Polémicas en Windsor opacan el brillo de reina Isabel

La reina Isabel II sentada junto a su primogénito, Carlos; Reino Unido prepara una serie de homenajes para la monarca. Foto: Reuters

CIUDAD DE MÉXICO.

Los 70 años de reinado de Isabel II están marcados por polémicas.

La reina Isabel tuvo cuatro hijos de su relación con Felipe de Edimburgo, tres hombres, Carlos, Andrés y Eduardo y una mujer, Ana.

Carlos y Ana nacieron antes de su coronación como reina, mientras que Andrés y Eduardo llegaron al mundo cuando Isabel ya estaba en el trono.

Sin embargo, la desgracia de los Windsor es que la reina de Inglaterra siempre puso sus deberes como monarca por encima de la familia.

Actualmente, el escándalo que enfrenta la monarca a sus 90 años son las acusaciones de violación en contra de su hijo Andrés, por parte de Virginia Giuffre, parte de la trama de pedofilia de Jeffrey Epstein.

Quien al parecer no vive del estruendo es el príncipe Eduardo, incluso se dice que es tan lejana la relación, que su madre en una ocasión olvido el cumpleaños de su hijo.

Ambos se sentaron juntos a desayunar y no lo felicitó, no le dio regalos, pasó como un día normal, hasta que un ayudante de la reina le recordó la fecha y sólo entonces lo llamó por teléfono y le hizo llegar un regalo.

Dicen que el hijo menor creció en completa soledad eclipsado por sus hermanos.

El 24 de noviembre de 1992, la reina Isabel II pronunció un discurso para conmemorar cuatro décadas en el trono, el cual es memorable por la frase que usó en latín: annus horribilis, es decir, año horrible. Un año que la reina quisiera borrar de la historia de la corona, en el que se dieron varios eventos terribles para la monarquía, pues al parecer los hijos de Isabel y Felipe se pusieron de acuerdo para terminar con sus matrimonios, Carlos y Diana se separaron, el príncipe Andres y Sarah Ferguson ponen fin a su matrimonio, al igual que la princesa Ana, la monarquia inglesa se quedó sin amor.

Para cerrar ese año de terror, salió a la venta la explosiva biografia de Diana, lo que sacó a la luz muchos eventos que no le favorecen a la corona. Pero si esto no fuera suficiente, un incendio devastador consumió una parte del castillo de Windsor, que posteriormente se reparó con millones de recursos de las arcas públicas.