Logo de Excélsior                                                        
Expresiones

Gore Vidal, poscrito del canon

El autor, entre otras novelas, de ‘Lincoln e Imperio’ hubiera cumplido ayer 95 años

Rafael Miranda Bello/Especial | 04-10-2015

CIUDAD DE MÉXICO.

El escritor y ensayista estadunidense Gore Vidal creía, y alguna vez dijo al crítico Harold Bloom con “amarga elocuencia”, que “su franca orientación sexual le había negado la categoría canónica”. Pero si bien la publicación de la novela La ciudad y el pilar de sal (1948), en la que abordaba una relación homosexual masculina con un estilo “plano, gris, e imparcial”, le atrajo reacciones negativas matizadas por el escándalo y la censura, según la opinión de Bloom en el libro El canon occidental, lo que en verdad ocurría era que las mejores obras de Vidal eran novelas históricas, “un subgénero que parece haber quedado permanentemente devaluado (y que) ya no conseguirá la canonización”, sentenciaba el crítico.   

Entre Montaigne y Oscar Wilde

Registrado por error como Eugene Louis Vidal en su certificado de nacimiento, Eugene Luther Vidal Jr. había nacido el 3 de octubre de 1925 en la academia militar de West Point, Nueva York, en donde su padre era instructor de aeronáutica. Bautizado dentro de la Iglesia episcopal a los 14 años, añadió el apellido Gore en su certificado y prescindió de sus dos primeros nombres por motivos literarios. Fue criado en Washington, en la casa de su abuelo materno, un senador demócrata que había participado en la fundación de Oklahoma. En 1943 se enlistó en el ejército y cumplió tres años de servicio, de los que pasó la mayor parte del tiempo hospitalizado a consecuencia de un padecimiento en la pierna, situación que aprovechó para escribir su primera novela, Williwaw (1946), con la que obtuvo un incipiente reconocimiento de crítica y público. Durante un tiempo se ganó la vida escribiendo obras de teatro —The Best Man (1960) se estrenó en Broadway con éxito—, guiones para televisión y cine —estuvo involucrado en la adaptación de Ben-Hur, dirigida por William Wyler (1959)—, y más tarde publicó Juliano, el Apóstata (1964), y un ciclo de obras históricas: Crónicas americanas, formado por Washington, D. C. (1967), Burr (1973), 1876 (1976), Lincoln (1984), Imperio (1987), Hollywood (1989) y La edad de oro (2000). 

Prolífico y lúcido ensayista, a quien el editor Jason Epstein definía como “la versión americana de Montaigne”, sus constantes e incisivas críticas a su gobierno se recrudecieron tras el 11-S. Estuvo involucrado en célebres polémicas con Truman Capote y Norman Mailer —quien incluso le lanzó un cabezazo antes de aparecer en un programa de televisión por haberlo comparado con Charles Manson—, y debido a sus veloces y punzantes aforismos —“Escribe algo, aunque tan sólo sea una nota de suicidio” o “El estilo es saber quién eres, lo que quieres decir y que no te importe”– fue llamado “el Wilde de nuestros días” por el escritor Christopher Hitchens.

Además de la novela Myra Breckinridge (1968), escribió los libros autobiográficos Una memoria (1995) y Navegación a la vista (2006). Falleció de neumonía, en Los Ángeles, el 31 de julio de 2012.

www.paracaidismos.wordpress.com

rafamirandabello@gmail.com

 

Te recomendamos

Tags

Comparte en Redes Sociales