La extinción del Tricolor
La identidad es uno de los valores principales en todo grupo social desde hace miles de años, y cuando el ser humano aprendió a utilizar los colores de la naturaleza, comenzaron a mostrar la particularidad y tradiciones de una población. Al paso del tiempo, la afinidad ...
La identidad es uno de los valores principales en todo grupo social desde hace miles de años, y cuando el ser humano aprendió a utilizar los colores de la naturaleza, comenzaron a mostrar la particularidad y tradiciones de una población. Al paso del tiempo, la afinidad se trasladó a casi todas las actividades de una sociedad, incluyendo la deportiva. Así nacieron los uniformes en el futbol y cada selección nacional fue adoptando los colores característicos de la bandera o del escudo emblemático.
Alemania utiliza playera blanca, color del antiguo imperio alemán conocido como el II Reich de la época prusiana. Italia viste de azul debido al tono del estandarte de la casa de Saboya, quienes integraban la familia real que reinó tras la reunificación del país. Holanda también se inspiró en un tono del escudo de armas de Guillermo de Orange. Croacia se caracteriza por su camiseta en cuadros rojos y blancos que lleva el escudo de armas desde 1945. Brasil vestía de blanco hasta que perdió la final del campeonato mundial de 1950. Después de la tragedia, se convocó un concurso ganando el diseño que lleva los cuatro colores de la bandera: camiseta amarilla, vivos y números en verde, pantaloncillo azul y medias blancas. España saca el tono rojo de la bandera como la mayoría de las selecciones en el mundo.
En un principio y en homenaje precisamente a La Furia española, el representativo mexicano adoptó el tono rojo que luego cambió a guinda. Sin embargo, para el campeonato panamericano de 1956, la Federación de Futbol decidió modificarlo y adoptar el verde de la bandera nacional que significa esperanza. Por necesidad en competencias internacionales, se tuvo que buscar un segundo uniforme; por ello, se rescató el guinda en la década de los años ochenta y se sustituyó con el blanco. De rojillos, la prensa pasó a denominarla selección esmeralda, que luego se convirtió en esperanza verde. Fue hasta 1984 en que cambió el tono de las calcetas, de verde a rojo, naciendo con ello el equipo Tricolor, un mote aceptado rápidamente por la afición y que se hizo temeroso en Centroamérica.
Ciertamente, los tonos verdes y los modelos variaron durante 60 años, pero nunca se abandonó el color que identifica a la selección mexicana de futbol e incluso a todas sus análogas con límite de edad y en la categoría femenil, así como a las delegaciones de otras disciplinas deportivas. Ahora, obedeciendo a intereses extrafutbolísticos, la federación acepta abandonar el verde como color principal y, al menos en los dos próximos años, el cuadro mexicano vestirá de negro o blanco, así de simple, con vivos tricolores, pero que apenas se distinguen. Obvio, para quienes el dinero no es una oportunidad de crecimiento cultural e intelectual lo ven como algo sin importancia.
Todos los equipos tienen uniformes alternativos, pero nunca veremos que las potencias en futbol, las más tradicionales y añejas selecciones como la mexicana, cambien drásticamente de colores para abandonar tradiciones e identidad. La última generación de directivos derritió el original trofeo del campeonato de liga y de copa. Lo que sí deben modificar es el escudo, cuyo emblema es el de una institución con escaso reconocimiento de excelencia a nivel empresarial. La historia los va a recordar por convertir al cuadro Tricolor en un simple equipo blanco y negro.
