Papa Francisco encabeza vigilia pascual
En su homilía de ayer, Francisco llamó a no encerrarse en sí mismos y a arriesgarse al confiar en Jesucristo
CIUDAD DEL VATICANO, 31 de marzo.— El papa Francisco encabezó ayer la celebración de la primera vigilia pascual de su pontificado al bendecir el “fuego nuevo” y preparar el cirio pascual, con el cual iluminó la Basílica de San Pedro, que tenía todas las luces apagadas.
En su homilía, el Papa dijo que la resurrección de Cristo es la victoria sobre el mal y lo que oprime en la vida e invitó a los que son “indiferentes” ante Dios, “que arriesguen, ya que no quedarán decepcionados”.
El Papa afirmó también que no hay situaciones que Dios no pueda cambiar y que no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él y que por ello no debemos perder la confianza.
El máximo jerarca católico exhortó en la homilía de la vigilia pascual que conmemora la resurrección de Cristo, que no podemos resignarnos ni perder la confianza ante las dificultades.
“No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos”, exhortó el Papa.
“Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura” porque, según el Papa, “es ahí donde está la muerte”.
Miles siguen el ritual
A la ceremonia asistieron cerca de diez mil personas, 30 cardenales y decenas de obispos y sacerdotes.
El pontífice ingresó a la Basílica de San Pedro acompañado por cardenales, obispos y sacerdote, para iniciar el rito religioso.
El Papa, quien llevaba una sencilla vestimenta blanca, bendijo un fuego que se encontraba en el lugar y en un gran cirio marcó una cruz, con las letras griegas de Alfa y Omega, además de colocarle unas cuentas de incienso.
Con ese cirio encabezó una procesión que ingresó al templo totalmente a oscuras.
En la nave central de la basílica, el Papa hizo tres paradas, en cada una pronunció la frase en latín “La luz de Cristo”.
Una vez ante el altar, del cirio pascual fueron encendidas todas las velas de los fieles.
Así inició la vigilia que duró unas tres horas y en la cual el papa Francisco confirió el bautismo, la comunión y la confirmación a cuatro adultos procedentes de Italia, Albania, Rusia y Estados Unidos.
En la noche en la que la Iglesia celebra la “madre de todas las vigilias”, el pontífice, de 76 años, dijo que con la resurrección de Cristo nada es igual en la vida de los hombres y en la historia de la humanidad, que la resurrección es la victoria sobre el pecado, sobre el mal, sobre la muerte, sobre todo lo que oprime la vida, y le da un rostro menos humano.
“Acepta que Jesús resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida! Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso, te acogerá con los brazos abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado”, afirmó el Papa.
El Obispo de Roma añadió: “Si te parece difícil seguirlo, no tengas miedo, confía en él, ten la seguridad de que él está cerca de ti, está contigo y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere”.
Muestra la Sábana Santa de Turín en videomensaje
El papa Francisco se sumó ayer con un videomensaje a la muestra televisiva de la Sábana Santa de Turín.
El contenido del breve saludo, grabado por el Centro Televisivo Vaticano el martes pasado, fue anticipado por la sala de prensa de la Santa Sede.
En el videomensaje, pronunciado en italiano, el pontífice agradeció porque la tecnología servirá para difundir el mensaje de Jesús.
“No se trata simplemente de observar, sino de venerar, es una mirada de oración. Y diría aún más: es un dejarse mirar. Este rostro tiene los ojos cerrados, es el rostro de un difunto y, sin embargo, misteriosamente nos mira y, en el silencio, nos habla”, dijo el pontífice.
“¿Cómo es posible esto? ¿Cómo es posible que el pueblo fiel, como ustedes, quiera detenerse ante este icono de un hombre flagelado y crucificado? Porque el hombre de la Sábana Santa nos invita a contemplar a Jesús de Nazaret”, agregó.
Francisco, elegido papa el pasado 13 de marzo, sostuvo que esa imagen, grabada en el lienzo, habla al corazón de cada hombre y lo lleva a subir al monte del Calvario, a mirar el madero de la cruz, a sumirse “en el silencio elocuente del amor”.
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