Retrato histórico; Universidad Autónoma de Yucatán

La memoria visual de la península está contenida en la Fototeca Pedro Guerra, que este año festeja 40 años dedicándose a la conservación de la imagen

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MÉRIDA, Yuc.

La genealogía de la fotografía en Yucatán inició en una pequeña habitación. Era un estudio en Mérida que imitaba lo más posible el entorno afrancesado de mediados del siglo XIX. Fundado por un grupo de españoles y dirigido por más de 40 años por el mexicano Pedro Guerra Jordán, el espacio repleto de cortinas aterciopeladas, alfombras y sillas de madera sembró la semilla de la imagen en el sur del país.

 Fue el estudio Fotografía Artística Guerra que dejó más de 500 mil negativos. En técnicas como el colodión húmedo o gelatina sobre soportes de vidrio, el negocio de la familia Guerra registró desde la vida diaria de los yucatecos, las festividades religiosas, la llegada del ferrocarril a la ciudad hasta personajes históricos como la estancia de Porfirio Díaz o Francisco I. Madero. Lo mismo hay registro de las zonas arqueológicas y el desarrollo arquitectónico de la ciudad maya.

Esa memoria visual está contenida desde 1977 en la Fototeca Pedro Guerra que este año celebra cuatro décadas de ser una de las pioneras en la conservación de la imagen. Bajo el resguardo de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma de Yucatán, la institución conserva 12 fondos que hacen una lectura del pasado de la ciudad desde el siglo XIX hasta finales del XX.  Un trayecto que inicia con Guerra y sigue con fotógrafos como Salvador Badía, Raúl Cámara Zavala, Manuel Espinosa Alcalá,  José Heredia, Elizabeth Rosado, del Sindicato Ferrocarrilero, archivos de Valladolid (copias de impresiones digitalizadas) y objetos y cámaras fotográficas.

La gente tiene tal vez la idea de que la imagen no vale si no tiene un texto, pero cuando se mira una foto como las que tenemos se entiende que son documentos con una historia, no sólo materiales de apoyo sino que nos dicen una historia sobre el momento, y lo que tratamos con nuestro acervo es de mostrar ese relato, establecer un diálogo entre la imagen y la persona que la ve”, apunta Isabel García, coordinadora de catalogación de la Fonoteca que al sumar todos los fondos cuenta con más 325 mil piezas.

Material que este año saldrá de sus archivos para exponerse en el marco de su festejo. La primera muestra fue una serie de imágenes sobre educación en el siglo pasado que se montaron en la Feria Internacional de Lectura de Yucatán. Eran retratos de los primeros estudiantes de educación formal en Mérida, en espacios abiertos convertidos en las primeras escuelas de la ciudad. Ahí mismo se recreó el estudio de Pedro Guerra con cámaras de la época. Además se prepara una exhibición de las placas en colodión, una de las técnicas más antiguas y que el fotógrafo promovió en el estado. Pero más allá de las actividades, García señala en entrevista que los 40 años se celebrarán trabajando en la conservación, digitalización e investigación del acervo.

Al momento hay más de 50 por ciento del Fondo Guerra digitalizado. Imágenes para la consulta al público que se acompañan de la transcripción de las notas que el joven fotógrafo escribía a mano sobre el entorno retratado. También se trabaja en la digitalización de los archivos Raúl Cámara Zavala y Eduardo Arco, y se espera tener digitalizado el cien por ciento del acervo el próximo año. La urgencia de llevar las imágenes a un soporte digital es por los retos que implica conservar una fotografía con más de un siglo de vida en un ambiente húmedo.

En Mérida nos enfrentamos a un reto doble por la humedad, nosotros no podemos dejar apagados los extractores y el aire acondicionado está los 365 días del año todas las horas, y eso hace más complicado la estabilización del material en comparación por ejemplo con la Fototeca Nacional que está en Pachuca. Hemos aprendido mucho sobre el trabajo a partir de resolver problemas en el momento”, refiere García. Y habla por ejemplo de que cuando se recibió el material de Pedro Guerra venía en cajas, las placas encimadas una sobre otra sin protección y sin identificar.

Hoy el material está en una bóveda a 17 grados centígrados y una humedad relativa del 30 por ciento. El 80 por ciento de las imágenes en soporte de vidrio en técnicas de colodión húmedo y placas secas, se guarda en cajas de polipropileno. De los negativos de celulosa, el 70 por ciento está digitalizado y 65 por ciento en un proceso de congelamiento para detener su deterioro. “Los primeros encargados nos cuentan cómo fueron aprendiendo a trabajar el material, y que en cierto modo fueron pioneros en la conservación de la imagen junto con la Fonoteca Nacional”, añade García.

Y recuerda Waldemaro Concha, quien trabajó más de 20 años en el archivo: “Nos llegó el material en los 70 en cajas, sin saber exactamente qué teníamos ahí. Los primeros que nos acercamos fuimos estudiantes y profesores de antropología porque vimos que había imágenes de las zonas arqueológicas, y luego entendimos que teníamos un tesoro fotográfico”. Hoy ese tesoro significa más de un siglo de historia visual de la vida yucateca. La memoria fotográfica.