ortega hubiera caído en las “redes de los antirrevolucionarios”, según el diario venezolano El Nacional.
Es una líder de la oposición”, dijo Maduro a la televisión estatal, poco antes de lanzar su remix de la omnipresente canción Despacito de los boricuas Luis Fonsi y Daddy Yankee para promocionar la Constituyente.
En la misma sintonía, el vicepresidente Tareck El Aissami manifestó que Ortega se había convertido “en una vocera de la derecha reaccionaria”.
Y sí, al mando de la institución encargada de fortalecer la democracia, la fiscal se ha convertido en una voz de la esperanza para la oposición que anhela poner fin a la “dictadura” del mandatario de la nación petrolera.
Sin embargo, Ortega no fue siempre santo de devoción de la disidencia. En 2014, fue la encargada de impulsar la condena del líder opositor Leopoldo López (quien ya está bajo arresto domiciliario) por incitar a la violencia durante las protestas antigubernamentales que en ese año dejaron 43 muertos.
Ahora, el tiempo definirá si esta mujer, al igual que su colega López, termina tras las rejas, o por el contrario, amén a la institución que lidera,
logra instaurar la justicia. Según el Foro Penal Venezolano, en el país hay 167 presos políticos.
Ojalá pudiera tener una conversación franca con el Presidente y con la oposición. Ojalá yo pudiera convertirme en un factor para el diálogo en este país”, dijo Ortega a Unión Radio.
Si la solución pasa porque yo esté privada de la libertad, estoy dispuesta a hacerlo”, aseveró esta rubia de cabello corto y ojos claros, talón de Aquiles de Maduro.
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