Protestas en Brasil llegan a 100 ciudades
Cientos de miles de manifestantes marcharon ayer en demanda de servicios públicos de calidad y para denunciar el alto costo de eventos deportivos
RÍO DE JANEIRO, 21 de junio.– Miles de personas marcharon de nuevo en 100 ciudades de Brasil para exigir servicios públicos de calidad y denunciar los elevados gastos en la organización de eventos deportivos como la Copa Confederaciones y la Copa del Mundo 2014.
Convocados a través de las redes sociales, los manifestantes respondieron en masa al llamado a gritar en el espacio público brasileño con movilizaciones muy numerosas en ciudades como Río de Janeiro, Sao Paulo, Recife y Brasilia.
Se trató de un movimiento pacífico, aunque con incidentes violentos aislados.
En Río de Janeiro se congregaron 300 mil personas, según cálculos de la Universidad Federal de Río de Janeiro, con lo que se triplicó la convocatoria del pasado lunes.
La multitud tomó la céntrica Avenida Presidente Vargas, en dirección a la sede de la alcaldía.
La policía lanzó gases lacrimógenos contra un pequeño grupo de manifestantes que lanzó piedras. Al menos una persona resultó lesionada en este incidente.
La protesta incluso se coló en el partido de futbol entre España y Tahití, que tuvo lugar en el estadio Maracaná, donde se veían algunas pancartas en apoyo a los manifestantes.
“Queremos escuelas, hospitales patrón FIFA”, decía una. “Nuestra lucha no acabó, júntese a nosotros compañera”, se leía en otra junto con la foto de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, de joven, cuando militó en un grupo de izquierda que luchaba contra la dictadura y fue torturada.
El Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff y su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva, instó ayer a su militancia a apoyar las protestas.
En Sao Paulo los manifestantes se congregaron en la avenida Paulista, donde hubo algunos momentos de tensión cuando los participantes hostigaron y quemaron banderas del PT, puesto que el movimiento se ha mantenido apartidista.
“¡Oportunistas!”, “¡Vayan para Cuba!”, “¡Vayan para Venezuela”!, gritaron los manifestantes a los integrantes de la Unión Nacional de Estudiantes, que también intentó participar en la marcha portando sus banderas.
En Salvador de Bahía, la policía y un pequeño grupo de manifestantes se enfrentaron cerca del estadio donde se jugó más tarde el partido entre Uruguay y Nigeria como parte de la Copa de las Confederaciones. Un policía y un manifestante resultaron heridos.
Los agentes, desplegados con equipos antidisturbios para proteger el acceso al estadio, respondieron con decenas de bombas de gas lacrimógeno a una lluvia de piedras y objetos lanzados por un pequeño grupo violento.
“Sin violencia, sin violencia”, gritaban los manifestantes a la policía, al tiempo que la abucheaban. El enfrentamiento ocurrió a unos tres kilómetros del estadio. Posteriormente, al lugar llegaron unidades de policía montada para reforzar la seguridad.
Protegen el Congreso
En Brasilia, la capital del país, una marea humana estimada inicialmente en 20 mil personas, ocupó la plaza frente al Congreso portando pancartas contra la Comisión de Derechos Humanos en la Cámara, que aprobó esta semana un polémico proyecto de ley que autoriza a los sicólogos a ofrecer tratamientos para “curar” a los homosexuales.
La policía estableció una barrera en torno al edificio para evitar que los manifestantes llegaran a las rampas de acceso al Congreso, por las que el lunes llegaron al tejado de la sede del Legislativo.
A poca distancia otro gran operativo policial protegía el Palacio de Planalto, sede de la Presidencia.
Un grupo de indígenas Xicrin del estado amazónico de Pará se suma a la protesta con sus pinturas en el rostro, plumas, arcos y flechas. “Tenemos que proteger nuestras tierras y nuestras selvas”, dijo uno de ellos.
En Belo Horizonte los manifestantes sumaron unos 15 mil, en torno al grito de “el pueblo despertó” contra la corrupción.
