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Expresiones

El escritor mexicano Raúl Rodríguez reúne historias de la muerte espiritual

El escritor presenta la crónica novelada 'El infierno en doce pasos'

Virginia Bautista | 02-12-2020
Foto: Elizabeth Velázquez
Foto: Elizabeth Velázquez

CIUDAD DE MÉXICO.

Los nacidos dos veces. Esas personas que una vez murieron espiritualmente, “pero lograron reconectar con su poder interno, conquistar su patria interior y convertir su soledad en solitud”, son los protagonistas de la crónica novelada El infierno en doce pasos, del escritor Raúl Rodríguez Rodríguez.

Tras ocho años de confección, nutrida por los retiros espirituales que realizó en diversos países, las prácticas de budismo y meses de labor social en el reclusorio de Santa Marta Acatitla, con enfermos terminales y en asilos, el narrador mexicano dio vida a su primera obra en el género negro que acaba de publicar el sello colombiano Cangrejo Editores.

Este título habla de lo que los adictos sufren en su proceso de confrontar a sus demonios y superarlos, trascenderlos, en todos los ámbitos”, comenta en entrevista con Excélsior el también periodista.

Explica que “adictos” (a-dictos) significa sin palabras, “aquél que no sabe expresar sus emociones. Esa gente que se enfrenta a su realidad sin máscaras, personas enfermas, en reclusión, ancianos abandonados a quienes sólo les quedarecurrir a su interior”.

 

Imagen intermedia

Quien estudió administración de empresas, pero encontró en la literatura una forma de comunicarse, detalla que en estas páginas se describen golpizas brutales, incesto, violaciones, homicidios, suicidio y otros atisbos de la condición humana. “Pero también se evoca la infinita capacidad que tenemos para volver a dejar en blanco el lienzo de nuestra vida y pintar una nueva historia”.

Destaca que la idea de entender que la soledad se puede convertir en solitud engloba la novela. “Soledad significa sentir un vacío existencial y la solitud es saberte acompañar a ti mismo, no necesitar de nadie. Y no importa en qué circunstancia te encuentres de desempleo, enfermedad, abandono, pobreza, tienes los recursos internos para poder transformar la percepción que tienes de ti y vivir en estado de contento, a pesar del entorno”.

El hilo conductor de las historias de El infierno en doce pasos es un asesino serial, “que bien podría ser la alegoría de lo que son las adicciones modernas, esas que nos llevan a la fuga de la realidad, a no saber estar para nosotros mismos. Es una metáfora, pues la adicción primero te mata, en sentido figurado, porque te roba la libertad, después te quita la salud y la vida”.

Dice que decidió incursionar en el género negro porque cree que es el mejor para abordar este tipo de casos. “La realidad es cruel: la situación ecológica, las adicciones, la xenofobia, el racismo, la exclusión, la violencia de género, la homofobia, nos hablan de una situación apocalíptica. Quise llegar a un público más amplio de una manera descarnada”.

Raúl Rodríguez dedica este volumen a “todo ese ejército de anónimos que me enseñó a convertir mi soledad en solitud. Lo importante –me dijeron– no es descubrir quién quieres ser, sino quién necesitas dejar
de ser”.

Sobre quiénes cree que debemos dejar de ser, añade. “Hemos asumido una especie de botarga, un disfraz, una máscara para todo, como papás, empleados, vecinos, pareja, ciudadanos; pero a veces perdemos el control. Debemos dejar de ser esas apariencias, abandonar el querer ser para convertirnos en lo que somos”.

 

Tiempo de reflexión

 

El autor de la novela de ficción política Coro de monólogos (2012) está convencido de que El infierno en doce pasos llega a los lectores en el mejor momento, tras nueve meses de encierro por la pandemia, lapso que ha dado oportunidad de reflexionar.

Viene mucho a cuento, pues vivimos un confinamiento que nadie esperaba. A nivel familiar e individual se están experimentando muchos trastornos emocionales, depresiones, angustia, ansiedad, divorcios, separaciones, violencia intrafamiliar, porque la gente se está enfrentando a algo que no quería: a sí mismo.

Vivimos con muchos distractores: fama, entretenimiento, dinero, belleza, poder, estatus, el trabajo, el consumo, que nos impiden enfocarnos en el yo interno. Y la pandemia ha obligado a hacer una introspección. Es afortunado el momento en que puedo compartir esta historia de gente que ha podido salir adelante gracias a la introspección”, indica.

Concluye que el problema es que en la era de la tecnología, la información, las redes sociales y la virtualidad no existe la espiritualidad. “El título de la novela se debe al programa de los 12 pasos que aplica la asociación Oceánica para “reestructurarte, realizar un inventario de quién eres en lo bueno y en lo malo y hacer un relanzamiento de ti mismo a partir de lo bueno, arrojar luces para salir de tu laberinto. Te enseñan a construir, de tus fortalezas, tu nueva realidad”.

 

 

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