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Factible, que NAIM quede concluido en 2022: Grupo Aeroportuario

Raúl González Apaolaza, director corporativo de Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, destacó que no se va a arriesgar la seguridad de la obra por querer bajar costos

José De Jesús Guadarrama H. | 10-09-2018
Raúl González Apaolaza, director corporativo de Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, destacó que una alternativa para evitar gastos puede ser el concesionamiento – Foto: Cuartoscuro
Raúl González Apaolaza, director corporativo de Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, destacó que una alternativa para evitar gastos puede ser el concesionamiento – Foto: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO.

La calidad de los servicios aeroportuarios y, sobre todo, la seguridad no se puede poner en riesgo por querer bajar costos, por lo que una alternativa para evitar gastos puede ser “el concesionamiento, desde ahora, de la operación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”, explicó Raúl González Apaolaza, director corporativo de Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México.

En entrevista, durante un recorrido que Excélsior realizó por las obras del nuevo aeródromo, el experto comentó que “parece imposible concebir la cancelación” y que “para nosotros, lo ideal es concesionarlo para la operación, pero desde ahora, para que el concesionario ya sea el responsable de todas las pruebas, sea responsable de la capacitación del personal, o sea, es un gasto que podemos evitar”.

Explicó que de hecho ya se ha contratado una compañía para calcular cual sería el impacto de ese cambio, pero que de esa forma se podría terminar la obra, pero muchos servicios ya estarían concesionados, como la operación, Ciudad Aeropuerto, una granja solar; la granja de combustibles que podría incluso estar afuera del nuevo aeródromo.

Destacó que en esos servicios, entre otros, los temas de contratación de personal; capacitación, como sería el caso para la operación de la Torre de Control, que requiere de alta especialización, debido a que estaría equipa con la tecnología más avanzada, ya estaría bajo la responsabilidad del concesionario.

Indicó que, de hecho, en muchas partes del mundo, los aeródromos están concesionados, como es el caso de Londres, aunque en Estados Unidos que pertenecen a las ciudades porque “los aeropuertos son un gran negocio” y por lo que reconoció “es una decisión difícil”.

Comentó que en el caso de que se determine continuar con estas obras, se pueden reducir 10 mil millones de pesos, mediante el uso de materiales del país; pero que no se podría modificar el proyecto, mismo que no es una obra “faraónica”, sino que será la puerta y rostro de México para el resto del mundo.

Explicó que, de antemano, ya se logró la sustitución de acero importado por nacional y mármol italiano por materia de Puebla, de excelente calidad, entre otros, pero que hay muchos componentes que no se fabrican en México, por lo que “hay un punto en que ya es imposible, no vamos a arriesgar el servicio y la seguridad por querer bajar costos”.

 

CERRARÁ 2018 CON 36 % DE AVANCE

 

Por otro lado, aseguró que al cierre del presente año la construcción tendrá un avance del 36 por ciento, ya que a julio pasado ya se tenía un 31.5 por ciento, documentado por escrito por Parsons, y no de sólo el 20 por ciento como alguien pudo informar a Javier Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones y Transportes de la administración próxima.

Reconoció que fueron muchos los factores que han provocado retrasos en la obra, como la modificación del alcance del proyecto, debido a que nadie previó que el turismo crecería de manera extraordinaria durante la presente administración; además, de que los sismos de septiembre del 2017 propiciaron la necesidad de revisar que no hubieran daños en las estructuras; además, de que la soldadura de la estructuras de acero no se poder realizar con lluvia.

Entonces yo, al día de hoy creo que sí es factible cumplir esa nueva ruta crítica, tener el aeropuerto concluido en 2022 y seis meses después, operar el aeropuerto, sería a principios del 2023”, destacó.

Explicó lo anterior, debido a que la transición de un aeropuerto a otro requerirá de al menos seis meses, pero que, además, todas las obras de esta naturaleza y complejidad han requerido de un 40 por ciento más de tiempo, a lo que se calculó inicialmente y, algunos, han requerido de hasta 3 veces más recursos.

Reconoció que, ante los atrasos del proyecto, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, efectivamente, deberá solucionar la saturación del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y que para ello si hay posibilidades.

Toda la carga área en horarios nocturnos, sí lo puede incrementar, pero va a haber incomodidad para el usuario”, dijo. Agregó que otra opción es transferir operaciones hacia el aeropuerto de Toluca.

Respecto de la alternativa de seguir usando el AICM y complementarlo con la base aérea de Santa Lucía, efectivamente, el uso de “semáforos satelitales” es una opción de seguridad, pero que no será eficiente en el servicio, dado la no habría continuidad en la operación, debido a que unos vuelos tendrían que esperar para permitir el paso de otros.

 

HUNDIMIENTOS Y MANTENIMIENTO

 

Respecto de la insistencia del temor que el suelo de Texcoco corre el riesgo de hundimientos, reiteró que la Ciudad de México y el AICM tiene hundimientos mayores y que si bien es cierto que los habrá, en el proceso constructivo ya se han realizado las obras ya se ha adelantado intencionalmente.

Destacó que se prevé que un primer mantenimiento menor sería en 8 años y uno mayor en 18 años.

jcp

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