La ola de manifestaciones se inició hace una semana por el alza del precio del transporte en Sao Paulo.
Pese a que el Ayuntamiento revocó ese aumento el miércoles, del mismo modo que Río de Janeiro y decenas de otras ciudades, las movilizaciones se han mantenido para protestar contra la corrupción y los sistemas deficientes de salud y educación, además del alto gasto con la Copa Confederaciones y la Copa del Mundo.
“Ya tuvimos una primera victoria, pero estamos acá por el pase libre. Sao Paulo tiene dinero suficiente para que el transporte sea gratis”, dijo Carolina Piñones, una estudiante de 26 años que se manifestaba en la metrópoli.
Las capitales de Curitiba, Natal, Belo Horizonte y Campo Grande anunciaron rebajas en el precio del transporte público, siguiendo los pasos de Sao Paulo, Río de Janeiro, Porto Alegre, Cuiabá, Recife y Joao Pessoa.
Dilma Rousseff cancela gira
La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, canceló ayer un viaje a Japón por las multitudinarias protestas en todo el país, informó el servicio de prensa de la Presidencia.
“Sí, resolvió aplazar el viaje porque hubieran sido muchos días de viaje, y en función de los acontecimientos actuales decidió permanecer en Brasil”, dijo una asesora de prensa que no quiso identificarse.
Rousseff tenía previsto realizar una visita oficial a Japón del 26 al 28 de junio para reunirse con el primer ministro Shinzo Abe y el emperador Akihito.
El futbol pasa a un segundo plano
Las protestas violentas en Brasil ya pusieron en duda la correcta continuidad de la Copa Confederaciones e hicieron repensar la organización de la Copa del Mundo 2014.
De acuerdo con un análisis de la cadena británica BBC, la señal más clara de que la revuelta complica el desarrollo de la Copa Confederaciones fueron los enfrentamientos violentos entre policías y manifestantes cerca del estadio de Fortaleza antes del partido entre México y Brasil.
Y es que aunque el presidente de la FIFA Joseph Blatter advirtió a los manifestantes que “no deben usar el futbol para que escuchen sus exigencias”, el alto costo de la organización de la Copa del Mundo y la Confederaciones es uno de los motivos que pone a marchar a miles de personas.
“El futbol es más fuerte que la insatisfacción de estas personas”, argumentó Blatter después de que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fuera abucheada en la inauguración de la Copa Confederaciones.
“Una vez que la pelota comienza a rodar, las personas van a entender y esto va a terminar”, dijo Blatter, pero no fue así.
Por las dudas, Blatter salió ayer de Brasil con rumbo a Turquía, donde iniciará el Mundial de futbol Sub 20.
No es una huida porque se trata de un viaje planeado desde hacía tiempo, según dijo la FIFA, organización a la que los manifestantes han atacado.
El miércoles, el gobierno de Brasil dijo que un nuevo cálculo estima en 13 mil millones el costo de la organización de la Copa del Mundo 2014 y el que es considerado su ensayo general, la Copa Confederaciones.
Pese al enorme gasto, el futbol ya pasó a segundo plano. Ayer, la poderosa red televisiva brasileña Globo dejó de exhibir la goleada por 10-0 de España sobre Tahití, y en su lugar mantuvo la cobertura periodística de las protestas que ocurrieron en un centenar de ciudades brasileñas.
TV Globo aseguró que la decisión de abstenerse de transmitir España-Tahití se debe a que la FIFA no permite que las emisoras que adquirieron los derechos de difusión de la Copa Confederaciones interrumpan los partidos para exhibir otros contenidos.
La cobertura se debe en gran parte a que estas son las mayores protestas en dos décadas en Brasil, un país donde la población no acostumbra salir a las calles a expresar su descontento.
Las manifestaciones comenzaron exigiendo la revocación de tarifas de transporte, pero rápidamente sumaron otros reclamos y denuncias, como el costo para los contribuyentes de de los eventos deportivos.
También denuncian la corrupción en la política y reclaman mayores inversiones en educación, salud y seguridad.
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