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Así pinta el futuro del NFT desde la perspectiva de artistas mexicanos

Los tokens no fungibles o NFT son activos virtuales únicos e irrepetibles, por ejemplo, obra de arte, tarjetas coleccionables, memes, prendas de vestir o hasta títulos de propiedad y recursos académicos que los autores originales presentan en un entorno digital.

YOEL ESQUIVEL | 19-10-2021
Artistas mexicanos migran de las galerías físicas al blockchain con NFT
iStock

Un collage fotográfico digital con cientos de imágenes que el creativo estadounidense Mike Winkelmann publicó en plataformas digitales desde el 2007 fue vendido a mediados de marzo de este año por más de 69 millones de dólares, es decir, cerca de 140 mil millones de pesos. Esta simple imagen cambió el consumo del arte tradicional en galerías o exposiciones físicas para llegar a la virtualidad con el blockchain y los tokens no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés). 

A partir de esta noticia, artistas de todo el mundo comenzaron a adaptar sus obras a formatos digitales, entre ellos un ilustrador de Querétaro, quien pidió mencionarlo con su nombre artístico Güerogüero. Durante más de nueve años subió sus proyectos sólo en redes sociales, sin obtener la retribución económica esperada. Al llegar el tercer mes del 2021, comenzó con el proceso de tokenización, lo cual le permitió monetizar de una mejor manera sus trabajos y obtener mejores beneficios.  

“Realmente no hay intermediarios. O sea, tú como artista puedes ofrecer directamente tu obra y eliges el precio que va a tener. También hay regalías que es algo que no pasa en el arte tradicional. Digamos que cada uno de tus NFT se revende, entonces tú como artista sigues teniendo un porcentaje de ese costo que te llega a tu cartera”, declaró Güerogüero. 

Por otra parte, desde la perspectiva del artista tijuanense Truenoir, los NFT eliminan las barreras de selección que suelen implementar las galerías físicas, lo cual brinda mayores oportunidades para nuevos talentos y facilita la unión entre comunidades. A partir de esta idea, un colectivo llamado Casa Futura, con el fin de asesorar a creativos que buscan migrar a este medio, ya que “entender las nuevas tecnologías es parte crucial para hacer uso correcto de las mismas. No tenerle miedo a entender que es un paradigma diferente”, explicó.  

El blockchain y los NFT

El blockchain y los NFT son conceptos que no sólo atañen a los artistas, también son de interés para inversionistas o coleccionistas digitales para obtener ganancias económicas. Por ello, aquí una breve explicación para quienes buscan explorar este territorio. 

Los tokens no fungibles o NFT son activos virtuales únicos e irrepetibles, por ejemplo, obra de arte, tarjetas coleccionables, memes, prendas de vestir o hasta títulos de propiedad y recursos académicos que los autores originales presentan en un entorno digital. Un usuario puede comprar estos archivos y convertirse en los propietarios mediante un intercambio por tokens fungibles, es decir, criptomonedas como Bitcoin (BTC), Ethereum (ETH), WAX u otras. 

La comercialización de tokens ocurre por medio del blockchain o cadena de bloques definido por el Banco Mundial, como una base de datos descentralizada o red de nodos que llevan a cabo transacciones encriptadas. De forma simplificada, para realizar un movimiento monetario hay computadoras distribuidas en todo el mundo que descifran códigos complejos de validación, a partir de operaciones matemáticas, con el fin de brindar seguridad a quien envía y recibe el monto, sin necesidad de intermediarios, como bancos o abogados. 

Obstáculos que enfrenta el criptoarte en el contexto mexicano

Hasta el momento, en México no está regulada ni autorizada la circulación de criptomonedas por parte de instituciones bancarias o de cualquier índole, según lo anunció el exdirigente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera Gutiérrez, el 28 de junio del presente año, lo cual podría representar dificultades para los autores de obras. 

Aunado a ello, el exceso de competencia tras la polémica de los NFT o el completo desconocimiento e invalidación del tema del blockchain y los tokens, son parte de un problema que evita avances en el entorno digital, tal como lo comenta Ethan Ávila, un modelador 3D multidisciplinario originario de la Ciudad de México y actual residente en Rusia. 

“No sé si México tenga planes de aceptar criptomonedas como pago nacional, pero por ejemplo en Rusia el criptorubro ya está en proceso, en China, en Estados Unidos. Entonces, creo que si México quiere seguir avanzando y no quedarse atrás en la parte tecnológica tiene que invertir mucho en traer esta tecnología de los tokens, de la criptomoneda, de los NFT al ojo público, porque realmente muy pocas personas saben lo que son estas cosas”, dijo Ethan. 

Güerogüero también considera importante que aquellas personas interesadas en los tokens no fungibles tomen en cuenta cualquier tipo de composición como piezas de inversión con potencial económico, ya sea de forma auditiva, visual, textual, entre otras. Por lo tanto, es esencial estar abierto a todas las manifestaciones e investigar para evitar fraudes. 

“Como un consejo de inversión, no soy quien para darlo, sólo tener mucho cuidado. O sea, sí investigar bien, estar siempre investigando, porque a diario pasan cosas muy distintas; hay mucho fraude y hay gente a la que le roban su dinero que ha ganado. Entonces eso, si te interesa pues infórmate bien y no parar de aprender, porque no sabemos qué viene”, comentó el ilustrador queretano. 

Por otra parte, para el creador Truenoir, la contaminación generada al minar criptomonedas es uno de los factores desfavorables. La minería de divisas virtuales consiste en descifrar los códigos, con el objetivo de validar las transacciones realizadas; ello requiere de equipos especiales con la suficiente capacidad para resolver los problemas matemáticos. 


La cuestión es que tan sólo la red de Bitcoin consume de electricidad 104.4 teravatios-hora (TWh), según el ​​Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF, por sus siglas en inglés). Esta cantidad equivale a la mitad del consumo residencial en México durante el 2019, de acuerdo con el Sistema de Información Energética (SIE) de la Secretaría de Energía.

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