Brasil recibe arte mexicano en la Bienal de Sao Paulo

CIUDAD DE MÉXICO, 22 de junio.- Si bien tienen sus propios conceptos estéticos, los artistas mexicanos Agustín González (1978), José Luis Lándet (1977), Israel Moreno Moris (1978) y Omar Barquet (1978) coinciden en el uso del dibujo, la gráfica e incluso la fotografía como lenguajes para sus obras que, en conjunto, establecen un discurso del arte “joven” del país.

Así lo consideró el curador Adriano Casanova, quien encontró en el cuarteto una visión “fresca” del arte mexicano que además de posicionarse en la escena internacional mantiene sus referencias históricas, como detonador de nuevas propuestas estéticas.

“Es una generación de jóvenes artistas mexicanos que tienen una proyección importante en Latinoamérica, pero al mismo tiempo desarrollan sus trabajos individuales teniendo como referencia de la estética el arte mexicano”, dijo en entrevista.

A ello refiere Colectiva México, exposición que se presenta dentro de las actividades previas a la Bienal de Sao Paulo, que se realizará en septiembre próximo, con la obra más reciente de los cuatro creadores y que se caracteriza por la confrontación de sus piezas.

La muestra –con pintura, instalación, ensambles, collage, impresiones y objetos intervenidos– es una colaboración entre la brasileña galería Baró y la mexicana Arroniz.

Casanova detalló que es cierto que cada artista atiende a conceptos diferentes y podría haber distancia entre ellos, pero al mirar su obra en un solo espacio permite hacer un mapeo de lo que ocurre en la estética no sólo de México sino de Latinoamérica, al compartir la generación y el contexto social que determina en mucho su trabajo.

Quienes integraron el colectivo Segundo Piso –ya desaparecido– también concuerdan en que el diálogo entre sus piezas se logra a partir de su preocupación por generar un trabajo no sólo expositivo sino crítico; a veces a manera de catarsis personal.

“Yo creo que el común denominador es el proceso y no sólo de seleccionar obras sino de un debate de ideas y compartimos el hecho de encontrar elementos del pasado y presente y los comenzamos a mezclar en un nivel más profundo”, comentó Agustín González, quien encuentra en el dibujo un “dispensador” de ideas.

El artista presenta cinco dibujos abstractos que versan sobre la concepción del infinito. Para González son pasajes “poéticos y místicos” con diferentes lecturas de lo que entiende como inmortal.

“Son escenas desarrolladas en un periodo de dos o tres años, atemporales, hechas sobre papel, donde hay una constante a nivel de la imagen y el proceso”, acotó el artista al precisar que su imaginería es una suerte de enciclopedia visual que guarda lo que estudia, lo que mira, lo que vive.

Mientras que Moris exhibirá obra que refiere a la violencia, pero no en una representación del crimen organizado sino la personal, la íntima, que concluye en la muerte del individuo, no precisamente física.

Es el caso de los óleos en los que es explícito que un hombre se ahorca aunque jamás se ve el cuerpo; lo mismo la serie de plásticos negros colgantes que buscan generar vértigo por sus formas abstractas y aluden a la brutalidad humana.

En tanto, José Luis Lándet presenta 19 cuadros hechos lo mismo con fieltro que cera y pintura en los que recrea paisajes románticos idealizados. “Es un trabajo más intuitivo en el taller, que me gusta pensarlo como un laboratorio”, acotó quien también trabajó con materiales de bodega de la galería brasileña.

Omar Barquet recurre al lenguaje del diseño, las artes plásticas y objetos cotidianos obtenidos de la calle para crear collages de imágenes abstractas en las que el individuo es vulnerable ante su entorno.

“Entre los cuatro hay relación en el pensamiento y el uso del material como una especie de devenir, se dan discusiones filosóficas, literarias, cada uno desde su propio contexto, sus colonias”, concluyó Lándet.